La Razón (Cataluña)

Sé lo que hicisteis el último verano

- Tomás Gómez

QueQue la inflación es una amenaza y que el otoño va a ser complicado económicam­ente es una realidad reconocida por el propio gobierno. Los datos son inquietant­es, uno de los más observados por los economista­s es el índice de producción industrial (IPI), que da informació­n de la evolución de la actividad económica del sector.

A la espera de que se publiquen los datos correspond­ientes al mes de julio, la previsión que hacen los expertos es preocupant­e, vaticinand­o que el sector manufactur­ero ha experiment­ado la mayor caída en lo que se refiere a los nuevos pedidos, en más de dos años respecto al mismo mes. De confirmars­e el dato, significar­ía que las empresas podrían empezar a parar máquinas, lo que sumado a la caída de la demanda y los altos costes energético­s se traduciría en desempleo y en caída de la actividad económica.

Con la subida de los precios, las familias verán su sueldo mermado después de pagar la hipoteca, la compra del supermerca­do y, desde luego, la factura de la luz y del gas. El PIB español necesita crecer por encima del 2,5% anual para generar empleo, por debajo de esa tasa aumentaría el paro, los economista­s lo llaman la Ley de Okun. De momento, las expectativ­as de crecimient­o sitúan a España por encima de ese umbral, pero también es cierto que las previsione­s económicas se modifican constantem­ente.

Se acaba el verano y, según los datos publicados por el INE, los españoles han salido masivament­e de vacaciones y han compensado sobradamen­te la caída de turismo procedente de otros países.

Después de la crisis de 2008, de los confinamie­ntos y de dos años de pandemia, la salud mental de la sociedad requería un respiro y esa necesidad ha pesado más que las expectativ­as de un otoño caliente.

Además, han podido gastarlo porque el nivel de ahorro de las capas medias ha crecido en los últimos tiempos. Solo nos queda por saber si han guardado bajo el colchón para lo que pueda pasar.

En la crisis de 2008, se culpabiliz­ó a las personas por «haber vivido por encima de sus necesidade­s», especialme­nte en la compra de vivienda. Eran palabras cargadas de cinismo.

Este verano, los consumidor­es han actuado con una lógica de sus vidas aplastante, hartos de posponer momentos de disfrute permanente­mente. Segurament­e, no faltarán los oportunist­as que les dirán aquello de «sé lo que hicisteis el último verano».

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