Cómo dejar de ser John Malkovich Matías G. Rebolledo.
El nominado al Oscar visita Madrid con «The Infernal Comedy», obra de teatro en la que da vida a un asesino en serie
EnEn la ya icónica «Cómo ser John Malkovich», película de Spike Jonze de 1999, cuando el propio actor estadounidense conseguía viajar hacia su propio subconsciente –con escatológico esfuerzo–, el resultado era grotesco: el recuerdo de una cena con una atractiva mujer era interrumpido por su propio rostro, en ella y en el camarero que los atendía, así como en el resto de los comensales del restaurante. Esa constante batalla contra su ego, quizá el de uno de los mejores actores de su generación parece ya una lejana conquista en «The Infernal Comedy», el espectáculo teatral con el que lleva girando varios años por el mundo y que ahora le trae de visita a Madrid.
En la obra, traducida al español como «Confesiones de un asesino en serie», el dos veces nominado al Oscar interpreta a Jack Unterweger, uno de los criminales más peligrosos de Europa Central y responsable de más de doce homicidios, la mayoría a prostitutas checas o austriacas. Entre composiciones de Gluck, Vivaldi, Händel, Haydn y Mozart, Malkovich recorre la vida de lo que, en su momento, se creyó el patrón oro de la reinserción: tras su puesta en libertad por buen comportamiento, Unterweger no demoró demasiado en volver a matar, poniendo así en cuestión todo el sistema penitenciario. Tras su última condena, a cadena perpetua, el asesino arrebató una última vida, la suya, ahorcándose con su cinturón y los cordones de sus zapatos, tal y como solía hacer con sus víctimas.
Actor de grises
«Siempre es positivo si alguien se ofende por lo que haces. Siempre tiene un componente bueno. No creo que haya algo ni bueno ni malo en interpretar personajes malos, o por lo menos no buenos. El grueso de la dramaturgia mundial se basa, casi siempre, en personajes quizás no necesariamente buenos o que no fueran malos pero que habían tomado una serie de malas decisiones», explicó el actor a su llegada a Madrid para presentar el espectáculo, que podrá disfrutarse los días 11 y 12 de agosto en el centro Conde Duque. Arropado por Andrea Levy, delegada de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, Malkovich ahondó en los grises que han ido adornando su carrera, desde el Mitch Leary de «En la línea de fuego» al Valmonte de «Las amistades peligrosas», pasando por el Javert de Victor Hugo al que dio vida en televisión: «Algunos personajes tienen unas cualidades evidentes y otras que no lo son tanto, pero esto no consiste en aprobar y reprobar a alguno de ellos. No puedes juzgarles antes de intentar entender sus motivaciones», explicó serio sobre su labor actoral.
Sobre el propio montaje, ese que le va transformando en monstruo pero que vibra en lirismo gráfico gracias a la labor en la dirección de Michael Sturminger, Malkovich centró sus declaraciones en la propia experiencia teatral que se consigue gracias a la música de los grandes maestros: «Es como si te golpeara una casa en movimiento. No puedes enfrentar la música de cara, tienes que rendirte, dejar que te arrolle y ver cómo abordarlo. Supone una experiencia única, es algo que he disfrutado muchísimo y solo se puede definir como único», concretó antes de significar lo que él cree la verdadera diferencia entre cine y teatro, sus dos amores: «Una película, aunque sea duro o extraño decirlo, siempre es la misma. La obra de teatro cambia en cada representación, se convierte en algo disfrutable solo en ese instante y, por lo tanto, quizá en una experiencia más efímera».
Con un reparto que completan las sopranos Susanne Langbein y Chen Reiss, «The Infernal Comedy - Confesiones de un asesino en serie» se interpretará completamente en inglés para ser fiel al texto original, pero se conservan los idiomas propios de las piezas líricas y los subtítulos en español.