La Razón (Cataluña)

Chicago, viaje a la ciudad del Míchigan

Además de su inconfundi­ble skyline y su mítico lago, cuenta con museos, zonas verdes y atractivos culturales que dejan huella en la memoria

- Maica Rivera.

ConCon el tiempo, creo que Chicago será la gran ciudad más hermosa que quede en el mundo». Esta frase pronunciad­a por el arquitecto Frank Lloyd Wright es una muestra de las sensacione­s que causa la ciudad más grande del estado de Illinois a quien vive en ella. Una ciudad moderna y cosmopolit­a situada a orillas del lago Míchigan que se define por sus imponentes rascacielo­s, sus museos y parques rebosantes de obras de arte y el sonido del jazz y del blues, que envuelven su vibrante atmósfera. Por todo ello, al viajero también le causará la misma sensación que ya le produjera hace casi un siglo al mencionado arquitecto, la de estar en una de las urbes más hermosas del globo.

Conocida como «la ciudad de los vientos» y «segunda ciudad», Chicago destaca por su arquitectu­ra moderna y sus impresiona­ntes rascacielo­s. Empezamos nuestro recorrido por aquí, por uno de sus edificios más icónicos, la Torre Willis, donde es imprescind­ible subir al espacio skydeck, en la planta 103, a 412 metros del suelo; sus cuatro miradores de cristal permiten ver una panorámica única de Chicago. Otro de los edificios más emblemátic­os, y uno de los hoteles más famosos de EE UU, es la Torre Trump, cuyas ventanas ofrecen unas maravillos­as vistas de la desembocad­ura del río Chicago en el lago Míchigan.

Seguimos con nuestro particular recorrido para conocer los rascacielo­s más emblemátic­os de Chicago, y uno de ellos es la Torre Aon, cuya fachada hecha en mármol fue sustituida en 1990 por granito, también en un impoluto blanco. De estilo neogótico es la Torre Tribune, ubicada en la avenida Míchigan, y encuyafach­adaincluye­ronpiedras de diferentes partes del mundo y demonument­ostanicóni­coscomo el Taj Mahal, la Muralla China y el Partenón de Grecia. En frente de la Torre Tribune se alza el edificio Wrigley, una de las torres de oficinas más famosas de toda América. Otro de los rascacielo­s que no puede faltar en una lista de los más emblemátic­os es el John Hancock Center, cuya principal atracción es la cápsula acristalad­a Tilt, una plataforma de observació­n inclinada hacia delante que ofrece unas vistas de impacto. Eso sí, no apta para quien sufre de vértigo.

Tras un vistazo a sus principale­s rascacielo­s, nos detenemos ahora en sus museos, una magnífica opción para disfrutar de la esencia de Chicago, la ciudad que ama el arte. Uno de los más recomendab­les es el de The Field Museum, un inmenso museo en cuyo vestíbulo nos recibeunen­ormeTirano­saurioRex y que cuenta con más de 30 exposicion­es permanente­s sobre la historia de la civilizaci­ón humana, aunque su exposición más célebre es la amplia muestra que tiene de esqueletos de dinosaurio­s. Imprescind­ible también conocer el Art Institute of Chicago, que alberga más de 300.000 obras de arte, entre ellas piezas japonesas únicas y obras de El Greco, Rembrandt y Edward Hopper. El Museo de Arte Contemporá­neo es otro de esos lugares en los que cualquier amante de la pintura debe detenerse, ya que reúne una de las coleccione­s más amplias de arte creado después de 1950, en él también pueden verse obras de artistas locales emergentes y un programa de artes escénicas. Otros museos muy recomendab­les son el Museo de las Ciencias y la Industria, el Museo de Historia de Chicago y el Museo DuSable de Historia Afroameric­ana.

Otra parada muy recomendab­le es el Shedd Aquarium, durante mucho tiempo el acuario más grande del mundo. Es una magnífica opción si se viaja en familia y con niños, ya que podrán ver aproximada­mente 32.500 animales acuáticos de todo el planeta: desde caimanes pasando por anacondas y pirañas hasta leones marinos y pingüinos. Para toda la familia es también el Adler Planetariu­m que, fundado en 1930, tiene exposicion­es sobre las misiones lunares, el telescopio, el Sistema Solar y el origen del universo.

Mención especial merecen los parques con los que cuenta Chicago, entre ellos el Grant Park; ubicado en pleno centro, sus 129 hectáreas están formadas por otros parques más pequeños y cuenta con numerosos atractivos, como una pista de hielo en invierno, conciertos de jazz en verano y el Millennium Park, donde se encuentra la icónica escultura Cloud Gate del artista indio-británico Anish Kapoor, la Fuente Crown y las galerías Boeing. Aquí también, en Millennium Park, se puede disfrutar de grandes festivales musicales en el Pabellón Jay Pritzker –realizado por el famoso arquitecto de Frank Gehry– y de espectácul­os de música y danza en el Harris Theater. Otros jardines muy recomendab­les son el Lincoln Park –aquí se encuentra el mencionado Museo de Historia de Chicago, el jardín botánico Lincoln Park Conservato­ry y el Cultural Center–; el Garfield Park, con más de 120.000 plantas de 600 especies; o el Maggie Daley Park, ideal si va con niños, ya que pueden jugar en el Play Garden.

Playas, compras, béisbol...

De justicia es mencionar, aunque sea en unas breves líneas, sus más de 20 playas en la costa del lago Míchigan. Algunas de las más destacadas son North Avenue Beach, Oak Street Beach y Ohio Street Beach. Y otras experienci­as recomendab­les para disfrutar al máximo de Chicago es visitar el pequeño barrio de Chinatown; ir de compras en calles tan conocidas como la Magnificen­t Mile, lleno de boutiques –aquí encontrará tiendas de moda de las mejores firmas– y centros comerciale­s como el Water Tower Place, con más de cien tiendas en un edificio de ocho plantas, o el Navy Pier, en el que también hay un buen número de bares y restaurant­es, atraccione­s y teatros. Y para los amantes del deporte y la cultura americana, nada mejor que disfrutar de un partido de béisbol con el equipo por excelencia de la ciudad, los Chicago Cubs. Y, por supuesto, no puede faltar escuchar un concierto de blues o jazz en alguno de sus muchos bares en los que es frecuente esta música.

Chicago sorprende por sus imponentes rascacielo­s que dejan una huella en la memoria, como también lo hacen sus museos, sus parques, sus playas o sus espacios para el ocio y las compras. Deja un grato recuerdo en los viajeros que la conocen, quienes suelen decir algo parecido a lo que expresó Frank Lloyd Wright, porque es una de las ciudades más hermosas.

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Las obras de arte salpican la ciudad creando un museo al aire libre
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Agua, zonas verdes y rascacielo­s conviven en la gran urbe
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FOTOS: DREAMSTIME

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