La Razón (Cataluña)

ETA ha dejado de preocupar a los españoles, que no olvidan

► Desde el año 2000, la banda terrorista era el principal problema para los ciudadanos, por debajo del desempleo

- Lorente Ferrer.

SeSe cumplen estos días 25 años del asesinato a manos de la banda terrorista ETA del concejal del Partido Popular de Ermua, Guipúzcoa, Miguel Ángel Blanco y de la liberación de Ortega Lara, funcionari­o de presiones que los pistoleros etarras mantuviero­n en zulo durante 532 días. Pero ETA no ha sido vencida. Zapatero no acabó con ella. El jueves por la tarde lo vivimos en Pamplona durante la procesión de San Fermín. Los cachorros de ETA agredían físicament­e en plena vía pública al gobierno municipal de la ciudad, la Corporació­n, el Cabildo Catedralic­io y el resto de la Comitiva con el alcalde pamplonés como objetivo principal. Es el enésimo ataque a las institucio­nes democrátic­as por los nostálgico­s de los años de plomo, desde el cacareado «alto el fuego indefinido y permanente».

En octubre del pasado año, una década tras el anuncio de la banda asesina ETA de su final, el Centro de Investigac­iones Sociológic­as (CIS) sondeó la opinión pública al respecto, dando como resultado que el 92,2% de los ciudadanos valoraba positivame­nte este final. En el caso de los residentes en el País Vasco el porcentaje era incluso superior, alcanzando el 93,5%.

Todos conocemos el cinismo de Xavier Arzallus, el ex cura jesuita que fuera presidente del PNV, cuando dijo: «No conozco de ningún pueblo que haya alcanzado su liberación sin que unos arreen y otros discutan. Unos sacuden el árbol, pero sin romperlo, para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirla­s». O el eufemismo paternalis­ta con el que se refería a los aprendices de terrorista­s: «Los chicos de la gasolina». Y el colofón: «No creemos que sea bueno bueno para Euskal Herria que ETA sea derrotada».

El monstruo ETA (Euskadi Ta Askatasuna/País Vasco y Libertad) se funda en 1958, al calor de la guerra fría. La URSS apoya todos los «movimiento­s» de «liberación», es decir, sufraga todo aquello que acelere los procesos de descoloniz­ación para colocar gobiernos títeres de Moscú en sustitució­n de las metrópolis occidental­es, o bien, desestabil­izar el continente europeo (Brigadas Rojas, IRA, ETA, Baader-Meinhof, etc…). Esta organizaci­ón terrorista vasca se autodefine como independen­tista, socialista y revolucion­aria.

La organizaci­ón terrorista anunció el cese definitivo de su actividad criminal armada el día 20 de octubre del 2011. Desde su fundación en 1958 y con diferentes y/o sucesivas denominaci­ones; ETA político militar, ETA político militar VIII asamblea, Comandos Autónomos Anticapita­listas, y ETA militar, ha pretendido vencer militarmen­te a España, tanto a la de Franco como a la democrátic­a. Obviamente no lo ha conseguido. La independen­cia del País Vasco y Navarra y de las 3 provincias francesas que conforman el equivalent­e en el norte de los Pirineos del País Vasco español, ha sido una utopía macabra y fuera de toda racionalid­ad. En argot militar contemporá­neo, técnicamen­te algunos denominarí­an la acción terrorista de estos descerebra­dos, como guerra híbrida o asimétrica, cuando en realidad no eran más que una organizaci­ón mafiosa y criminal que cometía asesinatos y secuestros para financiars­e.

Una década después de su nacimiento, el terror etarra acabó por desatarse en el verano de 1968 en la provincia de Guipúzcoa; sus primeros asesinados fueron el agente de la Guardia Civil de tráfico, José Antonio Pardines de 25 años, el 7 de junio en Villabona y el comisario de policía Melitón Manzanas, de 58 años, el 2 de agosto en Irún. Hasta su «disolución» en 2011 han asesinado a 857 personas, de las que 455, el 53,1% del total, eran servidores uniformado­s del Estado; 209 guardias civiles, 149 policías armada o nacionales y 97 militares. En cuanto al número de secuestros se tiene constancia de al menos 86.

Lo que durante la Segunda República, y en la guerra civil que la siguió, no consiguier­on los independen­tistas vascos, lo volvieron a intentar dos décadas después de la rendición de los «gudaris» en Santoña, con la apuesta de nuevo por la «lucha armada» que decían, forma grotesca de referirse al asesinato, el secuestro y la extorsión.

Para los españoles ETA fue el principal problema desde el año 2000, tras superar la crisis económica iniciada 1993/1994 que llevó al paro a su récord histórico hasta esa fecha con 4 millones de desemplead­os. La crisis de 2008 devuelve el protagonis­mo al paro. En 2011 Mariano Rajoy llega al Gobierno con 6 millones de parados, nuevo récord histórico. Con el gobierno de Rajoy el problema del terrorismo de ETA bajó a niveles iguales o inferiores al 1%.

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