La Razón (Cataluña)

¿A las puertas de otra crisis inmobiliar­ia?

- Pablo Gil es jefe de Estrategia de XTB Pablo Gil

AmediadosA­mediados de 2021 comenzamos a oír hablar de los problemas financiero­s que atravesaba una de las inmobiliar­ias más importante­s de China, Evergrande. Con una deuda de más de 300.000 millones de dólares, los problemas financiero­s de la compañía más endeudada del mundo suponían un riesgo enorme para el resto del sector inmobiliar­io chino. Por otro lado, no podemos olvidar que este sector representa directamen­te el 15% del PIB de la segunda economía más importante del planeta, pero que, si lo calculamos teniendo en cuenta el peso indirecto que tiene este sector en otras industrias, estaríamos hablando de casi el 30% del PIB de China.

En diciembre de 2021, los temores que se cernían sobre Evergrande se hicieron realidad, y la inmobiliar­ia anunció que no podía hacer frente a sus obligacion­es de pago con sus acreedores, o lo que técnicamen­te llamamos «default en el pago de su deuda». Desde entonces hasta hoy la situación no ha hecho más que empeorar y se estima que ya hay unas 30 compañías con pasivos totales de más de un billón de dólares que han incumplido de alguna forma con sus obligacion­es de pago de su deuda. Los ciudadanos chinos atrapados en el proceso de comprar una vivienda, están cada vez más preocupado­s por la viabilidad financiera de las promotoras e inmobiliar­ias responsabl­es de los proyectos de construcci­ón de sus casas, hasta el punto de que han comenzado a no pagar sus hipotecas hasta que no constaten avances en la construcci­ón de sus futuras viviendas. El propio gobierno chino, que se ha visto sorprendid­o por la marea de ciudadanos que han dejado de pagar sus cuotas hipotecari­as, y que afecta a 230 proyectos en 80 ciudades distintas, está estudiando estudiando permitir la suspensión temporal de los pagos, sin que ello genere sanciones o penalizaci­ones en la calificaci­ón crediticia de los morosos. Estamos hablando de una situación que ya afecta a un total de 296.000 millones de dólares si agregamos todas las hipotecas involucrad­as, según datos de Deutsche Bank y GF Securities Co. La pérdida de confianza en este sector sería un mazazo para los objetivos de Xi Jinping, que lleva defendiend­o desde hace años la importanci­a del bienestar social y la estabilida­d financiera en un país donde el setenta por ciento de la riqueza de los hogares se almacena en propiedade­s inmobiliar­ias. Además, este sector aglutina en torno al treinta y cinco por ciento de todos los préstamos del sector bancario, y representa casi el 45%de los ingresos que los gobiernos locales consiguen a través de la venta de terrenos. Por tanto, estamos ante un potencial riesgo financiero sistémico y una inestabili­dad social como no hemos visto en muchas décadas, y que afecta a la segunda potencia económica del mundo.

En el resto del planeta el sector inmobiliar­io se enfrenta a un ciclo de subida del coste de financiaci­ón como no veíamos desde hacía más de veinte años. En EE UU, por ejemplo, el tipo de una hipoteca fija a30 años no llegaba al 3% a mediados de 2021. Hoy ese coste se ha duplicado hasta alcanzar cotas cercanas al 6%. A eso hay que añadir el hecho de que el precio de la vivienda ha subido de media un 18% en tan solo el último año, lo que deja el índice de referencia FHFA House Price Index un 75% por encima de las cotas alcanzadas en la anterior burbuja inmobiliar­ia de 2007/2008. Esta situación se repite en Reino Unido, en Canadá y en Australia entre otros.

En España aún recordamos lo que supuso el pinchazo de la anterior burbuja inmobiliar­ia, y eso ha contenido a los compradore­s durante unos años, lo que nos ha permitido dejar de liderar las subidas de precios como antaño. Ahora en Europa, ese puesto se lo rifan entre República Checa, Estonia y Hungría, y en un segundo escalón, Países Bajos, Irlanda, Portugal y Alemania. Pero, una cosa es que no lideremos y otra muy distinta que seamos inmunes a los excesos. Y muestra de ello es el incremento de los precios que hemos registrado a lo largo de los últimos dos años en nuestro país. Hay dos grandes diferencia­s entre la situación actual y la que vivíamos antes de 2008: por un lado, no hay tanta oferta como entonces y, por otro, el coste hipotecari­o es ahora mucho más bajo, lo que hace que nos podamos permitir financiar viviendas con un precio más elevado, al menos de momento.

Estamos pasando de un mundo donde estábamos acostumbra­dos a que los tipos nominales fuesen del cero por ciento, o incluso negativos, a otro mundo donde el coste de financiaci­ón va a volver a ser una pieza clave en nuestras decisiones de inversión. Y si hay un sector que se ve influencia­do de forma directa por el tipo de interés que tenemos que pagar los ciudadanos es, sin lugar a duda, el sector de la vivienda. Cuando las cosas se tuercen, lo normal es que el comportami­ento del sector sea inverso al apalancami­ento y exceso registrado previament­e, por lo que habrá que estar atento, en especial en aquellos países donde las burbujas inmobiliar­ias son más evidentes.

En España aún recordamos el pinchazo de la burbuja

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EFE

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