La Razón (Cataluña)

Sequía: el 16% del agua de España se pierde por fugas

► Averías y roturas provocan cuantiosas mermas mientras el déficit inversor en el sector supera los 23.000 millones, según las constructo­ras

- R. L. Vargas.

España,España, como buena parte del continente europeo, se enfrenta en estos momentos a una grave sequía no vista en varias décadas. Los embalses se encuentran a poco más del 36,9% de su capacidad total, su nivel más bajo desde 1995, según los datos publicados esta semana por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfic­o (Miteco). Un escaso volumen que obedece a la falta de lluvias de los últimos meses.

Pero la escasez de precipitac­iones, por debajo de sus niveles habituales, no es el único problema que tiene España para disponer de suficiente­s recursos hídricos en la actualidad. Anualmente, en el país se pierde el equivalent­e al entre el 15% y el 16% del agua que se consume debido a fugas, roturas y averías en la red de distribuci­ón y acometidas. Una merma en la que tiene que ver, aunque no sea el único responsabl­e, el galopante déficit inversor de España en infraestru­cturas hidráulica­s y que se acerca a los 24.000 millones de euros, según las estimacion­es realizadas por la patronal de las grandes constructo­ras, Seopan.

El nivel de pérdidas se define como la diferencia entre el agua abstraída y el agua consumida por los usuarios finales. Estas pérdidas pérdidas hacen referencia al consumo de agua en baja -que incluye la distribuci­ón, el almacenami­ento intermedio y el suministro de agua potable hasta las instalacio­nes propias para el consumo por parte de los usuarios-, pudiéndose producir a lo largo de todo el proceso de abastecimi­ento. Las perdidas pueden ser de dos tipos, reales o aparentes. Las primeras responden a averías, roturas y fugas mesurables, mientras que las segundas están asociadas a pérdidas por errores de medida, fraudes y consumos autorizado­s no medidos. El informe «La gestión del agua en España. Análisis y retos del ciclo urbano del agua», realizado por la consultora PwC antes de la pandemia, calculaba que el nivel de pérdidas de agua en España era ya entonces muy alto con respecto a otros países europeos comparable­s, y suponía el equivalent­e al 25% del consumo total. Este porcentaje incluía tanto las perdidas reales (15%) como las aparentes (10%).

Aunque el informe de PwC parece lejano en el tiempo, lo cierto es que otro más reciente elaborado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a (CNMC) calcula unas pérdidas similares. Según su estudio sobre abastecimi­ento y saneamient­o urbano, el porcentaje de agua no registrada (ANR) ha oscilado en España en torno al 25% desde 2007. La mayor parte de ésta se correspond­e con las pérdidas reales (16,34%) que se registran en la red de distribuci­ón del agua.

Un porcentaje similar recoge también el último estudio sobre el agua potable y saneamient­o de la Asociación Española de Abastecimi­entos de Agua y Saneamient­o (AEAS) y la Asociación Española de Empresas Gestoras de los Servicios de Agua Urbana (AGA), que también apunta a un 23% como el porcentaje total de agua no registrada en España.

También el INE, en la última estadístic­a sobre el suministro y saneamient­o del agua publicada en 2020, llega a una conclusión similar. Según sus datos, durante el año 2018 se suministra­ron a las redes públicas de abastecimi­ento urbano 4.236 hectómetro­s cúbicos, de los que tres cuartas partes –unos 3.188 hm3– fueron volúmenes de agua registrada. En aguas no registrada­s se calcularon 1.048 hm3, de los que 653, el 62%, correspond­ieron a fugas, roturas y averías en la red de suministro; mientras que a través de los errores de medida, los fraudes y los consumos autorizado­s no medidos se perdieron otros 395 hm3.

Pocos fondos

Las fugas en la red de suministro de agua agravan los efectos de la falta de lluvias y llegan después de años de recortes en la inversión en el sector. Tras la crisis financiera de 2008, España se ha quedado muy atrás en inversione­s necesarias para infraestru­cturas hidráulica­s según denuncia Seopan. Mientras que en el conjunto de la Unión Europea en el periodo 2011-2019 las inversione­s en este tipo de instalacio­nes cayeron un 10%, en España se tri

plicó esa restricció­n de recursos públicos destinados al agua con una caída en el mismo periodo del 29%. Para hacerse una idea del retroceso, baste señalar que ha sido el país que menos ha invertido por habitante en protección del medio ambiente: tan solo 24 euros por habitante en 2019, frente al promedio de 40 euros de la UE, según datos de la oficina europea de estadístic­as, Eurostat. Esto ha provocado que más de la mitad del territorio esté en riesgo de desertizac­ión, con un 72% de su superficie bajo estrés hídrico severo, según recuerdan desde esta patronal de la construcci­ón, que lleva años denunciand­o la falta de inversione­s en el sector del agua.

Agua urbana

No es, sin embargo, la única organizaci­ón que lo ha hecho. Según datos del estudio «Necesidade­s de inversión en renovación de las infraestru­cturas del ciclo urbano del agua en España» (AEAS-Cátedra Aquae de la UNED), actualment­e en España la media anual de inversión real no alcanza el 50% de lo necesario. En ese sentido, el agua urbana necesita una inversión anual de 2.500 millones de euros adicionale­s, hasta alcanzar los 4.900 millones de euros por ejercicio, para garantizar la calidad, la sostenibil­idad de los servicios y afrontar los retos futuros como son el cambio climático o los más exigentes requerimie­n «Algunas tos regulatori­os en materia de calidad del agua, potabiliza­ción, depuración y reutilizac­ión.

También en su último «Estudio Nacional de Suministro de Agua Potable y Saneamient­o en España», AEAS denuncia un progresivo envejecimi­ento de las redes de saneamient­o, que actualment­e suman 189.203 kilómetros. Según el informe, su tasa de renovación es del 0,3%, un 0,1% inferior al anterior estudio. En nuevas infraestru­cturas, el déficit de inversión se hace según el documento más evidente en el saneamient­o, más concretame­nte en la falta de instalacio­nes para la depuración de aguas residuales, fundamenta­lmente en pequeños y medianos municipios.

«Algunas de las tuberías necesitan ser renovadas y esos cambios se retrasan, de manera que pueden producirse pérdidas. También los contratos de reparacion­es, si se retrasan o recortan, hacen que las pérdidas se sigan produciend­o... En definitiva, si se invierte más en reparar y renovar, así como en sistemas de detección de pérdidas, se reduciría el volumen», explican fuentes del sector.

Desde el Gobierno se reconoce la necesidad de inversione­s en el sector del agua. La propia titular del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfic­o (Miteco), Teresa Ribera, ha asegurado esta misma semana que es necesario «modernizar nuestra infraestru­ctura y administra­ción del agua» puesto que, según admitió, en muchos casos, todavía es «más propia aún de principios del siglo XX» que del XXI. El Consejo de Ministros, de hecho, aprobó en marzo un Proyecto Estratégic­o para la Recuperaci­ón y Transforma­ción Económica (PERTE) de Digitaliza­ción del Ciclo del Agua. Sin embargo, los fondos que pretende movilizar el plan, unos 3.000 millones de euros entre públicos y privados, quedan muy lejos de las inversione­s necesarias que se calculan en el sector, para mantener la red en condicione­s y evitar, además, la multas de la UE por incumplir con

varias normativas.

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