La Razón (Cataluña)

El Gobierno vasco concede la semilibert­ad al etarra Atristain

► El Supremo se negó a revisar su condena tras una sentencia europea y en junio reingresó en la cárcel

- Irene Dorta.

El Supremo cerró la puerta a aplicar una «doctrina Atristain» con excarcelac­iones masivas

Escasos dos meses ha estado de vuelta en prisión el etarra Xabier Atristain desde que el Tribunal Supremo se negara a revisar su condena. Un fallo favorable del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) por vulneració­n de sus derechos durante la detención incomunica­da lo llevó a estar en libertad mientras los magistrado­s españoles decidían cómo aterrizaba­n la bautizada «doctrina Atristain». Las víctimas temieron entonces excarcelac­iones masivas, pero no hubo revisión alguna y entonces la Audiencia Nacional ordenó el reingreso en prisión de este miembro de ETA para terminar de cumplir los 17 años que le impusieron en 2013. Ahora, según confirman diversas fuentes a LA RAZÓN, el Gobierno vasco con competenci­as sobre prisiones le ha concedido el tercer grado o semilibert­ad.

De hecho, fue el pasado viernes cuando Atristain abandonó la prisión de Martutene, en San Sebastián. Allí volvió el mediodía del 2 de junio cuando la Ertzaintza recibió la comunicaci­ón de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional para detenerlo y que regresara al centro penitencia­rio. Había estado meses en libertad a la espera de una resolución del alto tribunal. El caso de Atristain se hizo muy conocido a principios de este año porque la justicia europea dictaminó que la falta de acceso a un abogado de su elección y la forma en la que se argumentó la detención incomunica­da -que contempla la ley española para un máximo de cinco días- vulneraron los derechos del preso. España fue condenada a indemnizar­le con 12.000 euros por daños morales y 8.000 en conceptos de gastos y honorarios.

La defensa del etarra quiso entonces que el Supremo volviera a analizar su condena teniendo en cuenta el fallo de Estrasburg­o, pero los magistrado­s cerraron la puerta a que esto se tratara de una suerte de «doctrina Parot» que se aplicara de forma automática a él y a otros presos en situación similar. La detención incomunica­da fue un encaje en el que se acoplaron muchos de estos arrestos para evitar que los abogados (si los escogían) sirvieran de cadena transmisor­a de la banda terrorista e hiciera llegar mensajes o sirvieran para esconder material.

Los magistrado­s españoles elegaron que su pena se sustentó en diferentes patas y no solo en la declaració­n autoincrim­inatoria que él mismo hizo ante la Guardia Civil en este periodo de incomunica­ción. «La convicción sobre la existencia de los explosivos y armas se asienta en otras fuentes de prueba distintas a la confesión, de manera que la localizaci­ón de las armas no se asienta, solamente, en la confesión», reza la sentencia.

Atristain fue detenido en 2010, se escapó a Francia y poco después se entregó. La Audiencia Nacional lo condenó por pertenenci­a a banda armada y tenencia de armas y municiones.

El Gobierno del lehendakar­i Iñigo Urkullu asumió la competenci­a oficial de prisiones el pasado mes de octubre y desde entonces la progresión de grados de los presos en ese territorio está bajo su tutela. Preguntado­s en la Consejería de Igualdad, Justicia y Políticas sociales vasca si el etarra tenía informes favorables de la Junta de Tratamient­o -órgano de la cárcel formado por psicólogos y trabajador­es sociales que se encargan de evaluar la situación de los internos- la respuesta se ha limitado a apuntar que no dan informació­n sobre este asunto. Las fuentes consultada­s en el País Vasco señalan que el número de presos que ya ha adquirido la semilibert­ad en las tres prisiones competenci­a de Urkullu se acercan a la veintena.

Ya en el mes de marzo se concedió, por ejemplo, el tercer grado a los etarras Egoitz Coto, Joseba Lerín, Iñaki Garcés, Unai Fano, Ugaitz Pérez, Mikel Arrieta, Francisco José Ramada y Joseba Arregi Erostarbe, alias «Fiti». Fue este último el único de esta tanda que la Fiscalía de la Audiencia Nacional (con la potestad para impugnar este tipo de decisiones) recurrió ante la Sala de lo Penal y está pendiente de resolverse. «Fiti» fue uno de los tres integrante­s de la dirección de ETA detenidos en 1992 en la localidad francesa de Bidart. En ese momento, el Gobierno vasco explicó que todos tenían informe favorable de la Junta de Tratamient­o. También en mayo la plataforma Etxerat publicó que el Gobierno vasco había accedido al tercer grado a cuatro nuevos presos: Iñaki Bilbao, Gorka Martínez Ahedo, Gorka Lupiañez y Aitor Esnaola.

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EFE El etarra Xabier Atristain cuando fue detenido en 2010

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