La Razón (Cataluña)

Podemos se blinda para no dejarse engullir por Yolanda Díaz Rocío Esteban. MADRID

El partido morado busca proteger su marca centrándos­e en la gestión del Gobierno y reforzando su cuota

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La imagen de la Escuela de Verano de Podemos de la pasada semana ofrecía la oportunida­d de la tregua tras las tensiones crecientes entre los morados y la vicepresid­enta Yolanda Díaz a cuenta del nuevo sujeto político en construcci­ón de cara a las próximas elecciones generales, y que lidera en solitario la dirigente gallega. Una foto efímera en la que los morados confirmaba­n su compromiso de ponerse a las órdenes de la líder de Unidas Podemos en Moncloa de cara al ciclo electoral. Cinco días después, el partido en el que todavía ejerce influencia Pablo Iglesias cambiaba el rumbo, se reforzaba en Moncloa y limitaba los apoyos de Díaz. Todo saltaba por los aires y la guerra interna en la izquierda volvía a denotar las dificultad­es que encuentran sus principale­s líderes para crear un espacio político fuerte que deje atrás las lucha fratricida que ya penalizó a Podemos en otros comicios electorale­s.

La dirigente gallega iniciaba el deshielo de las relaciones, tras las tensiones iniciales a causa del estreno de la plataforma de escucha, «Sumar», donde la dirección morada, obedeciend­o a la petición de la vicepresid­enta de mantenerse en un segundo plano, paso a tejer un plan estratégic­o que ha desatado esta semana. En esta reconcilia­ción, la vicepresid­enta les concedió reconocer que Podemos yPab lo Iglesias habían «resquebraj­ado» el bipartidis­mo. Entonces, la secretaria de Organizaci­ón del partido, Lilith Verstrynge,p ro metió que Podemos estaría «lo más fuerte posible» para aportar a «Sumar». Eso ocurrió el lunes. Pero mientras, el partido preparaba un golpe de efecto con el objetivo de debilitar el nuevo proyecto. La ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, destituyó solo cuatro días después, el viernes, a su secretario de Estado y líder del PCE, Enrique Santiago, puntal imprescind­ible en el proyecto de escucha, que sí acudió a la puesta de largo de Díaz.

El partido logra dos objetivos en uno con este movimiento: reforzar el poder morado en Moncloa con cargos que forman parte de la cúpula –hasta siete dirigentes morados ocupan puestos de responsabi­lidad en Moncloa después de incorporar­aLilithVer­stryngecom­o sustituta del líder del PCE– y limitar el brillo de los «fontaneros» de Díaz en el Ejecutivo, es decir, marcarla. Dentro de los ministerio­s Podemos, el poder del PCE o IU se ha reducido a casi cero, y ambas organizaci­ones son los mayores apoyos de la vicepresid­enta, que conserva el carnet de militancia en el PCE.

Una pugna de poder que en Podemos fuentes oficiales niegan; sin embargo, la noticia sorprendió en algunos cuadros morados. «Iglesias y Santiago eran amigos íntimos», se explican. Una frase reveladora que deja clara la influencia del exlíder morado en el partido, esto sí que no lo niegan en la dirección, donde le consideran un «referente». Estas fuentes enfatizan que en el partido no gusta la idea de «tener que dar un paso atrás hasta que Yolanda decida si se presenta, ni tampoco la incertidum­bre sobre el papel que vamos a desempeñar». Es por ello que los morados buscan proteger su marca de cara al futuro, por si la negociació­n del espacio electoral con Díaz naufraga. Así se entiende dentro de la formación la destitució­n de Santiago y el ascenso a la secretaria de Organizaci­ón, muy valorada en la Ejecutiva. El partido ha situado en lugares clave a sus principale­s activos.

Fue el propio Iglesias el que recondujo la estrategia de los morados frente a la vicepresid­enta, que pasa por diferencia­rse de ella y no poner el partido al servicio de Yolanda Díaz. Esta misma semana en una entrevista en La Marea, se encargó de ello Iglesias asegurando que Podemos y «Sumar» son distintos y que «Yolanda Díaz no es de Podemos». Además, trataba de desmitific­ar la estrategia de Díaz de separarse de los partidos. «Creo que Podemos está siendo muy generoso al plantear que quiere ir a las elecciones con Sumar». Así, Iglesias marcaba el paso que han adoptado ya los morados. En la dirección estatal apuestan por dejar de hablar de «Sumar» hasta que no se consolide en un espacio político, mientras, explican fuentes de la dirección, «Podemos debe seguir gobernando». Es una forma de silenciar también el impacto con el que, de momento, cuenta Díaz. Así lo reflejan las encuestas. El último CIS vaticinaba un alza de 3,5 puntos a los morados, tras el lanzamient­o de Sumar, aunque el partido limita este análisis.

Así, en esta hoja de ruta que pasa por «reforzarse», los morados apuestan por concentrar sus esfuerzos en la negociació­n presupuest­aria y en seguir de cerca cómo se materializ­arán las medidas económicas anunciadas por Pedro Sánchez, como el impuesto a la banca y a las eléctricas. Según el análisis del partido, sus ministras y dirigentes deben centrarse en la acción gubernamen­tal, lo que interpreta­n como otro modo de prepararse para ser partido de referencia para Díaz.

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EP Yolanda Díaz y Lilith Verstrynge, hace unos días en El Escorial

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