La Razón (Cataluña)

«¡Tercero del mundo, tío!»

► Katir llegó a España a los 5 años desde Marruecos y se siente cien por cien español

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Llevo dos meses fuera de mi casa para esto. Hay mucho sacrificio y trabajo detrás»

Mohamed Katir «Espero que esto inspire a todos los chavales que hacen atletismo, como me sucedió a mí»

Mario García Romo

«¡Tercero del mundo, tío!», gritaba emocionado Mohamed Katir después de conseguir la medalla de bronce mundial en la final de 1.500. «Hay que estar dentro de mí para saber lo que siento ahora mismo. Es mucho sacrificio, llevo dos meses fuera de mi casa, extrañando a mi familia. Es duro y la gente no sabe todo lo que hay detrás de esto. He hecho disfrutar a mi pueblo», añadía el chico de moda del «milqui» español, que confirmó en el Mundial lo que el año pasado mostraba a base de marcas estratosfé­ricas. «Estoy muy feliz por cómo lo he hecho, y más en un campeonato con tanto nivel. Estoy muy orgulloso. Espero que haya hecho disfrutar a España, porque esto es sólo el comienzo. En un mes está el Europeo», lanzaba Katir, que se había sentido fuerte durante toda la carrera. «Por eso me quedé atrás al principio. Guardaba fuerzas, sabía que muchos bajarían al final y que tendría opciones. Me empezaron a doler las piernas cuando quedaban 60 metros, pero no podía pararme ya», explicaba este atleta nacido en Marruecos pero español por los cuatro costados. «Me siento cien por cien español. He crecido y he estudiado aquí, he pasado toda mi vida aquí, mi carrera como atleta se ha forjado aquí. Quiero competir como español y sólo como español», decía antes de los Juegos Olímpicos de Tokio, donde compitió en los 5.000 metros y no estuvo al nivel que de él se esperaba. Esa espina se la ha sacado ahora en Eugene, en el Mundial al aire libre, «donde van los buenos», como aseguraba hace unos meses comparándo­lo con la pista cubierta.

Su padre llegó en patera a España a finales de los 90, unos años antes de que Katir naciera. Cuando cumplió cinco años la familia se reunió, primero en Huesca y luego en Mula (Murcia). Como otros muchos atletas, jugaba al fútbol no muy bien, pero destacaba por su velocidad y su físico privilegia­do, así que creció haciendo atletismo, aunque no hubiese una pista cerca de su casa. A los 24 años se ha convertido en el primer medallista español de 1.500 llegado del otro lado del Estrecho.

«Al ver tres españoles en la línea de salida había mucha gente que no creía en nosotros. Había gente diciendo que ninguno nos traería ninguna medalla. Me gustaría decirles que esto es un bronce, y que sólo queremos que nos apoyen y lo pasen bien», se quejaba Katir, que entró en meta justo por delante de Mario García Romo, cuarto del mundo con 23 años y con mucha proyección para el futuro. «No me lo creo. España está en un buen momento, en un momento dulce para el 1.500, y espero que esto inspire a todos esos chavales de categorías inferiores que hacen atletismo. Yo cuando crecía veía a grandes atletas y ahora quiero ser yo el que inspire a la siguiente generación», explicaba. El último de los españoles fue el granadino Ignacio Fontes, que no tenía buenas sensacione­s ya desde el calentamie­nto previo.

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EFE Ignacio Fontes, Mo Katir y García Romo, los tres españoles de la final de 1.500

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