Criptosecta: «No reconozco a mi hijo, es otra persona»
► Miles de jóvenes españoles habrían sido captados por IM Academy bajo la promesa de formación financiera
AlosAlos padres de Nacho (nombre ficticio) les pareció buena idea cuando se lo contó. Un amigo del colegio le había hablado de una academia «online», IM Mastery Academy, que daba cursos de criptomoneda y se había apuntado. Ni el precio de la matrícula, 200 euros, ni la cuota mensual, que rondaba los 150, les despertó ninguna sospecha. Hoy, cuatro meses después, Nacho ha dejado el colegio, se ha ido de casa y vive en un «piso patera» (donde ha cogido la sarna) con otra docena de chavales. ¿Cómo ha sido posible? Su padre, Ricardo, explica a LA RAZÓN a través del teléfono la metamorfosis que ha obrado en su hijo de 16 años una organización que califica de secta.
«Al mes de empezar, Nacho ya venía a casa entusiasmado, excesivamente eufórico, como fanatizado. Decía que esta gente era increíble, que había encontrado por fin su camino y que ya no quería ir a la Universidad. Les venden que van a vivir sin trabajar y se van a hacer ricos en un cuarto de hora. Les engañan mostrando en redes sociales una vida falsa de viajes, coches deportivos y mujeres guapas. Merman su personalidad hasta convertirlos en otros. Yo ya no reconozco a mi hijo».
Esa supuesta formación en «trading» que ofrecen es, en realidad, la excusa de una estafa piramidal clásica: «Cualquiera que sepa de esto mínimamente se da cuenta de que el curso no vale nada, está al alcance de cualquiera por Internet y gratis. El tema empieza cuando les dicen que para dejar de pagar la mensualidad tienen que meter a tres personas más. En eso consiste todo, en captar más y más gente. Lo llaman ‘‘network marketing’’».
Una vez que han logrado esas incorporaciones, empiezan a ganar dinero y ascienden en el organigrama; de Platinum 150 (euros) a Platinum 600 y así hasta la cúspide («chairman», con 30.000 por debajo ). Las cantidades son pequeñas y siempre acaban revertidas en la plataforma de una u otra forma.
Es verdad que este esquema Ponzi no es nuevo. De cuando en cuando surgen estafas con el mismo «modus operandi», pero en esta ocasión las víctimas son miles de jóvenes, muchos de ellos menores de edad, que dejan el colegio a medias, prometedoras carreras de Ingeniería o de Matemáticas sin apenas empezar y que acaban cortando con sus familias.
El «lavado de cerebro» de IM Academy les convierte en un Ejército de lo que ellos llaman «emprendedores» que solo viven para la organización. Llevan el mismo corte de pelo, la gorra para atrás, cambian su manera de vestir y hasta adquieren un acento similar. Hablan rápido, moviendo mucho las manos, y repiten como un mantra las mismas frases que han aprendido de sus «líderes» a través de vídeos de Instagram, reuniones por Zoom, o encuentros presenciales. El fin de semana del 9 de abril 9.000 jóvenes de todo el mundo acudieron a Badalona a uno de esos macroeventos en el Palacio Municipal de Deportes pese a las denuncias de varias asociaciones.
La formación que debía ser económica pasa muy pronto a ser una de autoayuda de manual. Muy del estilo del libro «El secreto», con mucha referencia a «energías», visualizaciones, podcast de crecimiento personal, rituales de agradecimiento, yoga e incluso dios. Un batiburrillo pseudoespiritual que, en el fondo, alimenta las ganas adolescentes de pertenecer a un grupo, el ansia de sentido y propósito en la vida. Todo ello aderezado con mucho afecto de los «bros», que ellos llaman «efecto hoguera».
