Adiós al «Culopollo», el pupitre del Ejército del Aire durante más de 40 años
► A partir de septiembre, los alumnos de la Academia de San Javier aprenderán en el nuevo avión entrenador: el «Pilatus»
La pasada semana, la ministra de Defensa, Margarita Robles, presidió en la Academia General del Aire (AGA) de San Javier (Murcia), la ceremonia de entrega de Reales Despachos a los 127 nuevos oficiales del Ejército del Aire y del Espacio. Un acto en el que no solo se ponía fin al curso académico, sino que también se decía adiós al que durante más de 40 años ha sido el «pupitre» de los futuros pilotos del Ejército del Aire en la fase de enseñanza en vuelo básica: el Casa C-101, más conocido como «Mirlo» o «Culopollo» y por ser el avión que utiliza en sus exhibiciones acrobáticas la «Patrulla Águila», la cual sí que, de momento, seguirá usándolo.
Y es que los nuevos aviones suizos de entrenamiento PC-21 «Pilatus» ya están totalmente integrados en el 793 Escuadrón de enseñanza de la AGA y a partir del próximo curso, que arranca en septiembre, los alumnos ya volarán en ellos. Las dos primeras unidades adquiridas del
E.27 (nomenclatura usada en el Ejército del Aire) aterrizaron en la base de San Javier en septiembre del pasado 2021 y las últimas dos, a finales del mes de junio, completando así una flota de 24 aeronaves.
En todo este tiempo, varios instructores de la Academia se han formado en las instalaciones que la compañía tiene en la localidad Bosuchs (Suiza) y ahora lo están haciendo los «protos», los profesores que tendrán que enseñar a los alumnos, explican desde el Ejército del Aire a este periódico. En concreto, de los 23 instructores de C-101, al menos 13 de ellos se «reconvertirán» al «Pilatus».
De esta forma, el Ejército del Aire dice adiós a uno de sus iconos, el reactor «Mirlo», aunque lo que realmente ha hecho famoso a este avión son las acrobacias imposibles de la «Patrulla Águila», que ha pintado con ellos la bandera de España por los cielos de todo el país.
Los C-101 llegaron al Ejército el Aire a principios de 1980, cinco años después de que se decidiese buscar un sustituto para los T-6 «Texan», por lo que se contrató a la entonces denominada Construcciones Aeronáuticas (CASA) para el desarrollo y fabricación de un avión 100% nacional.
Hasta ahora han prestado servicio, además de en la AGA, en el Grupo de Escuelas de Matacán y en el Centro Logístico de
Armamento y Experimentación. Más de 40 años en los que han cumplido unas 300.000 horas de vuelo formando pilotos. Y junto a ellos, en la «Patrulla Águila», en la que desde junio de 1985 han exprimido al máximo las capacidades de los C-101.
Pero en todo este tiempo también ha vivido momentos trágicos y en su historial quedan 13 militares fallecidos y diez heridos en un total de 14 accidentes. El último de ellos, en febrero de 2020, cuando el comandante de la «Patrulla Águila» Eduardo Garvalena se estrelló en el Mar Menor mientras preparaba la nueva temporada de exhibiciones. Apenas seis meses antes, el «Mirlo» de otro experimentado piloto de esta unidad, el comandante Francisco Marín, también caía al mar durante un vuelo de instrucción en solitario.
De momento, de la flota de 65 aviones C-101, los que aún tengan potencial de horas de vuelo remanente serán utilizados principalmente por la «Patrulla Águila», entre otros motivos por que se trata de un avión «made in Spain» y la filosofía de esta unidad es la de representar no solo al Ejército del Aire, sino también a la industria nacional. Además de por el hecho de que el «Pilatus» no es un reactor, sino un monomotor turbohélice.
Un completo sistema
En cuanto al nuevo pupitre, el «Pilatus», más que un avión es un Sistema Integrado de Enseñanza (ITS, por sus siglas en inglés), más eficiente y mejor orientado al empleo de las tecnologías que el actual, en el que se incluyen también una serie de simuladores en tierra para la instrucción. Se trata de un programa aprobado en abril de 2019, bautizado como «Avión Entrenador» y valorado en unos 205 millones de euros.
Según explicó el Ejército este mismo año, el «Pilatus» dispone de una aviónica similar a los cazas de quinta generación y permitirá a los nuevos pilotos una formación completa, «desde las primeras fases de vuelo hasta la transición a los aviones de combate». Un salto exponencial en la formación de las próximas generaciones de pilotos.
La «Patrulla Águila» seguirá utilizando los C-101 para sus exhibiciones acrobáticas