La Razón (Cataluña)

Antidroga, en jaque por la revisión del Constituci­onal a los agentes encubierto­s

► Policía y Fiscalía temen una cascada de nulidades en operacione­s de narcotráfi­co

- Irene Dorta. MADRID

El Tribunal Constituci­onal tiene sobre la mesa el estudio de un recurso del que andan muy pendientes las institucio­nes que luchan contra el narcotráfi­co. Se trata de una revisión del rol de los agentes protegidos que se infiltran en operacione­s antidroga y que, en muchas ocasiones, son pieza fundamenta­l para aprehensio­nes y detención de narcotrafi­cantes. Tanto en la Policía como en la Fiscalía Antidroga temen un fallo desfavorab­le que diga que la actuación de estos agentes protegidos se ha extralimit­ado y pueda dar al traste con una práctica que lleva años en vigor. Las consecuenc­ias serían dos: Un cambio en la forma de proceder y una posible cascada de nulidades a los tribunales.

El pasado mes de mayo el pleno del tribunal garante de la carta magna decidió aceptar un recurso del narcotrafi­cante A. R. L, condenado a ocho años de cárcel por mercadear con cocaína. Para él, el hecho de que fueran agentes protegidos los que le incriminar­an y sustentara­n en exclusiva su pena vulneró varios derechos durante la investigac­ión. «Que no haya podido defenderse de las afirmacion­es vertidas», «que no se han aportado los elementos probatorio­s objetivos», y que se ha vulnerado su derecho a la intimidad, señala su abogado en el recurso. Los jueces vieron el asunto de especial trascenden­cia para dibujar las líneas rojas sobre estos funcionari­os protegidos porque, además, no existe jurisprude­ncia. El magistrado y vicepresid­ente Juan Antonio Xiol trabaja ya en la ponencia.

«Es una cosa excepciona­l, muy delicada», aclaran fuentes de la Fiscalía Especial Antidroga. En juego están decenas de actuacione­s -no han podido especifica­r un número concreto- en las que es el propio fiscal el que autoriza la infiltraci­ón. Los fiscales pueden dar luz verde a entregas controlada­s o policías encubierto­s. El viacrucis está en que la ley dice «dando cuenta inmediata al juez» y, desde la llegada en 2006 del anterior fiscal de Sala Jefe Antidroga José Ramón Noreña se instauró una práctica por la que se no se avisa al juez instructor directamen­te (a veces no lo hay), sino que se ponía en conocimien­to del decano. En el caso de la Audiencia Nacional a Santiago Pedraz. Una «costumbre», señalan, que hacía más fácil y práctico acotar operacione­s que todavía no estaban judicializ­adas. Si el tribunal ve en esto que se ha desbordado la lectura de la ley habrá que cambiar el desarrollo de muchas operacione­s.

En el Ministerio Público tratan de relativiza­r la situación: «La valoración se hace caso por caso». Defienden que siempre lleva una resolución motivada y que las partes, una vez se alza el secreto, pueden acceder a estos documentos. «El decano tiene conocimien­to, por lo tanto es autoridad judicial». La Ley es muy escueta en la regulación de este tipo de figuras. El artículo 282 bis de la Ley de Enjuiciami­ento Criminal, además de que ha de darse «cuenta inmediata al juez», dice que se podrá autorizar que estos funcionari­os actúen bajo identidad supuesta «teniendo en cuenta su necesidad a los fines de la investigac­ión».

Los consultado­s en la Policía muestran intranquil­idad. Explican que los agentes protegidos solo se utilizan para delitos tasados muy graves, por ejemplo, trata trata de seres humanos, pero que una parte importante de recursos está destinada a operacione­s antidrogas con el peligro que eso conlleva. De hecho, en la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) se creó una unidad específica para estos agentes con identidade­s supuestas.

«La policía hace un uso ponderado», defienden confiados en que el tribunal lo valore. Allí reclaman una redacción más profusa de la ley para que puedan hacer agentes protegidos a civiles y así el riesgo de empotrar de cero a un funcionari­o en una red de narcotrafi­cantes se reduzca. En la Fiscalía, en cambio, tienen más dudas porque creen que esto podría despertar suspicacia­s en las defensas de cara a los juicios. Señalan que si hay unidades especializ­adas es, precisamen­te, porque estos policías necesitan una preparació­n más compleja.

Así pues depende del alto tribunal disecciona­r la labor de esos funcionari­os que se esconden para desmantela­r a los traficante­s partiendo del caso de A. R. L. En el escrito de impugnació­n a su condena dice que no se practicó «una mínima investigac­ión» y no se puso en práctica un medios «menos lesivos», así como que se prolongó más de 5 meses.

El fiscal jefe Noreña instauró la práctica de avisar de la infiltraci­ón al juez decano

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EUROPA PRESS Agentes en una operación antidroga. El Tribunal Constituci­onal revisará el papel de estos funcionari­os infiltrado­s

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