El último crimen de Putin: «No pudieron sobrevivir»
► Andriy Glushko consiguió escapar del bombardeo del centro comercial, pero recuerda a los que quedaron atrás
UnUn vecino deAndriy Glushko, estaba encasa cuando recibió la llamada de su esposa para decirle que había escuchado fuertes explosiones cerca y estaba asustada. Andriy se apresuró a recoger a su esposa mientras veían la enorme columna de humo en el concurrido centro de la ciudad. Consiguieron salvarse después de que el centro comercial más grande de la ciudad fuera alcanzado por un misil ruso. Pero nadie en Kremenchuk pudo evitar la conmoción y la ira por el ataque que mató al menos a 21 personas. «Constantemente veo las caras de las personas que trabajaban en el centro. Las jóvenes que trabajaban en “Comfy”, la tienda de electrodomésticos. No tuvieron ninguna posibilidad de sobrevivir». Cerca de «Comfy» impactó un misil ruso, el X-22, a las cuatro de la tarde del 27 de junio.
Una alarma de ataque aéreo en la ciudad había sonado durante unos 8-9 minutos. Los testigos afirman que muchas personas se apresuraban a salir del centro comercial, pero algunos se quedaron rezagados. Los dependientes dependientes tenían que asegurarse de que todos los clientes se habían ido y cerrar sus tiendas. Otros simplemente esperaban que pronto se acabara la alarma sin producirse ningún ataque. Las alarmas suenan varias veces cada día, a veces por horas, perjudicando el negocio y sacando los nervios a la gente. La zona alrededor del centro comercial está muy animada, con un parque infantil, estaciones de tren y autobús cerca. Muchos vecinos se apresuraron al centro para ayudar a los supervivientes a salir. Usaron sus camisetas como pasamontañas para protegerse del humo. Los bomberos, tres de los cuales ingresaron más tarde en un hospital con quemaduras y daños en los pulmones, vieron a una mujer que yacía debajo de una construcción caída. Intentaron levantarla y sacar a la mujer de debajo. No lo lograron.
Casi no queda nada de los cuerpos de las personas que se encontraban en el epicentro de la explosión donde las temperaturas alcanzaron los 1.000 grados. Incluso los que estaban más lejos dicen que sintieron que las suelas de sus zapatos se derretían mientras corrían hacia la salida.
El estado de la mayoría de los cuerpos obligó a que los familiares tuviesen que dar sus muestras de ADN para que los fragmentos de los cadáveres encontrados fueran identificados. Ayer se confirmó la muerte de 21 personas y todas menos una fueron identificadas provisionalmente.
Oksana Poshtarenko, de 29 años, fue una de las empleadas de «Comfy» que no logró huir a tiempo. Una ONG local en la que solía ser voluntaria la describe como una persona amigable, activa, que amaba la vida. Será enterrada hoy en su pueblo natal de Zvenigorodka. En un ataúd cerrado.
Alica Gavrylchenko, una escritora de Kremenchuk, sabía que la ciudad atraería la atención rusa. Se asienta estratégicamente sobre el río Dnipro que divide a Ucrania en dos partes aproximadamente iguales y podría ser un nudo logístico importante para abastecer a las tropas ucranianas. Su refinería de petróleo y su central térmica sufrieron tres series de ataques con misiles en los últimos dos meses. Sin embargo, nadie pensaba que el centro, lleno de gente, se convertiría en el próximo objetivo de los rusos. «Estoy segura de que saben muy bien cuán inexactos son sus viejos misiles. Incluso si de hecho apuntaban a otros objetos, eran plenamente conscientes de que podían herir a los civiles».