La Razón (Cataluña)

Francisco Martínez Nadal gana mientras sigue buscando

► El balear vence a Berankis en segunda ronda de Wimbledon mientras continúa con la adaptación a la hierba

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Morderse el labio inferior, llevarse los dedos a la parte alta de la nariz, cerca de los ojos; decir que no con la cabeza... Son los gestos habituales en Rafa Nadal cuando las cosas no le están saliendo bien, cuando no se siente cómodo. Y en su partido contra el lituano Ricardas Berankis ofreció varios de ellos. Pero el español es de los deportista­s que mejor sabe aceptar la situación y ponerse manos a la obra, sean como sean las circunstan­cias, en busca de la victoria. El resultado de su segunda ronda en Wimbledon al comienzo podría ser sinónimo de un partido cómodo, pero no lo fue, y eso quedó patente en que volvió a ceder un set: 6-4, 6-4, 4-6 y 6-3. Pero al final hizo lo que debía: ganar mientras sigue adaptándos­e a la hierba y buscando sensacione­s.

Tras tres años sin participar en Wimbledon es normal que hagan falta unos plazos. El propio Nadal habla de «sobrevivir» como sea las primeras rondas, de pasar horas en pista... Es el mismo deporte: golpear a la pelota con la raqueta; pero cambian muchas cosas, hay que jugar más flexionado, la bola se desliza en lugar de subir después de botar, no se puede resbalar como en tierra y hay que ir con cuidado en los apoyos, sus tiros con efecto hacen menos daño... Todo va más rápido y eso requiere de hacer memoria, porque el zurdo sabe moverse ahí, donde ha jugado cinco finales y ha ganado dos. Pero, de momento, en sus dos primeros partidos, se le ven errores poco habituales en él, muchos fallos con la derecha, gestos raros al golpear... Aunque no tanto como para costarle el triunfo.

Lo bueno (para Nadal) es que Berankis es un tenista que no tiene en el saque un arma poderosa, lo que puede convertir un partido sobre verde en una tortura. No le da demasiados puntos sin esfuerzo. Pero sí es un jugador con una actividad de piernas y una velocidad de manos fantástica: en un gesto rápido, golpea la bola montándose en ella para pillarla en trayectori­a ascendente, sobre todo con el revés, y quita con ello tiempo de respuesta a quien está al otro lado de la red. También mostró una mano finísima en la volea, porque sube mucho a la red y después finaliza dejando la bola muerta, como si la pinchara. A trompicone­s se movió el primer set hasta que llegó el juego de la verdad, el 5-4, donde lo que suceda puede ser decisivo y el lituano tembló.

Ya tenía la ventaja Nadal antes de afrontar un segundo set con más actividad y con ambos contrincan­tes sufriendo al saque. Berankis fue el primero en lograr la rotura, la recuperó Rafa, y otra vez con 5-4 resolvió el español al resto. En ese momento se empezó a ver una mejor versión del zurdo, tirando con más determinac­ión, más profundo y seguro. A veces le salía, pero le faltaba tener continuida­d. A ratos sí se veía la derecha que ha convertido al español en una leyenda y poco a poco tuvo también la confianza para lanzar el revés con mucha intención. El viento era otro factor a tener en cuenta y al que había que habituarse, también el culpable de algunos de esos extraños errores que cometieron los dos tenistas.

También comenzó Rafa el tercer set con un break en contra. Le restaba muy veloz Berankis, adivinando la dirección y lanzándose a por la pelota, lo que hacía que cuando el español quería reaccionar ya la tenía en las piernas. En este partido, pese a ser hierba, el servicio no era lo más importante, aunque resistió el lituano en un tercer parcial que jugó de manera extraordin­aria. Supo mantener su ventaja con golpes de revés que por momentos parecía poner donde quería. Pero no logró mantenerlo en el tiempo. Nadal borró rápido lo sucedido y logró una rotura nada más comenzar el cuarto parcial. Ya sí se le hizo todo muy cuesta arriba al lituano.

Como si de una fotocopia de la primera jornada contra Cerúndolo se tratara, cuando se vio en dificultad­es de verdad fue cuando mejor jugó Rafa, desbordand­o por fin a su oponente. Todavía quedaba un último giro de guion, un poco de suspense cuando empezó a llover y el encuentro se tuvo que parar para poner el techo a la pista. Sólo retrasó la victoria del manacorens­e, que ya iba mandando por 3-0. Se paró el choque como media hora, lo que suele generar cier

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errores no forzados cometió Rafa, cinco más que su rival, algo que suele ser poco habitual

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veces subió a la red (para ganar siete puntos), pocas para lo que suele hacer Rafa en Wimbledon

ta incertidum­bre, también porque cambiaban las condicione­s sin viento. Empezó Berankis con un saque casi directo para poner el 3-1 y después Nadal arrancó con una doble falta. No parecía el mejor regreso, pero a partir de ahí se siguió viendo al Rafa más contundent­e del arranque de ese cuarto parcial. «Ahí he podido jugar mejor, más agresivo», confesaba después a pie de pista.

En la tercera ronda le espera el italiano Lorenzo Sonego, un rival que también le puede poner en dificultad­es, de caracterís­ticas similares a los que ha tenido hasta ahora: no es un sacador pero sí es un jugador que está mostrando un tenis valiente y finura en los intercambi­os. Eso será mañana. Y Nadal aprovechar­á cada segundo que tenga. «La victoria me da la oportunida­d de seguir mejorando, por eso estoy feliz», confesó Rafa, que admitió que al principio había cometido demasiados errores (acabó el encuentro con 39 no forzados, cuatro más que su rival, algo que no suele suceder casi nunca). «Aunque las cosas no sean perfectas, acepto el desafío y siempre intento pensar en positivo para tratar de hacerlo mejor en el siguiente punto», añadió.

 ?? REUTERS ?? Rafa Nadal volvió a saber hacer frente a las dificultad­es y se impuso por 6-4, 6-4, 4-6 y 6-3
REUTERS Rafa Nadal volvió a saber hacer frente a las dificultad­es y se impuso por 6-4, 6-4, 4-6 y 6-3

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