Familias más pobres, legado de la izquierda
Editorial
ApagadosApagados ya los ecos delosdiscursostriunfalistas del presidente del Gobierno y buena parte de sus socios en el Debate sobre el Estado de la Nación,lacrudaydurarealidaddelpaís sigue ahí. De nada sirve el regodeo pirotécnico y propagandista de los responsables económicos y de los portavoces de la izquierda sobre los hitosdelacoaliciónenlagestiónprimero de la pandemia y ahora de la crisiseconómicaylaguerra.Denada sirve porque el escenario contable, estadístico y social, a diferencia de losdiscursos,nosepuedemaquillar. Este Gobierno sostiene aún que ha cumplido con los españoles en las circunstancias más adversas y que ha hecho honor a su compromiso de no dejar a nadie atrás con el despliegue de una batería de medidas sociales que han enmendado los estragos sobrevenidos por elementos exógenos, que no por la inepcia oficial.Sánchez,Calviño,Monteroy Díaz no se apartan del guion y sacan pecho con esa España líder en crecimiento en la Unión Europeo que no lo es. El mínimo análisis deja en evidencia un monumento a la fabulaciónqueapenasnutreunaretórica cortoplacista y una estrategia hacia ninguna parte positiva más allá de ganar tiempo sin dar la palabra a los electores. Los españoles son muy conscientes de ello, porque el fracaso de las políticas económicas de un gobierno que ha convertido a España en el único país europeo que no ha recuperado los niveles previos al coronavirus está golpeando con saña su presente. Según el último informe de la Fundación Civismo, que publica LA RAZÓN, los españoles españoles disponemos de menos renta peropagamosmásimpuestos.Pese a la merma de las capacidades familiares por culpa de la presión inflacionaria, los tributos, tanto en términosnominalescomorelativos, han seguido al alza con una dinámica perniciosa. El deterioro es un hecho porque las medidas milagro deesteEjecutivohansidoineficaces cuando no contraproducentes, con el agravante del timbre codicioso de unafánrecaudatorioquehalucrado las arcas públicas de forma inmoral acostadelasfamiliasylasempresas. El Estado es el que genera beneficios caídos del cielo por la inflación desbocada, 2.000 millones más por cadapuntoquesubeelIPC,milesde millonesquepodríanhaberpaliado lasurgenciasdelosciudadanosydel tejido empresarial. La irresponsable negativa de Sánchez a deflactar los impuestos resulta un atropello arbitrario que cobra tintes de expolio cuando la gente lo está pasando tan mal. El ataque de este gobierno a los ciudadanos, las empresas, los bancos... no tiene parangón salvo en regímenes bolivarianos que ya cruzaronmuchosdeloslímitesalos que España se asoma. Sin consumo, con ahorro en tasas negativas, sin crédito ni inversiones, se abre la puerta a la recesión que Bruselas ya atisba. El populismo financiero de Sánchez, una suerte de peronismo ibérico,redoblarálosproblemassin aportar una solución. Líderes europeos en todos los indicadores negativos, el país necesita contener el gastopúblico,incentivarlainversión ydeflactargravámenesparamitigar elimpactodelainflación.Laizquierda no lo hará. Por eso, el cambio político resulta imprescindible.
El pasado filobatasuno del consejero de Cultura castellanoleonés, Gonzalo Santonja (ahora cuota de Vox), le tiene a mal traer. Según parece, Santonja entra en estado de nervios con las informaciones sobre su antigua militancia política, y más desde que el entorno de Fernández Mañueco le dejase algún recado firme de que su Gobierno no iba a enfangarse en una cuestión personal suya.