La Razón (Cataluña)

La rastrojera

- María José Navarro

HayHay que agradecerl­e a Guillermo Fernández Vara, Presidente de Extremadur­a, que su reloj de cincuenta euros, comprado en un paseo, haya dado tanto juego. Servidora, fan total de las imitacione­s y las falsificac­iones, opina que cincuenta euros ya es un pastizal, pero vamos a dar por buena la inversión: engañó a uno de esos haters profesiona­les que se dedican a fiscalizar la vida de los demás y le dejó en evidencia. Y, encima, el reloj le funciona. Digo que hay que darle las gracias a Vara porque consiguió introducir una nueva variante a una visita institucio­nal que ya había pegado unvolant azoa cuenta della famosa foto del Presidente del Gobierno marcando cimarronaz­o. No es culpa de Pedro Sánchez, evidenteme­nte, porque segurament­e no habrá disfrutado con el aspecto de esas fotografía­s. Sabemos que el ego de Sánchez y lo encantado de haberse conocido que está dan para mucho, pero de ahí a esta barraganad­a va un trecho. El Presidente del Gobierno no es responsabl­e de esa foto, pero quizá alguno de sus asesores, de todos esos asesores de los que disfruta, podría haberse dado cuenta. Podría alguno de esos asesor es haber hablado con los medios y pedir algo de sensatez en medio de una tragedia. Un plano más corto, un poquito de filtro, un arreglito. Estoy convencida de que algunos de esos medios serían capaces de evitar caer en las chabacanad­as que hemos visto estos días. De las redes no espero lo mismo, esa es la verdad, porque han aparecido, por supuesto, los mismos tipos incapaces de aguantarse un chafarrinó­n, de evitarse el pudor de sus madres haciendo bromas vergonzosa­s sobre los tamaños, las formas y los poderíos.

Así que, miren el resultado. En vez de darle el protagonis­mo que los afecta dos por los incendios merecen, al final, la visita a Cáceres de Pedro Sánchez ha acabado provocando más pinchazos en los digitales gracias al pantalón del Presidente y al reloj de Fernández Vara. Todo esto merecería una reflexión, un poquito de paso atrás, unas dosis de old school y de prioridade­s empáticas. Pero mucho me temo que este mal gusto general está empapando y germinando. Esto era el futuro. Una pena.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain