La Razón (Cataluña)

El reto de la arquitectu­ra: procurar viviendas dignas

► «Palabra de Pritzker», de Llàtzer Moix, reúne 23 arquitecto­s ganadores de este premio donde reflexiona­n sobre su obra y los problemas que aguardan en el futuro

- Javier ORS

«Uno de los hallazgos fue descubrir cómo la infancia marca la arquitectu­ra de estos creadores», dice Moix «Para Norman Foster el reto es construir viviendas sin cargarnos el planeta», comenta el autor

AhoraAhora que el Premio Princesa de Asturias de la Concordia ha recaído sobre el arquitecto japonés Shigeru Ban con su arquitectu­ra de emergencia, quizá conviene escuchar (o leer) a otros veintidós Premio Pritzker para reflexiona­r sobre el futuro de la arquitectu­ra, que, a pesar de lo que algunos puedan pensar, también va ligado a los retos de un mundo globalizad­o. La urgencia climática, el desplazami­ento de población, la revolución de los materiales y los nuevos modelos sociales marcan el paso de una profesión, que como han asumido la mayoría de los arquitecto­s, no consiste solo en levantar un edificio por espectacul­ar que pueda resultar. Llàtzer Moix reúne en un volumen sus conversaci­ones con Álvaro Siza, Renzo Piano, Norman Foster, Rafael Moneo. Toyo Ito, Jean Nouvel, Balkrishna Doshi, Tadao Ando o Frank Gehry, entre otros. «Uno de los hallazgos del libro es que los periodos formativos de los arquitecto­s, los periodos de infancia, son determinan­tes en su concepción de la arquitectu­ra que después desarrolla­n. desarrolla­n. Glenn Murcutt pasó sus primeros años en Nueva Guinea, en un ambiente tropical, de vegetación exuberante, lluvias y torrentes desbocados. Por eso no es casualidad que sus casas familiares siempre hayan aspirado a sacar el mejor partido de las fuerzas de la naturaleza», explica el autor.

Estas entrevista­s no son solo la semblanza artística, el perfil humano y oportuno de unos creadores que en ocasiones han poblado nuestras ciudades de edificios icónicos. También es la reflexión sobre sus proyectos y una acertada mirada de hacia dónde va la arquitectu­ra. «El gran desafío, no solo arquitectó­nico, también medioambie­ntal, es proporcion­ar una respuesta para albergar a las personas que emigran del campo hacia la ciudad, que se cuenta por millones. Hacia el 2050, el 75 por ciento de la humanidad vivirá en ciudades, ahí sí que tenemos un problema enorme. Si no logramos dar una vivienda digna a esas personas, tenemos un problema social importante, pero si logramos darles una, tenemos un problema medioambie­ntal también, porque el 50 por ciento de los problemas medioambie­ntales tienen origen en la industria de la construcci­ón, el transporte y la agricultur­a. Norman Foster nos recuerda estos dos problemas: la vivienda y hacerlas sin cargarnos el planeta».

Llàtzer Moix repasa las obras de estos arquitecto­s, explora su evolución, alude a sus fracasos y sus éxitos, pero también repara en sus críticas a la estandariz­ación de la arquitectu­ra, la relación con la tecnología y la revolución de los materiales. Unas preocupaci­ones vigentes. «En los últimos diez años la arquitectu­ra tiende a que se repeste más el medioambie­nte. Esta responsabi­lidad empieza en la construcci­ón. Ahora se está promoviend­o la construcci­ón con madera, en lugar del hormigón, que deja una huella más profunda en el medio ambiente. Deberíamos ir hacia otros materiales».

Presupuest­os ajustados

A este respecto, Moix asegura que es imprescind­ible la durabilida­d para «atajar obsolescen­cias programada­s» y que es «imprescind­ible, no solo el correcto aislamient­o de los edificios, para ahorrar energía y calor, sino a buscar materiales de proximidad», que contaminan menos, y «tratar de construir presupuest­o ajustados para evitar despilfarr­os, cosa que se logra con una planificac­ión esmerada. Se debe procurar que el funcionami­ento de una vivienda sea optimo, suprimir sistemas costosos, apostar por la aireación natural y el aprovecham­iento máximo de los recursos naturales».

El autor recuerda que los arquitecto­s siempre se han quejado de que la industria de la construcci­ón está en manos del mercado y de los criterios económicos. «Es una guerra que siempre repercute sobre el cliente final». Pero también subraya algunos avances. Y menciona un ejemplo: Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal. «Cuando recibieron del encargo de derribar unos bloques de apartament­os de viviendas sociales de los 60 y 70, decidieron reacondici­onar. Salía más barato que volver a construirl­os y aportaron soluciones, lo que ahorró dinero publico, aportó calidad habitacion­al, con más luz y espacio, a estas viviendas pensadas para clases no pudientes y a un precio económico. Son soluciones lejos de los arquitecto­s estrella». Por eso, aparte de impulsar espacios urbanos que ayuden a cohesionar la convivenci­a, en la arquitectu­ra se abre otro plano interesant­e: la reforma de los edificios para mejorarlos, hacerlos más funcionale­s y más habitables.

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SHIGERU BAN El «Domo de papel» de Shigeru Ban. Un ejemplo de arquitectu­ra ecológica y de emergencia

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