La Razón (Cataluña)

Psicología alemana

► Sara Däbritz es una de las figuras de su selección. Estudia una carrera y acaba de dejar el PSG para fichar por el Olympique

- José Aguado. MADRID

La que primera subió la vez Torre Eiffel fue entrenando, a las 7:30 de la mañana

La primera que vez que la centrocamp­ista alemana Sara Däbritz subió a la Torre Eiffel no fue para disfrutar de las vistas de París. Lo hizo a las siete y media de la mañana, en un entrenamie­nto: «Dividimos la subida», contaba en una entrevista. «Primero corrimos lo más rápido que pudimos hasta el segundo piso, para que todas pudieran llegar a sus límites. Luego bajamos y volvimos a hacer lo mismo. Y del segundo piso subimos juntas al tercero. Al final, estábamos en la cima y teníamos una visión maravillos­a. Luego desayunamo­s todas juntas, fue realmente genial. Era la primera vez que subía a la Torre Eiffel, antes sólo la había visto desde abajo», decía de un entrenamie­nto que llevó a cabo con el Paris Saint Germain. Era su equipo hasta este verano, cuando ha fichado por el Olympique de Lyon, un refuerzo de lujo para el campeón de Europa.

Däbritz es el termómetro de una Alemania siempre favorita, pero con incertidum­bres. Le faltan jugadoras principale­s y es Däbritz, desde el centro del campo, la que tiene que liderar a un equipo que, un poco como España, no tiene muy claro cuáles son sus límites. «Debido a mis numerosas aparicione­s en la selección y en torneos, me veo como una jugadora experiment­ada. Creo que tenemos una gran mezcla de futbolista­s experiment­adas y jóvenes. Ahí es donde quiero aportar mi granito de arena», contaba días antes del comienzo de la competició­n. A sus 27 años ha jugado 87 encuentros con la selección alemana y, en 2013, cuando el equipo germano ganó su último título de la Eurocopa en Suecia, Däbritz, con 18 años, formaba parte del equipo.

Pese a que tuvo problemas musculares antes del debut contra Dinamarca finalmente fue titular y jugó 61 minutos. Contra España sólo si la lesión se complicara mucho no estaría en el césped, porque este el partido más importante del grupo entre las dos seleccione­s que se tienen que disputar el primer puesto. Däbritz es fundamenta­l tanto para construir el juego de su equipo como para no dejar crear al rival.

Aprendió a jugar con sus hermanos y amigos. «Sólo tuve experienci­as positivas en los equipos masculinos. A partir de cierta edad, los chicos son claramente superiores físicament­e. Así que tuve que aprender a tomar decisiones más rápidas y a contrarres­tar con mi técnica», ha contado. Con el tiempo ha añadido la fuerza mental. Sobre todo cuando se lesionó el ligamento cruzado anterior. Al principio, no quiso oír a quien le decía que iba a salir más fuerte. Pero con el paso de los meses, se lo creyó. Quizá le ayudó lo que lleva tiempo estudiando, sin prisa, pero sin parar: psicología empresaria­l a distancia. «Para mí es muy importante tener un plan de vida para después. No ganamos lo suficiente para vivir de esto cuando acabe».

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TWITTER Sara Däbritz es uno de los motores de la selección alemana

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