«Europa lo pasará mal en invierno si no ahorra gas ya»
► La Agencia de la Energía (AIE) calcula que debe reducir el consumo de 130 metaneros en tres meses
O Europa empieza a ahorrar gas ya mismo, o el invierno que viene será realmente duro. Esa es la advertencia que lanzó ayer la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Las medidas tomadas hasta ahora son, a juicio de esta organización, insuficientes incluso si
Rusia restablece este verano el suministro por el gasoducto Nord Stream 1, que no está asegurado.
Según la Agencia, en caso de que Rusia restableciera el suministro y lo mantuviera con los bajos volúmenes que había impuesto en los últimos meses y cerrara totalmente el grifo al inicio de la temporada de calefacción el 1 de octubre, la UE tendría que haber llenado sus reservas de gas al menos al 90% en otoño, y aun entonces podría faltarle al final del invierno. Su director ejecutivo, Fatih Birol, reconoció que se ha progresado en la búsqueda de gas de otros países productores, «pero no es suficiente» y que hay que actuar sobre todo por el lado de la demanda. Según sus cálculos, en ese escenario haría falta un ahorro adicional de unos 12.000 millones de metros cúbicos durante los próximos tres meses, lo que equivale a la carga de unos 130 barcos de los que transportan gas natural licuado (GNL).
Para lograr un mayor ahorro, y en línea con lo que propone la Unión Europea, la AIE propone cinco medidas de urgencia dirigidas a la industria, al sector eléctrico y gasístico y a los gobiernos de la UE para que coordinen su acción, pero también a los consumidores para que reduzcan la temperatura de la calefacción y suban la del aire acondicionado. Así, apuesta por establecer plataformas de subastas de gas para incentivar una reducción de la demanda de la industria; minimizar el consumo de gas para generar electricidad, por ejemplo recurriendo temporalmente como alternativa a centrales de carbón, de petróleo y a las nucleares; mayor coordinación entre los operadores energéticos de toda Europa para reducir los picos de consumo, ya que es entonces cuando más se utilizan las centrales de gas para producir electricidad; disminuir el consumo de los particulares con normas y controles para el aire acondicionado, para lo que las administraciones tienen que ser ejemplares; y armonizar los planes de emergencia tanto a nivel nacional como europeo, incluyendo los cortes de suministro y los mecanismos de solidaridad.
«Si no se aplican este tipo de medidas ahora, Europa estará en una posición extremadamente vulnerable y podría afrontar cortes y reducciones mucho más drásticos más adelante», advirtió el director ejecutivo de la AIE.