El láser, la mejor arma en la batalla contra el acné
cada semana o de forma mensual que duran entre 15-30 minutos. No precisan anestesia previa y en la mayor parte de los casos permiten seguir haciendo la vida normal al paciente. Algunos de estos tratamientos también se pueden combinar con otros tópicos, o incluso orales, mejorando los resultados y la adherencia al tratamiento», cuenta LópezEstebaranz.
Respecto a los resultados obtenido con este abordaje, las cifras son significativas. «En distintos estudios en acné moderado severo han mostrado eficacias superiores al 80% en la reducción de las lesiones inflamatorias y en los comedones (puntos negros y blancos)», continúa el experto.
«Realmente es difícil de decir cuánto mejora, pero sí que hay algunos estudios que nos dicen que para las lesiones inflamatorias, que son los granos como tal, las pápulas y pústulas, las reduce en un 70-80%, mientras que para las lesiones más «retencionales», que serían los comedones o puntos negros y quistes de milium, etc., lo hace en un 40-50%. Esto, normalmente, después de unas dos o tres sesiones», añade Adrián Alegre, miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (Gedet) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
En cualquier caso, prosigue, «lo ideal es combinar la isotetrinoína con los láseres, lo cual permite usar dosis de la mitad en cuanto al medicamento, y consiguiendo el mismo efecto o mantenido durante más tiempo. Lo bueno es que no tenemos los clásicos efectos secundarios como sequedad de piel o efectos adversos en el hígado».