Vanesa Sánchez.
DiceDice que este es su año o, al menos, así lo siente, pues la vida le sonríe tanto en el terreno profesional como en el personal. Carolina Cerezuela (Elche, Alicante, 1980) recibió la noche del viernes acompañada por su marido, el tenista Carlos Moyá, el premio de Mallorquín de Verano, un galardón que entrega la asociación sin ánimo de lucro que lleva el mismo nombre y cuyo objetivo es reconocer públicamente a aquellas personas que no son de la isla pero que proyectan una gran imagen de Mallorca con proyección exterior.
Kyril de Bulgaria, Diandra Douglas, James Costos, Joaquín Prats… son solo alguno de sus predecesores en el premio. ¿Cómo recibió la noticia?
La verdad es que me hizo una ilusión tremenda porque no me lo esperaba para nada. Me lo tomo como un gesto, un regalo de cariño hacía mí muy bonito porque yo no soy consciente de que la gente se da cuenta de mi amor por Mallorca. La isla forma parte de mi vida.
Ustednoessolo«mallorquinade verano»…
¡Qué va! Antes incluso de formar mi propia familia e instalarme aquí yo ya visitaba la isla muchísimo, de hecho, la gente cree que soy mallorquina de nacimiento cuando soy alicantina. Ahora, eso sí, Mallorca es mi hogar y me gusta decir que soy mallorquina de todas las temporadas. La isla es una delicia sobre todo en otoño y en primavedrid, ¡Cojo aviones como quien coge autobuses! Es verdad que el trabajo lo tengo prácticamente en MaTengo
MaTengo una premisa máxima y es que, si Carlos está fuera, yo solo hago una noche fuera. El resto, estoy con los niños. Evidentemente, tengo ayuda en casa y luego están las abuelas, que no sé qué haríamos sin ellas. Cuando Carlos regreYo
regreYo no sé si nos estamos volviendo más moralistas, pero sin duda algo estamoshaciendomalcomosociedad cuando es noticia si tal persona u otra sale del armario. Después surgen las noticias de las violaciones grupales, de los pinchazos y la sumisión química, de la violencia de género y, evidentemente, como mujer y como madre me preocupa. Nos falta mucho trabajo en integración y en concienciación. Alguien tiene que ponerse las pilas.