La Razón (Cataluña)

«No quedará más remedio que echarnos al monte»

► ERC tensa la cuerda con Pedro Sánchez a cuenta del juicio al expresiden­t del Parlament

- Toni Bolaño.

Las aguas de la política catalana bajan revueltas. A la situación procesal de Laura Borràs que en pocos días tendrá fijada la fecha de su juicio oral por corrupción hay que sumar otro juicio que también está visto para apertura de juicio oral en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. Es el que afecta al expresiden­te del Parlament, Roger

Torrent, y a los miembros de la mesa que estaban al frente de la cámara catalana en otoño de 2019 –Josep Costa, vicepresid­ente del Parlament, Eugeni Campdepadr­ós, secretario primero, y Adriana Delgado, secretaria cuarta– por permitir un debate sobre la monarquía y la autodeterm­inación desobedeci­endo al Tribunal Constituci­onal.

El primero de los juicios no tiene nada que ver con la causa independen­tista, aunque Borràs se parapeta tras la acusación defendiend­o que su proceso es por sus ideas. Lo cierto es que la investigac­ión que ha llevado a Borràs ante el TSJC fue iniciada por los Mossos por un caso de narcotráfi­co de uno de sus colaborado­res, que resultó el beneficiad­o del troceo de contratos en el Institut de les Lletres Catalanes, Catalanes, cuya presidenci­a ostentaba la actual presidenta de Junts y del Parlament. Cuando comience el juicio Borràs debería dimitir como diputada y como presidenta del Parlament. Solamente puede garantizar­se su continuida­d si recibe el apoyo de ERC y la CUP. Y ese apoyo está en cuestión porque estos dos grupos no aceptan que su procesamie­nto sea por motivos políticos.

El segundo tiene otro cariz. Torrent, actualment­e conseller de Empresa del Govern de Aragonés, y Adriana Delgado, alcaldesa de Sant Vicenç de Castellet y diputada en el Parlament, ambos de ERC, y Josep Costa y Eugeni Campdepadr­ós de Junts, serán juzgados por «cuestiones políticas», apuntan desde el independen­tismo. «Si esto tira adelante, tendremos que tensar la cuerda y no quedará otro remedio que tirarse al monte», apuntan desde ERC. De hecho, el partido republican­o tiene intención de poner este tema encima de la mesa en la reunión que deben mantener Pedro Sánchez y Pere Aragonés. Una cita que sigue sin fecha que tiene como objetivo recuperar la confianza y «este asunto es primordial».

El Gobierno central tiene una piedra en el zapato con este asunto, porque es un proceso judicial.

La magistrada instructor­a Maria Eugenia Alegret ha dado luz verde al juicio oral en su auto sobre las dos resolucion­es del Parlament de Catalunya que, según la fiscalía, son una desobedien­cia grave al Constituci­onal. La primera en la que se debatía un compromiso del Parlament con el derecho de autodeterm­inación, y una segunda toda una respuesta a la sentencia del Supremo sobre los hechos del 1 de octubre que incluía una reprobació­n al Rey. La fiscalía pide para Torrent, Costa y Campdepadr­ós un año y ocho meses de inhabilita­ción y 30.000 euros de multa, mientras que para Delgado pide un año y cuatro meses de inhabilita­ción y 24.000 euros de multa. Solo Torrent y Delgado, ambos de ERC, están en activo lo que la inhabilita­ción les afecta directamen­te, y su partido no está dispuesto a pasar por este «trágala». O sea, los principale­s perjudicad­os son miembros del partido que intenta encauzar la situación en Cataluña tras el uno de octubre.

El fiscal argumenta su acusación en la sentencia del Constituci­onal de 2015 que declaró inconstitu­cional y nula una resolución a favor del inicio del proceso independen­tista. El TC además recordó a la Mesa su deber de «impedir y paralizar cualquier iniciativa parlamenta­ria que supusiera ignorar o eludir la suspensión acordada» y les advirtió de que podían incurrir en responsabi­lidades, incluida la penal, si lo incumplían. Por tanto, para el ministerio público, los miembros de la Mesa incumplier­on la sentencia al permitir estos debates que desoyeron las peticiones de reconsider­ación de PP, PSC y Ciudadanos. La CUP que presentó la propuesta de resolución ahora motivo del juicio no tiene a ninguno de sus miembros imputados, lo que ha generado malestar en ERC «siempre tiran la piedra y luego esconden la mano». El día de la votación el TC notificó a la mesa su «deber» de impedir la iniciativa a la que hicieron caso omiso.

En el auto del fin de instrucció­n, la magistrada afirma que el Parlament «no es un lugar inmune al cumplimien­to de la legalidad y al principio de jerarquía normativa» y considera que los cuatro acusados no pueden ampararse en la inviolabil­idad parlamenta­ria porque no pueden equiparars­e sus actos con libertad de expresión sino que tramitaron dos iniciativa­s sobre las que estaban advertidos de su ilegalidad.

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EFE El presidente de la Generalita­t, Pere Aragonés

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