La maldición de los gobiernos italianos
► La nueva crisis política borra de un plumazo los últimos 17 meses de estabilidad
La nueva crisis de Gobierno en Italia, que amenaza con llevar al país a las urnas en otoño, ha hecho olvidar de un plumazo los 17 meses de estabilidad política que el últimoEjecutivoencabezadoporMario Draghi había logrado alcanzar. Casi un milagro laico en un país acostumbrado a crisis cíclicas, primeros ministros equilibristas y coaliciones imposibles, donde un gobierno dura de media 14 meses. Elrécorddepermanencialoostenta
el segundo Ejecutivo de Berlusconi, quien gobernó entre 2001 y 2005 durante 1.412 días. «Il Cavaliere»fue,además,elúltimoprimer ministro en ser elegido directamente por las urnas en 2008. Desde1948sehansucedido67gobiernos presididos por 29 primeros ministros. Y si se analizan sólo los últimos 26 años, Palazzo Chigi ha cambiado hasta 11 veces de inquilino con 17 gobiernos distintos. En el mismo periodo, por ejemplo, Francia ha tenido cinco presidentes de la República y Alemania tres cancilleres. Un peligroso juego de sillas que cuesta al bolsillo de los italianosmillonesdeeurosporque el frenazo de un gabinete ralentiza la máquina del Estado y pone en barbecho proyectos e inversiones. Pornohablardelasconsecuencias para las finanzas públicas y la prima de riesgo. La actual legislatura no es una excepción. Arrancó en 2018 después de casi tres meses de extenuantesnegociacionesyvetos cruzados y colocó a un desconocido abogado, Giuseppe Conte, al frente de una coalición formada por la Liga y el M5E. El experimento populista duró poco y cuando Salvini lanzó una «OPA» a su propio Ejecutivo, los «grillinos» firmaron una alianza con los socialdemócratas del PD encabezada por el mismo «premier». La crisis económica y social derivada de la pandemia, unida a otras maniobras políticas, se llevó por delante el segundo Gobierno de Conte y abrió las puertas a Draghi. Sin embargo, el ex presidente del Banco Central Europeo, llamado «in extremis» por el presidente de la República en febrero de 2021 para encabezar un gobierno de unidad nacional tampoco ha logrado librarse de la maldición de los gobiernos italianos.