«“La vida es sueño” me enseñó la importancia de la libertad»
► El director del Festival de Almagro no podía renunciar a su esencia y apuesta por el gran clásico de Calderón
Ignacio García está en su mes, se encuentra sumergido en mitad del Festival de Almagro que dirige y que se extenderá hasta el 24 de julio, y, como no podía ser de otra manera, su recomendación viene directa del teatro del Siglo de Oro español, un Calderón, un clasicazo, «La vida es sueño», catedral de nuestra literatura.
¿Y por qué?
Porque aquí está todo y siempre que lo lees tiene una nueva lectura. La que más me interesa es la metafísica, la que habla de la identidad, en la que Segismundo intenta entenderlo todo. Ha sido criado como una fiera y quiere ser un hombre virtuoso.
Se escribió hace cuatro siglos, ¿qué tiene de actual?
La leí estos días y, con lo que está pasando en Europa, era imposible no centrarse en la Moscovia que se presenta contra la voluntad del pueblo. Posee una vertiente política total. Impresiona cómo las obras, cuando son buenas, van más allá de sus autores.
Así se define un clásico, ¿no?
Sí, los títulos que siempre se resignifican y no se agotan.
¿Cuántas veces lo ha leído?
Cientos. Al principio lo entendía de una forma más política.
Su primer recuerdo.
Con once años. Luego, a los quince, lo vi en la Compañía Nacional y, justo después, tuve la osadía de dirigirlo y hacer de Segismundo. Fue una imprudencia que me hizo aprenderme el texto para siempre. Tener los versos en la cabeza ayuda a interiorizar unas ideas que probablemente ni entendiese por entonces. Debemos lograr que hoy los jóvenes lo interioricen para que les suene como si fuera parte de su familia. Porque muchas veces comprobamos que los clásicos les quedan lejos. Hay que transformar desde el teatro.
¿Qué aprendió de esa interpretación de Segismundo?
La importancia de la libertad. Segismundo tiene que ganarse cada micra de espacio porque desde su nacimiento le han quitado todo. Debe vencer los prejuicios de una sociedad que le ha dicho que él es un monstruo. Y seguimos en ese punto: las redes sociales son instrumentos de estigmatización. Segismundo lucha por la libertad y ser él mismo.
¿Todos somos Segismundo?
Yo creo que sí.
Dígame otro personaje fundamental en este Calderón.
Clarín y su ironía: nos demuestra que por mucho que uno se esconda no puede evitar lo inevitable. No pelea por ningún bando y acaba muriendo; y también está Rosaura, la dignidad.