La Razón (Cataluña)

El Día D del bikini

Hoy se cumplen 76 años desde que se presentó la prenda que revolucion­ó la moda: lo llamaron «la bomba anatómica»

- César Alcalá.

ElEl 5 de julio de 1946 un ingeniero automovilí­stico revolucion­ó el mundo de la moda. Este ingeniero, Louis Reard, a comienzo de la década de 1940, heredó una tienda de lencería, cerca del Folies Bergère, de su madre. Reard compite con Jacques Heim sobre quién fue el verdadero inventor de lo que conocemos como bikini.

Heim diseñó un bañador de dos piezas al que llamó átomo. Le puso este nombre porque el átomo es la partícula más pequeña que existe. La parte inferior de esta prenda de baño era grande y podía cubrir el ombligo. Esta caracterís­tica marcó la diferencia entre las dos prensas. Por su parte Reard, gracias a la tienda que regentaba, supo que las mujeres que visitaban las playas de Saint Tropez, doblaban sus bañadores para conseguir broncearse mejor.

La creación de Reard estaba formado por 4 triángulos. Dos para la parte superior y otros dos inversos para la inferior. Si Heim lo llamó átomo, el de Reard, siendo más pequeño, ¿cómo llamarlo? En aquellos días, el 1 de julio de 1946, los Estados Unidos realizaron una serie de ensayos nucleares en el atolón Bikini, en el Pacífico Sur. Al ser la pieza de Reard una bañador explosivo, pues lo bautizo con el nombre de aquel atolón. De ahí que el eslogan que se utilizó para venderlo era: «El bikini: una bomba anatómica».

Invento griego y romano

Ahora bien, ¿el bikini es un invento de Heim y Reard? Desgraciad­amente no. En la localidad italiana de Piazza Armerina, Sicilia, se conserva la villa romana del Casale, original del siglo IV a.C. Esta residencia destaca especialme­nte por la excepciona­l riqueza decorativa que presentan algunos de sus muros. Entre los mosaicos en un gran estado de conservaci­ón se encuentran representa­ciones de todo tipo: jornadas de caza, motivos animales, escenas del circo… Y, entre todos ellos, uno de los más famosos, conocido como «el mosaico de los bikinis». Se cree que estas, junto con otras representa­ciones representa­ciones griegas, podrían ser las primeras muestras de lo más parecido a lo que hoy conocemos como bikini. Con lo cual el invento es griego y romano, pero se puso de moda en 1946.

Una vez creado se tenía que presentar para promociona­rlo y venderlo. Reard lo quiso presentar en la piscina Molitor. Este complejo de piscinas, hoy en día abandonado­s, fue muy famoso en la década de 1930, situada al lado del Bois de Boulogne, el Stade Roland Garros y el parque de los Príncipes.

Reard tuvo dificultad­es para encontrar una modelo. Aquel bañador era demasiado revolucion­ario y provocativ­o. Con la relación que tenía con el Folies Bergère, consiguió que una bailarina nudista del Casino de París, de 19 años, llamada Michelines Bernardini, posara y presentara al mundo el bañador creado por Reard. Aquella joven llegó a recibir 50.000 cartas de admiradore­s. Si bien tuvo exito entre los hombres, no así dentro de la sociedad clasista de la época.

Enseñar el ombligo

La gran revolución del bikini es porque por primera vez las mujeres empezaron a enseñar una cosa que, hasta ese momento, no se atrevían a mostrar. Esto es, el ombligo.

Costó que fuera una prenda bien vista a nivel general. En 1957 la revista Modern Girl Magazine escribió que «no es necesario malgastar palabras sobre el bikini, pues es inconcebib­le que cualquier chica con tacto y decencia vista alguna vez tal cosa». Fueron visionario­s. El Papa Pio XII condenó a la modelo sueca Kiki Hakansson cuando ganó un concurso de belleza en la Gran Bretaña. La revista «Playboy» quiso ayudar y, en 1962, apareció el bikini en una de sus portadas. Por no olvidarnos que Ursula Andress salió con uno, en 1962, en la película «Doctor No», de la saga de James Boond. Y Raquel Welch, en 1966, en la película «Once million years B.C.» de Don Chaffey.

Con los años hubo una apertura, sobre todo mental, y el bikini dejó de ser aquella prenda pecaminosa. En la década de 1990 fue la prenda más popular en las playas de todo el mundo y, en la década siguiente, su venta generó unas ganancias de 800 millones de dólares. Como ocurre con muchas prendas de ropa, el bikini ha sufrido variacione­s. Aquellos que pueden considerar­lo anticuado, aunque es una pieza clásica, tienen actualment­e el trikini o el microkini.

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INSTAGRAM/ CORBIS Brigitte Bardot en 1952
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Louis Reard en su tienda
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Jennifer Lopez posa en bikini

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