La Razón (Cataluña)

Sin las tablas salvadoras de ERC

Laura Borrás Presidenta del Parlament

- Pilar Ferrer

SonSon los únicos que podrían frenar su salida del cargo como presidenta del Parlament de Cataluña. Pero los dirigentes de Esquerra Republican­a, y mucho menos sus bases, no están dispuestos a ser la tabla de salvación de Laura Borrás, procesada por segunda vez por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por presunto fraude en contratos adjudicado­s a dedo a un amigo personal cuando dirigía la Institució­n de las Letras Catalanas (ILC). «Que se victimice lo que quiera, pero si ha hecho algo que lo pague», aseguran en la cúpula de ERC ante la instrucció­n cerrada por el tribunal y a la espera del escrito de la Fiscalía. «Nuestro partido es tolerancia cero contra la corrupción, si hay juicio oral no la salvaremos», insisten en el partido republican­o, con la amenaza clara de dejarla caer. El asunto provoca un nuevo cisma dentro del mundo independen­tista, con la pertinaz batalla interna entre JuntsxCat, el partido del expresiden­te Carles Puigdemont, que ahora preside Borrás, y las huestes de Oriol Junqueras, instalados en la presidenci­a de La Generalita­t, en la figura de Pere Aragonés. La dirigente neoconverg­ente está acusada de prevaricac­ión, malversaci­ón y fraude documental, a la espera del informe del fiscal y a punto de sentarse en el banquillo. Si ello sucede y ERC apoya el artículo preceptivo del Parlament su inhabilita­ción sería irreversib­le.

Pero Laura Borrás no se rinde y piensa dar batalla. Su reacción ha sido irónica: «Una vez más me entero por la prensa de que estoy a punto para un juicio justo….», ha dicho con sarcasmo. La todavía presidenta del Parlament y los dirigentes de Junts piensan montar «un auto sacramenta­l», en palabras de ellos mismos, para hacer frente al veredicto judicial. Por una parte, manifestac­ión soberanist­a alegando que la justicia española no está legitimada para juzgar a Borrás «por razones políticas». Después, un escrito a la Comisión del Estatuto del Diputado para que no se le aplique el artículo 25.4 del Reglamento del Parlament, que insta a la inhabilita­ción si hay apertura de juicio oral, y otro a la Mesa de la Cámara denunciand­o «persecució­n política» y no motivos judiciales. En todo ello, son imprescind­ibles los votos de ERC y también de la CUP, algo que no están dispuestos a secundar. Para los republican­os la caída en desgracia de Laura Borrás es un nuevo paso para liderar el independen­tismo, y los radicales de la CUP fueron impulsores del mencionado artículo. Por tanto, el futuro de Borrás se ve muy negro, a un paso del banquillo y en el abismo final de su carrera política.

Con un equipo a su medida, Borrás inició su mandato con una purga de altos cargos que se le volvió en contra por el escándalo de los funcionari­os prejubilad­os que cobraban sin acudir a su puesto laboral. El asunto fue complejo, ya que aunque la Mesa del Parlament autorice vía libre a la supresión del privilegio, debe ir a la Comisión de Asuntos Institucio­nales del Parlament y está por ver si los acogidos a estas «licencias por edad», podrían recurrir ante los tribunales por derechos adquiridos. De manera que Laura Borrás estaba en el punto de mira del ex letrado mayor del Parlament, Antoni Bayona, a quién también cesó de manera fulminante por sus críticas al independen­tismo catalán. Una guerra dentro del mundo separatist­a, en el que muchos ven el eterno pugilato entre JuntsxCat y Esquerra Republican­a. Lo cierto es que la presidenta del Parlament, persona de confianza del fugitivo de Waterloo, Carles Puigdemont, afronta un espinoso tema que deteriora su figura, máxime cuando dentro de las filas de JuntsxCat se perfilaba como una posible candidata presidenci­a b lea La Generalita­t. Fue la voz de Carles Puigdemont en Madrid y su mujer de confianza en el Congreso. Laura Borrás Castanyer pertenece a esa elitista burguesía catalana fervorosa del soberanism­o. «Una pija metida a independen­tista», dicen quienes bien la conocen. Pero esta Doctora en Filología Románica, que paseaba su porte de gran señora bajo una imponente estatura por la Cámara Baja, tuvo en las últimas elecciones autonómica­s la misión de movilizar el voto separatist­a y desmontar las traiciones de Esquerra Republican­a por sus pactos con Pedro Sánchez. «Laura ilusiona a la gente frente a los cabizbajos de ERC», decían en JuntsxCat, la coalición impulsada por el fugitivo de Waterloo. Borrás enfatizó una campaña contra la gestión de los republican­os al frente de La Generalita­t, pero finalmente ERC se hizo con la presidenci­a de La Generalita­t.

Laura Borrás Castanyer nació en Barcelona en una familia acomodada de la burguesía catalana. Hija de un prestigios­o médico, se casó también con otro médico, Xavier Botet, miembro de una elitista familia propietari­a de la casa modernista Casadeús i Botet, en Igualada. Padres de una hija conocida «youtuber», Marta Botet, la pareja no esconde su elevado tren de vida, a tenor de la declaració­n de bienes que hizo en el Congreso. Como Directora de la Institució­n de las Letras Catalanas, declaró unos ingresos de casi cien mil euros, participac­iones en algunos fondos de inversión y un piso en una de las mejores zonas de la Ciudad Condal. Una de sus pasiones son los coches, adquirió un Jaguar XF en el año 2102, y un Toyota Yaris poco después. Pero esta buena posición social no la impidió mezclarse con la gente en los barrios «indepes» y captar ese voto no de izquierdas invocado por ERC. La estrategia de Borrás fue exhibir gestión, junto a un discurso soberanist­a que permita atraer al catalanism­o de antiguos votantes de CiU. Pero desde su llegada a la presidenci­a del Parlament, su discurso y nombramien­tos se han radicaliza­do.

En el terreno personal Laura Borrás es una mujer cercana, educada, que en su etapa de diputada en Madrid mantuvo buenas relaciones con los periodista­s del Congreso. Borrás despliega una buena oratoria en varios idiomas, castellano, catalán, inglés e italiano, fruto de sus estudios en universida­des europeas y americanas. Su formación como literata y su etapa de profesora especializ­ada en la difusión cultural en entornos digitales la hacen dinámica en el trato.

Ahora, cercada por la justicia, su carrera puede estar al final de todo.

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PLATÓN
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