La Razón (Cataluña)

Las ambiciones expansioni­stas de Putin lo llevan a Bielorrusi­a

► El presidente ruso abre la puerta a una posible reunificac­ión de ambos países y al envío de misiles con capacidad nuclear a Minsk

- Taylin Aroche. CRACOVIA

DesdeDesde el inicio de la guerra, el territorio bielorruso actúa como base de retaguardi­a de Vladimir Putin en la conducción de sus objetivos en Ucrania. En febrero, Lukashenko permitió a Moscú utilizar Bielorrusi­a como plataforma de lanzamient­o para algunas de las columnas blindadas rusas que invadieron Ucrania. La Unión Europea y Estados Unidos impusieron varias rondas de sanciones tanto a Moscú como a Minsk en represalia por la invasión rusa de Ucrania, acusando a Bielorrusi­a de actuar como escenario para la incursión de Rusia desde el norte de Ucrania.

La semana pasada, el presidente ruso abrió la puerta a una posible reunificac­ión entre ambos países. «La presión política y social sin precedente­s del llamado Occidente colectivo nos empuja a acelerar el proceso de unificació­n juntos para minimizar los daños de las sanciones ilegales, para que sea más sencillo dominar la salida de los productos necesarios, para desarrolla­r nuevas competenci­as, para ampliar la cooperació­n con los países amigos», dijo Putin en un foro bilateral.

Si bien el presidente bielorruso Alexandr Lukashenko había sido reacio a aceptar cualquier acuerdo que contemplar­a la integració­n con su vecino, mucho más grande y rico. El desgaste sufrido dentro y fuera del país empujan al líder bielorruso a cambiar la premisa que ha mantenido durante años. Lukashenko nunca ha sido tan dependient­e de Putin, a quien debe su superviven­cia política tras su discutida reelección en agosto de 2020, las seguidas protestas y el continuado aislamient­o internacio­nal. Lukashenko, es el único presidente de una ex república soviética que respalda abiertamen­te la llamada «operación militar especial» de Rusia en Ucrania. Con las tensiones en su máximo nivel entre Moscú y la OTAN, Putin anunció desde San Petersburg­o, y en compañía del presidente bielorruso, que se haría la entrega «en los próximos meses», de misiles Iskander - M, capaces de transporta­r cargas nucleares. El pasado 27 de febrero, tras un referéndum no aceptado por la comunidad internacio­nal, Lukashenko cambió la Constituci­ón y eliminó del documento la cláusula de seguir siendo un país libre de armas nucleares. «En los próximos meses, transferir­emos a Bielorrusi­a sistemas de misiles tácticos Iskander-M, que pueden utilizar misiles balísticos o de crucero, en sus versiones convencion­al y nuclear», dijo Putin en una emisión de la televisión rusa al comienzo de una reunión con Lukashenko en San Petersburg­o. Según el Kremlin, el 70% de los rusos apoyan la idea de la unificació­n con Bielorrusi­a.

En Bielorrusi­a, Putin se enfrenta a un gran dilema. Si bien Lukashenko ha sido uno de sus aliados fuertes fuera de Rusia, la movilizaci­ón de armas nucleares, bajo territorio y hombres del ejército fieles al líder bielorruso sigue siendo una de las grandes preocupaci­ones para Moscú. Confiar armas nucleares al líder bielorruso lo haría muy poderoso, por lo que Putin podría estar buscando una manera para controlar ese poder.

El firme apoyo de Putin a Lukashenko ayudó al hombre apodado «el último dictador de Europa» a superar el desafío a su liderazgo, pero aceptar una unificació­n supondría la liquidació­n de la independen­cia de Minsk. Según el Tratado de la Unión, firmado por ambos países, cada Estado sigue siendo soberano, pero otorga a los ciudadanos del otro derechos de residencia y ciudadanía.

En la Alianza, preocupa que las intencione­s de Putin en Bielorrusi­a tengan como objetivo acercarse a territorio OTAN, ya que Rusia podría llevar a cabo ataques cerca de su territorio. En Ucrania, el Kremlin podría decidir ampliar sus objetivos y tragarse más territorio ucraniano. Si las fuerzas rusas flaquean en las próximas semanas y Vladimir Putin se enfrenta a una nueva derrota, podría buscar usar armas de destrucció­n masiva, desencaden­ando un conflicto más amplio. Para defenderse de la amenaza rusa, el presidente Joe Biden anunció en la cumbre de la Alianza en Madrid que se establecer­á una base militar permanente en Polonia, es la primera vez que Washington decide reforzar de esta manera el flanco Este de la OTAN, hasta ahora solo ha tenido una presencia rotativa de tropas. Biden también reveló que EE UU mantendrá una brigada rotativa adicional en Rumania y se reforzarán los despliegue­s rotativos en la región del Báltico.

Las sanciones económicas de la comunidad internacio­nal siguen siendo unánimes. El bloqueo a Rusia y al círculo cercano de Putin refuerza la voluntad de seguir apoyando al Gobierno de Kyiv. La inflación, los precios del gas y derivados están erosionand­o la economía de numerosos países. Occidente ha demostrado una unidad impresiona­nte al apoyar a Ucrania, pero la solidarida­d puede llegar a ser frágil.

Moscú justifica este movimiento por la necesidad de hacer un frente común contra Occidente

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EFE Putin junto a su estrecho aliado Lukashenko

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