La Razón (Cataluña)

El nuevo presidente de Sri Lanka no sofoca las protestas

► Los manifestan­tes piden la salida de Wickremesi­nghe tras ser designado

- Laura Laplana.

Los legislador­es de Sri Lanka han elegido a Ranil Wickremesi­nghe como nuevo presidente, con la esperanza de que su larga experienci­a en el gobierno ayude a sacar al país de una de sus peores crisis económicas y políticas. El resultado de la votación ha dejado desconcert­ado a muchos ciudadanos y se teme que enfurezca a los manifestan­tes, que señalan a Wickremesi­nghe como uno de los principale­s culpables de la crisis y al que llevan semanas exigiendo su salida del poder.

La votación, convocada ayer, se presentaba como una oportunida­d para que la oposición uniese fuerzas contra el actual Gobierno. Los líderes de la protesta habían instado a la oposición a presentar un único candidato para derrotar al ex primer ministro. Sin embargo, la mayoría de los miembros del Parlamento pertenecen al partido gobernante Sri Lanka Podujana Peramuna (SLPP), y apoyaron a Wickremesi­nghe. Wickremesi­nghe, que había sido primer ministro durante seis mandatos y era aliado clave del ex presidente Gotabaya Rajapaksa, se alzó con la victoria tras obtener 134 votos de los 223 posibles. Su rival más cercano fue el ex ministro de Educación y parlamenta­rio disidente del SLPP, Dullas Alahapperu­ma, que recibió 82 votos.Dirigiéndo­sealParlam­ento poco después del resultado, el recién nombrado presidente comunicó que, aunque el país había estado «dividido en líneas partidista­s, ha llegado el momento de trabajar juntos».

El nombramien­to de Wickremesi­nghe amenaza con incrementa­r el descontent­o y las tensiones sociales una vez más. Aunque los manifestan­tes prometiero­n no interrumpi­r la ceremonia de elección del nuevo mandatario, un reducido grupo se reunió en la entrada de la Secretaría Presidenci­al para protestar en contra del nombramien­to de Wickremesi­nghe. De nuevo, pedían su dimisión.

A principios de este mes, los manifestan­tes incendiaro­n la residencia privada de Wickremesi­nghe en la ciudad de Colombo e invadieron el palacio presidenci­al en un intento desesperad­o por derrocar al Gobierno de Rajapaksa y poner fin al caos que envuelve a Sri Lanka desde marzo. El ex mandatario y el entonces primer ministro prometiero­n dimitir para dar paso a un Gobierno de unidad. Rajapaksa huyó de la isla y envió su carta de dimisión oficial días más tarde.

Inmediatam­ente después,

Wickremesi­nghe fue nombrado presidente en funciones, una noticia que no fue bien recibida por la población. Wickremesi­nghe no parecía tener intención de salir del poder como había prometido y, anticipand­o nuevas protestas, el líder interino declaró el estado de emergencia en el país.

Muchos de ellos desconfían de Wickremesi­nghe porque le consideran una extensión del gobierno de Gotabaya Rajapaksa, al que relacionan con corrupción y nepotismo. Los manifestan­tes dicen que continuará­n su «aragalaya», la palabra cingalesa para «lucha», hasta que Wickremesi­nghe se vaya. Los líderes de las protestas ya habían insistido en otras ocasiones que permanecer­án en las calles hasta que se realice una renovación completa del Gobierno. Los habitantes de Sri Lanka se encuentran en una situación muy frágil y para la mayoría, el día a día se ha convertido­enunsuplic­io.Desde hace nueve meses, el país se enfrenta a la peor crisis financiera de su historia reciente, marcada por la escasez de alimentos, medicinas y combustibl­e. En la capital, muchos negocios se han visto obligados a cerrar, las estantería­s de los supermerca­dos están cada vez más vacías y los ciudadanos hacen colas durante horas para comprar gasolina.

La calle culpa a Wickremesi­nghe de no saber gestionar la crisis cuando era primer ministro

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REUTERS Los manifestan­tes corearon ayer eslóganes contra la elección de Wickremesi­nghe por parte del Parlamento

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