Ferrari y el incendio en Maranello
► El rendimiento de Sainz en las últimas carreras preocupa a su compañero Leclerc e inquieta a los jefes de la «Scuderia»
El domingo, nada más terminar el Gran Premio de Gran Bretaña de Fórmula Uno, el jefe del equipo Ferrari, Mattia Binotto, se apresuró a hablar con uno de sus pilotos. El ganador había sido Carlos Sainz, pero Binotto se fue a por su otro pupilo, Charles Leclerc, que había terminado cuarto después de tener el triunfo en el bolsillo. Sin embargo, una decisión estratégica sobrevenida por la salida a pista del coche de seguridad para neutralizar la prueba a falta de sólo 12 vueltas estropeó la táctica del piloto monegasco. El beneficiado fue Carlos Sainz, que iba segundo y poco tenía que perder, todo lo contrario que su compañero que rodaba primero.
Sainz afrontó las últimas vueltas en mejores condiciones que su compañero, pero, aun así, en Ferrari intentaron que el madrileño se dedicara a frenar a Hamilton, que venía lanzado desde el tercer puesto. Sainz se negó y lanzó por la radio mensajes contundentes que no muchos se atreven a decir, ya sea por miedo, por querer ser diplomáticos o por acatar órdenes de equipo, aunque sean erróneas. Le pidieron mantener más distancia con Leclerc a la hora de la resalida resalida para darle más ventaja, algo a lo que el madrileño se negó. No por su compañero, sino porque, si lo hacía, Hamilton le adelantaría y podría hacer lo mismo con Leclerc. Fue entonces cuando el español lanzó una frase que ya quedara en la memoria de este campeonato: «Dejaros de inventos». Fue lo que le soltó a su ingeniero y al resto de miembros del equipo táctico, que está dirigido por el español Iñaki Rueda.
Sin apenas dudarlo, Sainz superó a Leclerc, que en ese momento iba en inferioridad de condiciones por no haber cambiado sus neumáticos y se fue a por la victoria. Logró su primer triunfo y aprovechó el momento para hacerlo. Marcó la «pole» el sábado con algo de suerte porque en los instantes finales la intensidad de la lluvia creció y sus rivales no tuvieron margen de mejora; el domingo falló en la primera salida, pero en la segunda no lo hizo, aunque después perdió el liderato a favor de Verstappen. Luego todos los astros se alinearon y lo aprovechó.
Pero ¿qué ocurrirá en las próximas carreras? ¿Habrá guerra civil en Maranello? Parece que Leclerc sigue siendo ligeramente más consistente que Sainz, aunque el madrileño parece haber alcanzado ya el punto de confianza con el coche que le viene faltando desde los test de invierno con el nuevo monoplaza. Eso sí, Leclerc no puede despistarse porque ya sabe lo que es que Sainz termine la clasificación general por delante de él, algo que nunca le gustó a pesar de no estar jugándose nada importante. En la «Scuderia» quieren ganar y tienen claro que la pelea entre dos pilotos no les beneficia.
La diferencia de puntos entre Sainz y Leclerc ya no es abultada y en las próximas carreras ambos se jugarán el rol de líder o de segundón.
En un momento del campeonato Ferrari tendrá que decidir si por fin quiere ganar un título, algo que no hace desde 2007 y de rebote. Leclerc es claramente más rápido, pero para ganar un título hace falta mucho más. Y en visión de carrera, el madrileño parece estar por delante, igual que a la hora de configurar y trabajar en la puesta a punto del monoplaza. Se avecinan días de mucha presión en Ferrari, sobre todo para Sainz y su entorno.
En Red Bull todavía no tienen claro el tema de la fabilidad y el otro día un resto de fibra esparcido en la pista dañó parte del suelo, algo que impidió a Verstappen rodar al cien por cien. Pero en Red Bull también puede haber marejada porque Checo Pérez atraviesa un gran momento y puede complicarle las cosas a su compañero, aunque, llegado este momento, en la F-1 suelen ocurrir cosas «extrañas» como le pasó a Alonso en 2007 cuando se quejó de sus mecánicos y las presiones en las ruedas que no eran correctas y otra clase de maniobras que, según él, trataron de perjudicarle.