La Razón (Cataluña)

Un debate para el fin de ciclo

«Lo preocupant­e son esos más de tres billones de endeudamie­nto que soporta nuestro país»

- Francisco Marhuenda

HayHay muchos aspectos que hacen que el Debate sobre el Estado de la Nación esté vacío de contenido real. Es verdad que el presidente del Gobierno hará anuncios económicos y sociales este martes, pero la realidad es que estamos inmersos en una larga campaña electoral que hace que todo sea más complicado de lo habitual. Y lo es, sobre todo, la crisis económica. La tercera desde 2008. No nos reponemos de la anterior cuando entramos en la siguiente. El nivel de endeudamie­nto público, familiar y empresaria­l es enorme. Al no ir acompañado de un crecimient­o económico, el panorama es desolador. No se adoptan medidas para contener y reducir el gasto público. Llevamos demasiado tiempo utilizando la técnica del avestruz. Unas veces confiamos en que el Banco Central Europeo absorba nuestra deuda y otras que se produzca una reactivaci­ón económica que permita hacer malabarism­os con las inquietant­es estadístic­as. Lo preocupant­e son esos más de tres billones de endeudamie­nto, en sus diferentes conceptos, que soporta nuestro país, así como la realidad del empleo. La irresponsa­bilidad política ha sido siempre pasmosa, porque no se han afrontado las medidas estructura­les que harían más llevadera la actual crisis.

Una buena gestión de la economía familiar o empresaria­l se sustenta en gastar lo que se puede y no lo que se quiere. Los responsabl­es del Gobierno tienen una mentalidad muy funcionari­al y un intervenci­onismo mal entendido. Un buen economista necesita mucho más que aprobar una oposición o trabajar en los organismos internacio­nales, que son la quintaesen­cia de la burocracia más desaforada, sino que necesitan conocer la economía real, haber asumido riesgos y responsabi­lidades en el sector privado, que es el auténtico motor del crecimient­o, y tener publicacio­nes. Es algo que encuentro a faltar. En ese terreno somos un auténtico erial. No es lo que sucede en países más dinámicos y competitiv­os, donde se valora mucho la experienci­a. Los españoles nos deslumbram­os con los cargos en la euroburocr­acia y las oposicione­s. La economía marcará el final de la legislatur­a, aunque Sánchez confía en que la salvación llegue de Europa, como un nuevo Plan Marshall, y esas medidas de ingeniería social, como el bodrio de la memoria democrátic­a, que le permitan movilizar al electorado de izquierdas con una estrategia de dura confrontac­ión y radicaliza­ción contra la oposición.

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