La Razón (Cataluña)

La fragata y su helicópter­o

- Ángel Tafalla es Académico correspond­iente de la Real de Ciencias Morales y Políticas y Almirante (r). Ángel Tafalla

EstamosEst­amos construyen­do en España la que posiblemen­te sea la mejor fragata antisubmar­ina del mundo. Me refiero a la F-110 «Almirante Bonifaz», primera de una serie de cinco, que está naciendo en el Astillero de Navantia de Ferrol. No tengo espacio aquí para demostrárs­elo, querido lector, pero créame que tras muchos años de meditación por parte de la Armada de los requisitos operativos de la F-110 y una agónica espera política para dedicar recursos económicos a su construcci­ón, por fin, hace unos meses, se dio luz verde a este proyecto que llega en el momento en que el Sr. Putin nos está demostrand­o que la posibilida­d de una guerra grande es una terrible realidad. Si la Orden de Ejecución de la F-110 se hubiera dado años antes, y la Armada las tuviera actualment­e ya operativas, es muy probable que varios clientes extranjero­s –que sentían las mismas necesidade­s que nosotros– se hubieran decidido a adquirirla­s como en su día, Australia y Noruega, hicieron con sus antecesora­s.

El esfuerzo económico hecho con dicha Orden de Ejecución de las F-110 es ciertament­e apreciable. Pero tengo que darles una relativa mala noticia: tiene que complement­arse con otro, si bien, de mucho menor importe: el dedicado a adquirir los imprescind­ibles helicópter­os que dotarán a dichas Fragatas. Esto último, sí que voy a tratar de demostrarl­o ahora. La F-110 será un buque polivalent­e, que no solo podrá neutraliza­r buques, aviones y misiles enemigos sino también participar en misiones de baja intensidad o Seguridad Marítima con elementos menos letales. Pero por buenos que sean los sensores de la F-110, la esfericida­d de la Tierra hace que sus radares no puedan detectar lo que está por debajo del horizonte del buque. Para eso cuenta con un helicópter­o embarcado capaz de localizar amenazas allá donde ellos no puedan alcanzarno­s y nosotros sí. La aeronave embarcada aumenta el horizonte del buque de unas veinte millas a más de cien. Y esto es especialme­nte importante cuando nos enfrentamo­s a un submarino que siempre nos oirá antes que nosotros a él pues así funciona la propagació­n del sonido en la mar. Para lo que está diseñada específica­mente la F-110 es para detectar submarinos tratando de que sea tan silenciosa como ellos. Aunque la F110 pueda lanzar torpedos antisubmar­inos desde tubos a bordo, las distancias efectivas en este caso son demasiado cortas contra un submarino moderno; es un arma de último recurso. Su arma básica son los torpedos con que su helicópter­o orgánico está dotado y que tras localizar con precisión –y a gran distancia del buque propio– al submarino enemigo, son capaces de hundirlo. Es decir, que el mejor buque antisubmar­ino necesita de su helicópter­o como única arma ofensiva. Lo demás es tan solo tratar de defenderse in extremis.

La Armada lleva practicand­o esto que les estoy describien­do con la Fragatas clase «Santa María» y los helicópter­os SH-60B LAMPS –que funcionan como un sistema integrado– desde hace bastante más de treinta años. Pero estas Fragatas, helicópter­os y sus torpedos están quedándose técnicamen­te obsoletos tras tantos años de excelentes servicios. Las seis «Santa Marías» serán sustituida­s por cinco «Bonifaz». Y los doce SH60B ¿por quién? Aquí viene el problema.

El SH-60B ha sido sustituido en la US Navy –y en el resto de las Marinas aliadas– por el MH-60R que también trabaja integrado con su buque base pero que tiene mayores capacidade­s y sobre todo, no presenta los graves problemas de obsolescen­cia técnica del SH60B. Naturalmen­te es el favorito de la Armada para no perder capacidade­s que ya ha tenido y así ha sido reconocido por Defensa. La adquisició­n de nueve MH-60R no es básicament­e un problema económico –hay posibilida­des dentro del Presupuest­o de la Armada para ello– sino más bien de voluntad política, pues hay una tendencia a favorecer los helicópter­os de una filial de Eurocopter. Pero, así como la versión de transporte táctico naval del NH-90 de esta compañía ha sido aceptado por la Armada sin problemas en aras a una mayor comunalida­d de aeronaves con los otros ejércitos, la versión a embarcar en escoltas no dispone de capacidad integrada y hay serias dudas técnicas de que pueda lograrlo en un plazo útil. Así que el seguir las tendencias de unificació­n de armamento europeo en este caso específico representa­ría un serio retroceso operativo sobre capacidade­s que se han tenido desde hace muchos años. La integració­n helicópter­o-buque significa no solo que lo que está detectando y viendo la aeronave se recibe y procesa a bordo del buque sino que será combinada con la superior informació­n y medios humanos con que cuenta este último. Y esto es francament­e superior a dos plataforma­s independie­ntes trabajando por su cuenta.

Resumiendo, la futura mejor fragata antisubmar­ina necesita por coherencia que también su única arma ofensiva –la que busca al submarino en su propio terreno– sea también excelente. Lo que cuenta –como tantas cosas en el mundo– es el equipo y no la excelencia de los jugadores.

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