Reporteros
Vaya,Vaya, desde aquí, mi admiración y mi cariño a mi compañera Susana Ahijado, del programa Espejo Público de Antena3. Ayer, y en medio del terrible suceso acaecido en Santovenia de Pisuerga, en Valladolid, esta periodista cuidó a otra reportera joven de la cadena de la competencia. La protegió de esos macarras que aparecen en este tipo de situaciones para «proteger a los suyos» mientras hay un hombre muerto, un guardia civil que (a la hora del cierre de este artículo) aún lucha por sobrevivir y mientras el causante de toda esa tragedia ha permanecido trece horas atrincherado con un rehén. La rodeó con su brazo y se colocó delante de los que increpaban a la reportera más joven, evitando que la cosa llegara mucho más lejos. Eso también es ser periodista. Hacer respetar tu trabajo y el de todos y, cuando necesitan de tu oficio, de tu experiencia, aportarla también en los momentos complicados.
Susana Ahijado es una experimentada reportera de Antena3 de Castilla y León, una de esas magníficas reporteras y reporteros de las delegaciones de las televisiones que se conocen al dedillo todos los rincones de su región, que ponen nombres y apellidos en todos los pueblos, que saben qué puerta tocar, qué códigos son imprescindibles y sagrados, saben que el respeto es fundamental para esas vidas con mucha menos prisa que en las ciudades. Que se tragan guardias sin cambio de turno, que los fines de semana no apagan el móvil, que no tienen horas si ocurre un imprevisto y que formanalgo más que un equipo. Servidora, que conoce bien la radio local, sabe de sobra lo extraordinariamente bonita que es esa información y sabe que, para ellos, no todo es llegar a la capital. Les gusta su terreno y lo ponen el valor. Efectivamente, son los compañeros que cubren las guerras, las zonas en conflicto o los países del mundo menos desarrollado los que llaman más la atención y con razón. Pero este reporterismo local es de las vertientes más hermosas de la profesión. Mi admiración para ellos.