Según Sara, otra de las madres consultadas por este periódico, «les enseñan a sonreír mucho, de una forma casi ridícula. También emplean técnicas de respiración rápida y la marihuana para relajarse». Su hijo acaba de volver a casa, pero ella no canta victoria después de un año sin saber nada de él. «Los alejan por completo de nosotros. Les
dicen que no deben escuchar mensajes negativos de gente perdedora. Los padres pasamos de referentes a simples mindundis que pagan impuestos y tragan con el sistema». Sara cree que la mayoría vuelve para reponerse, porque acaban enfermos y agotados de malvivir y malcomer, aunque siguen metidos en lo mismo. En este momento concreto, «muchos están con nosotros solo para ahorrar el dinero suficiente con el que acudir al macroevento que se celebrará en Dubai a principios de octubre».
Ella dice que le impresiona escuchar a su hijo tratar de convencer a otros con mentiras como que «él antes también era un desastre». Nada más lejos de la realidad, era de los tres mejores de su curso. Sara tiene comprobado que a la academia le interesa atraer a chavales (la mayoría son chicos) con expedientes académicos brillantes, deportistas y carismáticos. Personas con un atractivo determinado que serán capaces de inspirar a los nuevos.
Esta madre considera que el negocio de IM Academy está virando. Debido a la publicidad negativa que aparece en los medios de comunicación, el «network marketing» que antes obligaba a los adeptos a realizar hasta cien llamadas telefónicas al día y a contactar a 20 personas nuevas, está dejando paso al «trading». Una vez más, deben convencer a incautos de que inviertan en Forex (mercado de divisas) a cambio de una comisión. La cúpula se lucraría de cada operación (exitosa o no) de los de abajo por proporcionar supuestamente indicaciones de los mejores valores a través de grupos cerrados de Telegram. En el argot de la academia estos consejos bursátiles se denominan «señales», una práctica ilegal en nuestro país. Esta periodista comprobó cómo a los pocos minutos de seguir a IM Academy en Instagram recibía varios mensajes con propuestas para obtener cuantiosas ganancias en Forex a cambio de una comisión.
El volumen de afectados por esta criptosecta es aún difícil de calcular. La investigación llevada a cabo por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional, bautizada como «Operación Carcoma», se saldó el pasado mes de marzo con la detención de ocho presuntos cabecillas de la trama gracias a la denuncia de la asociación Red de Prevención Sectaria y del Abuso de Debilidad (RedUNE). En este momento, la Policía estaría analizando el contenido de los teléfonos de los arrestados, a los que se acusa de estafa, publicidad engaños ay pertenencia a organización criminal. Todos están en libertad provisional.
Juantxo Domínguez, presidente de RedUNE, asegura que la primera vez que tuvieron conocimiento de este grupo fue en noviembre de 2020. «Como pronto habrían empezado a operar en España en 2018. Christopher Terry y su mujer la crearon en EE UU en 2013 y pronto dio el salto a Latinoamérica y Europa. Ha corrido como la pólvora y en ocasiones se ha visto obligada a adoptar otros nombres», explica por teléfono.
El abogado Carlos Bardavío, uno de los mayores expertos en sectas de España, fue el encargado de interponer la denuncia que provocó el trabajo policial. Reconoce que «la trama es muy compleja» y tiene varias derivadas. Además de publicidad engañosa y estafa, IM Academy podría estar incurriendo en un delito contra los trabajadores y la Hacienda Pública :« Tienen aun ejército de chavales trabajando para ellos, sin cotizar yen condiciones de esclavitud ». Según otra fuente que pide mantener el anonimato, «los ponen a limpiar cristales de coches, a hacer de relaciones públicas en discotecas o a repartir propaganda de restaurantes en los semáforos. Trabajos fáciles, precarios, de los que no ganan nada. Lo entregan todo».
Este periódico ha logrado ponerse en contacto con la academia para conocer su reacción a la operación policial y las denuncias de los afectados. A través de la agencia de comunicación española «LF Channel», IM Academy asegura que su actividad «no es de tipo piramidal sino que se basa en una estructura multinivel de comisiones, una práctica permitida por la legislación española para la venta de servicios online de educación». Además, se desvinculan de posibles casos de mala praxis de los supuestos emprendedores, que ellos llaman «Independent Business Owners (IBOs)», y que serían los «responsables de su propia representación legal en su calidad de autónomos».
«Tienen a un Ejército de chavales trabajando para ellos como esclavos y sin cotizar»
Carlos Bardavío, abogado