Adicciones
Paloma Pedrero
SiempreSiempre recuerdo responder a Liza Minelli, cuando le preguntaron por su problema con el alcohol, que sí, que ella tenía el gen. Se refería al gen heredado de su pobre y maravillosa madre. Aquella afirmación tan rotunda y apesadumbrada me dejó de piedra. Mi padre también era alcohólico, aunque yo afortunadamente no creo haberlo heredado. Mis problemitas han estado más cerca de los antecedentes maternos: ansiedad y distimia, que es esa depresión leve pero continuada que fastidia lo suyo. Mi carácter y físico también han sido de madre, aunque tengo hermanos más a mi padre y una, la mayor, que se libró de todo mal mental. Siempre pienso que ella se libró porque tuvo la suerte de vivir unos años de amor entre mis padres.
He buscado estudios al respecto y hay teorías de todo tipo. Como siempre están los que todo lo achacan a las vivencias y claman por la psicoterapia pura y dura. Suelen ser psicólogos, claro. Luego están los psiquiatras y neurólogos, dados a culpar a trastornos biológicos y fisiológicos las adicciones. Estos nos cuentan como la Ciencia nos permite visualizar el cerebro adicto y como se ha demostrado que existe una un gen que tiene un importante papel en numerosos grupos neuronales y sobre todo en la dopamina, muy relevante en las adicciones. Los sociólogos achacan fundamentalmente al sistema los males de la mente.
En fin, que los humanos somos muy científicos y muy listos, pero apenas sabemos nada de lo humano y nos morimos sin conocernos ni a nosotros mismos. A pesar de eso, creo que todas las corrientes tienen una parte de razón. Una niña como Liza Minelli que vive en una familia desestructurada, tendrá vivencias pavorosas en la infancia, y su sensibilidad se verá afectada por un entorno que no sabe, ni ofrece los recursos necesarios para resolver la enfermedad de las adicciones. una sociedad que excluye violentamente a todo aquel que se salga de la norma y no produzca sin parar. En fin, tendrá que ser el dios de cada uno el que nos asista.