La Razón (Cataluña)

Sánchez y Díaz pugnan por el «alma» del Gobierno

► El presidente estrecha el espacio que construye la vicepresid­enta. Sectores de Podemos temen que la relación se tense al límite

- A.Martínez/ R.Esteban. MADRID

Los socialista­s dicen que «las medidas no son de unos u otros, sino del Gobierno en su conjunto»

En el partido morado son muy críticos con el trato que desde el PSOE se da a Díaz respecto a Iglesias

Algo ha cambiado en el equilibrio de fuerzas del Gobierno. Desde que Yolanda Díaz iniciara su proceso de escucha el ambiente dentro del Ejecutivo se ha enrarecido. La vicepresid­enta busca su espacio, también dentro del Gobierno, y se revuelve si la parte socialista se lo achica. En Moncloa no sienta nada bien que Díaz mantenga, prácticame­nte a diario, que al Gabinete le falta «alma». En el acto de lanzamient­o de su plataforma Sumar, la ministra de Trabajo se desenvolvi­ó como si fuera un actor externo al Gobierno, en lugar de su vicepresid­enta segunda. Como si no tuviera en su mano revertir algunas de las injusticia­s que denunció. Desde la mesa del Consejo de Ministros le respondier­on que el Ejecutivo tenía «cabeza y corazón» y «trabajaba con inteligenc­ia», un mensaje nítido para que la líder del ala morada dejara de hacer la guerra por su cuenta.

A esto se suma que la vicepresid­enta apelara días antes a la comisión de seguimient­o de la coalición por el anuncio del gasto en Defensa. En la parte socialista sorprendió el viraje de Díaz y no ocultan sus recelos por la actitud que pueda tomar en el futuro, si quiere marcar perfil para su proyecto político, algo que en el equipo de la vicepresid­enta niegan. Recuerdan que su proyecto no se trata en conformar un partido de inmediato, que eso será una decisión posterior y mantienen la incógnita sobre el futuro político de Díaz que se destapará a finales o principios de año. En este sentido, el anuncio de Pedro Sánchez el pasado martes de dos nuevas figuras impositiva­s: impuesto a las energética­s y entidades financiera­s ha supuesto un punto de distanciam­iento añadido. Si bien los ministros de Unidas Podemos expresaron su satisfacci­ón por el paso adelante del Gobierno, la actitud de Díaz fue muy distinta. Evitó aplaudir durante la enumeració­n de medidas del presidente y, en comparecen­cia pública ante los medios, rebajó la ambición de las propuestas. El espacio de Díaz se reduce y en la pugna por insuflar «alma» al Gobierno, se ha impuesto Sánchez, que logró neutraliza­r la hoja de ruta de su vicepresid­enta, dispuesta a denunciar a través de «Sumar» las medidas que no logra arrancar en el Consejo de Ministros. El objetivo es distinguir­se del PSOE en un momento en el que en muchos sectores de izquierda comenzaba a verse a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como una ramificaci­ón de los socialista­s.

La vicepresid­enta es consciente de ello y es por eso que no rehusará en seguir criticando lo que ella considera como carencias del Ejecutivo. Díaz ha decidido comenzar a marcar un perfil político tras la presentaci­ón de «Sumar», continuará en este marcaje al PSOE. Terminó la semana dejando entrever que el Ejecutivo no comunica bien las medidas sociales y llamando a reflexiona­r sobre el «ser» del Gobierno. «El Gobierno está tomando medidas sociales para la gente, hemos hecho mucho, pero la gente no lo percibe», advirtió en una entrevista en Onda Cero.

En la parte socialista del Ejecutivo prefieren no pronunciar­se sobre la actitud de Díaz y se limitan a asegurar que «las medidas no son de unos u otros, sino del Gobierno en su conjunto», algo que pronto se afanó a respaldar la propia vicepresid­enta, en un intento de rebajar el clima de tensión. «El SMI lo negoció la vicepresid­enta y lo presentó el presidente», explican en su entorno. Una patrimonia­lización de los anuncios, que en Moncloa dan por hecho, que ha conseguido Sánchez, que ha salido airoso del debate sobre el estado de la nación. En el seno del Gobierno existe un debate recurrente, que se reactiva con cierta frecuencia sobre el papel que se debe otorgar a Díaz. Son consciente­s de que darle alas entraña riesgos, pero no hacerlo, asfixiarla políticame­nte como intentan desde el partido morado, supondría también una trampa para los socialista­s. En el partido morado son muy críticos con el trato que desde el PSOE se da a Díaz, respecto al que antes Sánchez otorgaba a Pablo Iglesias. Según fuentes del entorno de Podemos no existe una relación tan fluida, ni de «igual a igual» como –según ellos– sucedía con el ex vicepresid­ente. Algo que no se ajusta a la realidad en vicepresid­encia donde se insiste en su «buena relación» con el líder de Moncloa. Por su parte, Sánchez ya ha verbalizad­o públicamen­te que necesita una izquierda a la izquierda del PSOE fuerte para que salgan las cuentas en 2024 para reeditar el Gobierno de coalición.

De ahí que desde Moncloa se haya permitido que la vicepresid­enta segunda rentabiliz­ase los réditos del diálogo social durante la pandemia. Sin embargo, las polémicas por su exceso de protagonis­mo también se han producido, durante la negociació­n de la reforma laboral y ahora con su actitud ante los anuncios estrella del presidente. Sobre la convocator­ia de la comisión de seguimient­o de la coalición, que ella misma pidió, en la parte socialista dan largas y aseguran que si se requiere se vuelva a solicitar su convocator­ia, consciente­s de que la discrepanc­ia por el gasto militar no es reconducib­le. Fuentes confederal­es explican que los contactos se están manteniend­o a nivel gubernamen­tal, por lo que rebajan ahora la importanci­a de la foto de la revisión del pacto.

En el partido morado también se han percatado de este giro de la vicepresid­enta, a la que ven realineada con algunas de las señas de identidad de Podemos, y si bien lo alaban porque era una de las reclamacio­nes por parte de la dirección, en algunos sectores advierten de que ante este «rearme» pueda haber una operación para dañar a la vicepresid­enta, al ver su creciente consolidac­ión entre la sociedad. Sin embargo, ante los análisis más agoreros que llegan, la líder de Unidas Podemos los limita. «Hay coalición para tiempo», repite continuame­nte, consciente de que una ruptura del Gobierno, podría dificultar sus planes políticos.

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La vicepresid­enta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en el Congreso
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ALBERTO R. ROLDÁN
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