Hogares y centros sociales, consumidores protegidos La Comisión aconseja no racionar la energía a sectores como salud, defensa o refino
► Serían los últimos en sufrir algún tipo de racionamiento en caso de tener que llegar a medidas extremas.
Bruselas es consciente de la dificultad de poner en marcha los planes de ahorro energéticos que propone en su plan. Por eso, ha enviado una guía a los países europeos en la que anima a que aquellas empresas mejor preparadas para reducir la demanda lo hagan a cambio de compensaciones financieras en forma de subastas que puedan ser organizadas entre diferentes países.
Además, ha establecido una serie de sectores que deberían quedar exentos de estos planes de racionamiento energético tanto en la fase preventiva como, si llegara el caso, en la obligatoria. Entre ellos, se encuentran los relacionados con la salud y la industria farmacéutica, la alimentación, la seguridad, el medio ambiente, la defensa y las refinerías. Bruselas aconseja a los Estados miembros que en sus planes nacionales evalúen si una disrupción del suministro energético puede tener un impacto en las áreas antes señaladas. Por ejemplo, el mal tratamiento de los residuos o del agua puede acabar repercutiendo en la salud y el medio ambiente, según aseguran los técnicos comunitarios.
Además, la Comisión Europea recomienda, antes de tomar decisiones, medir el impacto del racionamiento energético de un sector en la cadena de valor dentro de la Unión Europea para coordinar la respuesta dentro del mercado común, además de los efectos que puede tener en las instalaciones de ciertas industrias un corte de suministro abrupto. En algunos casos, Bruselas aconseja sustituir la producción propia por la importación de ciertos productos de manera temporal, aunque reconoce que no es una receta válida para todos los casos.
Obstáculos
Parece evidente que este plan europeo puede encontrarse con muchos obstáculos. En una reciente entrevista con LA RAZÓN, el director de Business Europe, Markus J Beyrer, la asociación que da cobijo a las patronales de 35 países, se mostró en contra del ahorro preventivo de gas y abogó por que este tipo de medidas tan sólo se planteen como “último recurso”
Dentro de los aspectos más controvertidos del plan, Bruselas aboga por sustituir el gas de manera prioritaria por fuentes de energía renovables, pero abre la puerta a la energía nuclear e incluso al carbón como medida temporal si no existen alternativas, a pesar de que la utilización de este combustible fósil contraviene la política europea de lucha contra el cambio climático. Países como Alemania ya están evaluando la posibilidad de reintroducir la nuclear como tecnología de apoyo para producir energía cuando la generación renovable no es suficiente para atender por completo la demanda.
Además, aunque la Comisión Europea recomienda a los hogares bajar el aire acondicionado y los termostatos, considera prioritario que estas limitaciones se pongan en marcha en los edificios públicos, oficinas y centros comerciales. El objetivo es no sobrepasar los 19 grados centígrados durante el invierno. Según esta guía, los hogares, la calefacción urbana y algunos servicios sociales son considerados consumidores protegidos y serían los últimos en sufrir los racionamientos en caso de que fueran necesario acometerlos para ahorrar energía.