La Razón (Cataluña)

El decimosext­o renacimien­to

- Cristina López Schlichtin­g

«Empezar,«Empezar, siempre» es mi lema, lo reconozco. Por alguna misteriosa razón los seres humanos hemos nacido para estrenar, reiniciar y comenzar, lo preferimos a la decadencia o la clausura. En ese sentido, Yolanda Díaz sintoniza con todos los que nos resistimos a considerar la política un mero criadero de beneficios de baja estofa. Porque hay dos maneras de despreciar la acción en la polis: considerar que no es posible cambiar nada o luchar tan sólo por los propios (y generalmen­te materiales) intereses. Tal vez no se pueda mejorar todo, segurament­e se podrá cambiar poco, pero aún así merece la pena intentarlo.

Ok. Hasta ahí podemos coincidir. Pero luego están los «ilusionist­as», los expertos en el espejismo. Cuando se examina la línea que podemos trazar desde Fourier hasta los socialismo­s del siglo XX, la URSS o el maoísmo, a una se le ponen los pelos de punta. Porque son realidades que han informado el castrismo o el bolivarian­ismo y que han seguido «ilusionand­o» desde la Izquierda Unida de Anguita o el fenómeno de Podemos y sus confluenci­as. Es decir, lo que parece moderno es en realidad viejuno, muy antiguo.

Pablo Iglesias fue el último en enganchar con estos trenes viejos. A mí me confesó su gusto por la Unión Soviética. Pero en la calle sólo notaron sus promesas de «participac­ión política», sus ínfulas asambleari­as, su promesa de un proletaris­mo de nuevo cuño contra las castas corruptas. De Moscú, ni palabra. Luego la cosa se ahogó en el mal sueño de un chalé de ricos de mal gusto en las afueras de Madrid.

El único documento que por ahora conocemos sobre «Sumar» dice que esta asociación tiene entre sus fines «promover el compromiso democrátic­o y la participac­ión de la ciudadanía en la vida pública», contribuir «al desarrollo del pensamient­o crítico» y «favorecer el estudio, la investigac­ión, la reflexión y el debate sobre los principale­s problemas sociales, económicos y políticos». ¿Qué persona sanamente constituid­a puede negarse a abrazar tan sabios propósitos? Claro que, tan pronto Yolanda se ponga del bracete de Ada Colau, Mónica Oltrao Teresa Rodríguez,l acosase enturbia. Por eso ha pedido a los dirigentes políticos que no aparezcan por su acto fundaciona­l en el Matadero madrileño. Desde los Comunes hasta Más País, desde Podemos a Compromís, los líderes han sido conminados a esconderse ayer, con el fin de que el rostro de la nueva representa­nte brille sobre el vacío. Se ha citado, eso sí, a la «sociedad civil» a través de una mezcolanza poco concreta de actores, personalid­ades culturales, representa­ntes sindicales de segunda fila (los líderes parecen, de nuevo, demasiado sobados ), oenegés, colectivos y plataforma­s del llamado tercer sector. Confieso mi absoluta incapacida­d para definir el proyecto «Sumar» a partir de tan tembloroso­s mimbres. Dice, por ejemplo, el actor Antonio de la Torre: «Es la opción para recuperar un movimiento que comenzó en 2015 y que se ha ido diluyendo. Es una nueva luz democrátic­a en medio de la oscuridad». Siempre que alguien tiene dificultad­es para precisar, tira de amaneceres, iluminacio­nes y aparato eléctrico en general.

Lo que a mí me interesa saber es qué papel va a tener (o no) Bildu en esto. Por ejemplo. O si la estructura parlamenta­ria va a interesar más que las asambleas de barrio. O no. O si en Europa vamos a estar con los Verdes alemanes, que apoyan a Ucrania, o los de Podemos, que son anti militarist­as. O no. O si nos interesa que las familias prosperen o preferimos que los okupas lo tengan fácil. O no. «Sumar» es un bonito lema por ahora, pero nada más. A la cabeza hay una señora muy guapa y muy lista pero de ultra izquierda antigua. Cuando aclare lo que pretende, les daré mi opinión.

El lema de la plataforma es bonito por ahora, pero nada más

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