Borràs reta al TC y cuenta el voto anulado del diputado Lluís Puig
► En Bélgica huido desde 2017 La presidenta registra verbalmente el «sí» del dirigente pese a estar suspendido por el tribunal. Está por ver si se queda en un gesto simbólico o no
LauraLaura Borràs sigue en el ojo del huracán por atrincherarse en el cargo de presidenta del Parlament tras ser procesada por corrupción, y también por retar al Tribunal Constitucional y contabilizar verbalmente el voto anulado del diputado Lluís Puig (Junts), huido a Bélgica desde hace casi cinco años.
Eso sí, la maniobra puede quedarse en un mero gesto simbólico del independentismo a la espera de si se publica o no en el diario de sesiones o em el boletín oficial del Parlament, los dos documentos que le dan validez. Un procedimiento que está en el aire al implicar directamente a funcionarios de la cámara.
De hecho, la portavoz de Junts en la Cámara catalana, Mónica Sales, ejerció el voto delegado de Puig, pese a que el Tribunal Constitucional (TC) lo anuló hace escasos días. Antes de la votación sobre un decreto del Consejo Escolar de Cataluña, Borràs explicó verbalmente que el voto de Puig «será sumado al cómputo de votación en base al sentido del voto que indique la portavoz de su grupo parlamentario, a quien tiene delegada su votación» aunque en la pantalla el sí de Puig no apareció en ningún momento. De esta manera, en la pantalla en la que aparecen los votos se vieron en este caso 133 votos a favor de la convalidación del decreto y Borràs afirmó verbalmente que el texto se validó con 134, incluyendo el de Puig.
Todo después de que el Constitucional haya anulado en una sentencia la delegación de voto de Puig, que se produce desde marzo de 2021, por entender que residir en Bélgica no es un supuesto legal contemplado en el Reglamento del Parlament para poder delegar el voto (maternidad, paternidad y enfermedad).
El embrollo se arrastra desde hace días y se alargó toda la jornada de ayer en el Parlament: a primera hora, Borràs comunicó al pleno los votos delegados de la sesión de este miércoles, entre los que mencionó el de Lluís Puig.
Luego, la Mesa mantuvo una reunión extraordinaria, ha desestimado las cuatro peticiones de reconsideración presentadas por la oposición –PSC, PP, Ciudadanos y Vox– y ratificó el acuerdo adoptado por el que la mayoría independentista de la Mesa «asume la responsabilidad» de contabilizar el voto delegado de Puig, ex conseller huido en Bélgica de la justicia española por el 1-O.
Subsiste la mencionada duda de si esta medida será meramente simbólica o tendrá una efectividad práctica, porque el área audiovisual del servicio de comunicación del Parlament ya ha recibido la instrucción de contabilizar en el marcador electrónico todos los votos delegados excepto el de Lluís Puig.
Por tanto, se desconoce si el voto de Puig quedará o no reflejado en el acta del pleno, en el diario de sesiones, y más tarde en la publicación del Boletín Oficial del Parlament de Catalunya (BOPC).
De momento, Vox ya ha anunciado que se querellará por desobediencia contra los miembros de la Mesa en el caso de que no se reconsidere la decisión de mantener el voto de Puig.
Y Ciudadanos ha registrado ya un escrito ante el Tribunal Constitucional en el que piden que se deduzca testimonio, para que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) pueda proceder, en su caso, a exigir responsabilidades por prevaricación y desobediencia contra la propia Laura Borràs y otros miembros independentistas de la Mesa, en concreto de Junts, Esquerra y también de la CUP.
Por otro lado, la sesión de control al Govern y al president estuvo fuertemente marcada por la situación judicial de Borràs, a un paso de juicio por adjudicar a dedo 18 contratos menores a un amigo cuando estaba al frente de la Institució de les Lletres Catalanes. procesada por corrupción y pendiente del escrito de la Fiscalía, su cargo pende de un hilo y su carrera política en la cámara se aboca al abismo y podría quedar suspendida si se le aplica el artículo 25.4 del reglamento. Un escenario que puede llegar al decretarse la apertura de juicio oral y que dependerá en gran parte de los votos de ERC Los republicanos ya han insinuado púbicamente su dimisión –algo que la presidenta del Parlament ha negado de plano esta misma semana– y han amenazado con dejarla caer.
Sin embargo y preguntado al respecto, Aragonès escurrió el bulto, se puso de perfil y se escudó en la separación de poderes para no posicionarse sobre si Borràs debe dimitir. Eso sí, en su intervención sugirió que para preservar «la defensa y el prestigio de las instituciones, en el momento concreto en que se deban tomar decisiones», él está convencido de que «todo el mundo tomará la que más convenga a la vocación de servicio público». Un mensaje ambiguo a la espera de qué acaba ocurriendo con Borràs, ahora también en el punto de mira del TC.
La clave es ver si se incluye y cómo se acaba publicando en el diario de sesiones, el acta oficial