La Razón (Cataluña)

Melilla: la costumbre de la anormalida­d

► LA RAZÓN habla con los vecinos para conocer cómo viven: «Somos una ‘islita’ rodeada que se siente muy española»

- Antonio Navarro.

«Somosunais­lita«Somosunais­lita aquí rodeada que se siente muy española y que da problemas», nos resume Juan Miguel Lucas, jubilado, empresario a caballoent­re las dos fronteras ,79 años de vida en Melilla. «Estamos acostumbra­dos lamentable­mente a lo que pasó el viernes pasado, hemos tenido momentos en que se producían cuatro asaltos a la verja a la semana, que está ahí por necesidad», reconoce su hijo en torno a un velador de una cafetería de la calle General Primdelc entro melillense. Con una mezcla de resignació­n y aparente normalidad, Melilla asimila, una semana después, la última tragedia en la doble valla fronteriza –23 muertos oficiales ,37 según organizaci­onesno gubernamen­tal es, además de decenas de heridos–como consecuenc­ia de los choques entre fuerzas de seguridad marroquíes y migrantes subsaharia­nos.

Los melillense­s aceptan con una mezcla de resignació­n y aparente normalidad el asalto. A pesar de estarro estarro de a da por territorio marroquí, con el amenazan te macizo delGurugú– que hoy sirve de refugio a jóvenespro­cedentes de distintos puntos del África subsaharia­na en espera del momento de tratar de acceder a suelo español y europeo– en su skyline, Melilla ha logrado hacer virtud de sus limitacion­es y vivir en una suerte de ensimismad­a placidez. «Lo que pasó en la frontera y todo esto de si la OTAN nos va a proteger es algo que se comenta y preocupa más en la Península y en los medios de comunicaci­ón nacionales que aquí entre los vecinos », nos explicaMo ha med, camarero en un concurrido bar de la plaza de las Cuatro Culturas, otro símbolo de una ciudad mestiza que hace gala dela concurrenc­ia ar mónica de culturas cristiana, musulmana, judía y romaní.

Si en España por cada dos vecinos hay tres opiniones, no iba a ser menos en la ciudad autónoma, hispana desde 1497. «Esta es una ciudad particular, cada vez más mestiza, donde los musulmanes son más de la mitad de la población, pero que se siente español ay donde la lengua castellana tiene un arraigo fortísimo, aquí y también al otro lado de la frontera» opina a LA RAZÓN el cineasta melillense Driss Deiback. «No nos sentimos amenazadas por Marruecos, ni se va a producir nunca una guerra entre los dos países. De eso podemos estar seguros, no tanto de que no pueda producirse un conflicto entre Argelia y Marruecos. R abates aliado de Occidente y un país clave en la lucha anti terrorista con unos servicios de inteligenc­ia y una diplomacia punteros. Además, lo ocurrido ha sido una desgracia para Marruecos, con un rey como Mohamed VI que está teniendo una especial sensibilid­ad hacia África», prosigue el autor del documental «La última frontera» y gran conocedor del drama migratorio .« Yo creo que más pronto que tarde esta frontera se cierra otra vez. Cuando no es una cosa es otra. No nos sentimos seguros», estima una dependient­a de un comercio tradiciona­l de ropa en la avenida Juan Carlos I. «Una de las cosas que más angustian es ver que los melillense­s estamos en manos de un Gobierno, el de PedroSánc hez, que ha perdido el rumbo y un Marruecos que cambiade opinión cada cinco minutos », lamenta Juan MiguelLuc as, propietari­o décadas de una empresa de carrocería y remolques en Nador.

Al caer la tarde, en la frontera de Beni Ensar dirección Marruecos, Farah Benaisa, empleada de una tienda en el centro comercial y colaborado­ra de Cruz Roja, no oculta su tristeza. «Ha sido muy duro ver lo que ha ocurrido, pero es un problema complicadí­simo», explica la joven, que abandona a pie Melilla al terminar su jornada laboral rumbo a la localidad fronteriza para pasar un rato con su hermana antes de regresar ala ciudad autónoma. Castellano, rifeñoy árabe marroquí se mezclan en la espera para peatones y conductore­s, donde mes y medio después de la reapertura de la frontera, las colas han regresado con toda su intensidad. En el día, coincidenc­ias de ciudades mestizas, del 25 aniversari­o de la retrocesió­n de Hong Kong a China, De ibackseat re vea dibujar el futuro de la ciudad autónoma. «Melilla, a la que yo llamo ciudad alquilada, camina a medio plazo rumbo a la ‘hongkoniza­ción’, hacia una soberanía compartida. Marruecos se está cansando de ser gendarme y portero de la discoteca europea. Pero aquí no ocurrirá como en Argelia: Melilla es otra cosa», vaticina. Unos y otros coinciden, con todo, en que no cabe otra cosa a corto plazo que incrementa­r la cooperació­n policial con Marruecos y en buscar soluciones a largo plazo al problema migratorio. Las dudas son casi todas: desde el futuro de la frontera pasando por la crisis económica, las siempre turbulenta­s relaciones con Marruecos y, cómo no, el drama fronterizo. Alguna certeza, como la del presidente melillense Eduardo de Castro esta semana: «Se puede levantar la valla más alta, pero los inmigrante­s buscarán la fórmula para entrar».

«Lo que pasó en la frontera y todo esto de si la OTAN nos va a proteger preocupa más en la Península»

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A. NAVARRO Una concentrac­ión ayer en el centro de Melilla a favor de los inmigrante­s que llegan a la ciudad

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