Colau, ausente en el inicio de Gràcia y en plena pugna con los restauradores
► La alcaldesa, que encabeza hoy el acto del 17-A, no se dejó ver por el pregón y tiene que reunirse con el gremio tras las críticas
Barcelona mide la vuelta a la normalidad con las fiestas de Gràcia, las más emblemáticas y populares de la capital catalana, sin restricciones por primera vez tras dos veranos de pandemia y con una afluencia que ha desbordado todas las expectativas en las primeras horas. La cita, además, supone una auténtica prueba de fuego con un ojo puesto en la convivencia con los vecinos y otro en la seguridad.
Eso sí, en el arranque la gran ausente fue la alcaldesa Ada Colau, justo un año después de ser abucheada e incluso de romper a llorar por los gritos en su contra en el discurso que entonces pronunció Jordi Cuixart (Òmnium) en el pregón del barrio. La ex activista se llevó entonces un auténtico aluvión de silbidos y gritos de los vecinos, una reprimenda que puso en evidencia cómo su figura genera cada vez más rechazo entre el independentismo por su postura ambigua sobre el «procés».
Colau no estuvo este domingo pasado en el balcón consistorial y evitó así someterse al escrutinio del barrio con todas las cámaras enfocando hacia ella. De hecho, se especuló con su presencia hasta el final y en el acto sí estuvo el teniente de alcalde Albert Batlle, como alcalde accidental de Barcelona con el concejal de Gràcia, Eloi Badia (BComú), y el presidente del Consell del Districte, Ferran Mascarell (Junts).
Y ambos, tanto Badia como Mascarell, recibieron gritos de los vecinos en su turno de palabra, especialmente el primero, quien detuvo su discurso ante los silbidos y apenas recibió aplausos al final. Otra reprimenda para el equipo de la alcaldesa de Barcelona Barcelona a menos de un año de las elecciones municipales, a las que optará a la reelección por tercera vez con una tendencia claramente a la baja según las últimas encuestas.
Con el barómetro municipal en la mano, Colau saca su peor valoración entre los barceloneses. Por si eso fuera poco, su partido, los Comunes, han visto como la holgada diferencia de casi cinco puntos de la última encuesta del Ayuntamiento se reduce a apenas uno con Esquerra y Ernest Maragall, principales rivales en el horizonte con permiso del PSC, pendiente de ratificar la carta de Jaume Collboni. Y, entre los problemas de los barceloneses, además de la suciedad y la inseguridad habituales, vuelve a despuntar el turismo coincidiendo con un verano de adiós a la pandemia.
Por otro lado, los restauradores denunciaron la semana pasada la ausencia de Colau en plena guerra por las terrazas y las limitaciones horarias impuestas por el Ayuntamiento de Barcelona. «Tiene que dar la cara. Tiene que interrumpir sus vacaciones de la misma forma que el gobierno que encabeza ha interrumpido las de los restauradores». Las restricciones también llegarán al barrio de Gràcia y se aplicarán una vez terminen las fiestas.
La entidad reclamó una reunión urgente con Colau y apuntó que el encuentro podría producirse la esta semana «aprovechando que la alcaldesa tienen previsto estar en la ciudad» para participar en los actos conmemorativos del quinto aniversario del atentado de la Rambla, esta mañana en el centro de la capital catalana.