El fin de una era: ¿Y ahora qué?
UnUn político populista como Boris Johnson se encontró con dificultades nada más llegar al poder al intentar hacer realidad sus promesas electorales mientras se enfrentaba a una pandemia mundial. En su declaración de dimisión, parece no aceptar la opinión de que su salida del cargo se deba a defectos de carácter personal, incompetencia, falta de integridad o formas de corrupción. Más bien fue la consecuencia del «instinto de manada» de sus colegas y críticos del partido conservador.
Estratégicamente, quizás, dejó clara su intención de permanecer como primer ministro hasta que se encuentre un sucesor. Todo ello está en consonancia con los procedimientos habituales de selección internos de su partido. Poco tiempo pasó para nombrar un gabinete de transición tras la pérdida de 57 miembros del Gobierno en menos de tres días.
En términos formales, el proceso para encontrar un nuevo líder es sencillo. Los miembros conservadores del Parlamento británico elaborarán una lista de candidatos y luego irán eliminando uno a uno hasta que queden los dos con mayor base de apoyo entre sus compañeros. Estos dos se presentarán entonces a los miembros del partido de todo el país, que tendrán la votación final para elegir al nuevo presidente de la formación conservadora.
Si todo va según lo previsto, este proceso concluye con un nuevo primer ministro en el cargo a principios de octubre. Sin embargo, algunos diputados y observadores políticos han expresado serias dudas sobre si la personalidad de Boris Johnson se ajusta al papel de cuidador, dada la agitación política de las últimas semanas. Las preocupaciones de la oposición persisten a pesar de las promesas del Gobierno de mantenerse al margen de nuevas iniciativas políticas o propuestas legislativas. Por ello, es probable que el Partido Laborista y los Demócratas Liberales impulsen una moción de censura en la Cámara de los Comunes con el objetivo de que se celebren elecciones generales lo antes posible. Una docena de nombres han empezado a circular como posibles sucesores de Boris Johnson. Para mantenerse en la carrera, cada aspirante tendrá que obtener una alta puntuación en términos de cualidades de liderazgo, integridad personal, fiabilidad y compromiso con los valores conservadores tradicionales. Solo si esto se puede asegurar, se podrán abordar adecuadamente los principales retos políticos en la política británica en los próximos meses y años. De hecho, la lista es larga: la crisis del coste de la vida y las crecientes presiones inflacionistas, la agenda de nivelación para el norte de Inglaterra, la reforma del sistema sanitario y asistencial, la aplicación de una controvertida política migratoria, las continuas demandas de independencia de Escocia y las cuestiones sin resolver en torno al Brexit.