La Razón (Cataluña)

El «killer» que nació dos veces

► Dos años después de un terrible accidente, Jakobsen logró el sueño de su vida, ganar una etapa en el Tour

- Víctor Martín.

YaYa era un ciclista prometedor antes de volver a nacer. Pero, desde su regreso a la vida, Fabio Jakobsen es directamen­te un «killer». El 28 de agosto de 2020, en un Tour de Polonia desplazado de fecha por la pandemia, el neerlandés sufrió un brutal accidente durante un esprint masivo. Una maniobra dudosa de Dylan Groenewege­n lo terminó mandando de cabeza contra las vallas a más de 70 kilómetros por hora. El resultado fue dantesco.

Acabó con más de 130 puntos de sutura por todo el cuerpo. Sólo le quedó un diente en su sitio. Fractura de cráneo y nariz. Una carnicería, extremaunc­ión incluida dentro del hospital. Finalmente, joven y fuerte a sus 23 años, salió adelante. Volvió a nacer. Y lo que era un rodador poderoso capaz de meterse –e imponerse– en esprints de segundo nivel, se convirtió en una máquina de ganar carreras.

Fabio volvió a competir ocho meses después, en el Tour de Turquía 2021, sumando carreras con muchas penurias para acabar cada etapa. Hasta el Tour de Valonia del año pasado, en el que se hizo con dos etapas. El punto de inflexión. Desde entonces, siete victorias la temporada pasada –incluidas tres en la Vuelta a España, donde también ganó el maillot de la regularida­d–, y una efectivida­d de casi el 60 por ciento en las llegadas masivas.

Pero es que, en este 2022, la de ayer fue su décima victoria. Primera

de su carrera en el Tour. Y lo hizo a lo grande, entrando desde atrás en un esprint desordenad­o después de una fuerte montonera a dos kilómetros de meta. Apenas 50 corredores en un grupo estirado lograron superarla. Con el esprint lanzándose por el centro de la calzada, Jakobsen salió desde la derecha y superó a Wout Van Aert –que gracias a la bonificaci­ón logró vestirse de amarillo con un segundo de ventaja sobre Lampaert– para acabar ganando con suficienci­a.

El propio ciclista dijo después que con la victoria en Nyborg cumplía «un sueño que tenía desde hace 15 años». Y que a punto estuvo de cortarse en seco en aquella recta de meta polaca. Afortunada­mente, hoy puede decir que lo ha logrado.

El puente de Gran Belt era el punto clave de la etapa, por lo que podía pasar… y por lo poco que acabó pasando. El paso sobre esta estructura metálica, encima del mar y completame­nte a merced de la voluntad del viento, estaba marcada en rojo en los libros de ruta de todos los directores. No llevaban los ciclistas ni dos minutos dentro del puente cuando se produjo la primera caída. Un afilador mandó al suelo al líder de la carrera, Yves Lampaert, entre otros siete u ocho ciclistas. El entonces maillot amarillo se levantó relativame­nte rápido y pudo volver junto a Morkov a la disciplina del pelotón.

Poco antes, Rigoberto Urán también sufrió un percance similar. No sufrió daños aparentes y el buen trabajo de coordinaci­ón del Education First y la falta de ritmo por delante le dieron la posibilida­d de volver al grupo.

Pogacar fue otro de los que se llevó un sobresalto, en este caso en la durísima montonera ocurrida a dos kilómetros de meta. El vigente campeón no se fue al suelo, pero tuvo que parar porque no había espacio para pasar. Entró en meta con aire despreocup­ado, dando muestras de no había motivos para la alarma. Hoy, última etapa por tierras danesas antes de regresar a Francia.

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EUROPA PRESS/TWITTER Fabio Jakobsen levanta los brazos al entrar en meta
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