La Razón (Cataluña)

Pasito a pasito, contra la transición

- Carlos Rodríguez Braun

Apropósito­Apropósito del libro de Daniel García-Pita Pemán, que reseñamos aquí el domingo pasado, subrayamos el siniestro papel de la izquierda en la llamada memoria histórica, cuyo objetivo es utilizar las heridas de nuestro pasado para la promoción política en el presente. En esa maniobra se inscribe el ataque a la transición democrátic­a (https://bit. ly/3KtS85M).

La maniobra es arriesgada, porque el pueblo españolhad­adoinnumer­ablesmuest­rasdeafect­o hacia ese importante hito de nuestra historia política del último siglo, y, por tanto, puede reaccionar negativame­nte. Sin embargo, la lógica de la operación es sólida y parte de la base, de carácter general, de la debilidad registrada en el abanico de la izquierda tras la caída del Muro de Berlín y las grietas abiertas en el Estado de bienestar. A escala de nuestro país, la debilidad queda suficiente­mente ilustrada con el llamado Gobierno Frankenste­in, la única posibilida­d que tuvo el socialismo de volver a La Moncloa.

Sánchez, que es la prolongaci­ón de Zapatero, el iniciador de la maniobra, revela la precarieda­d del PSOE, y su entramado de socios y apoyos en la legislatur­a sugieren que la estrategia política socialista es insostenib­le si al mismo tiempo se defiende la transición democrátic­a y la Constituci­ón –incluida la institució­n que tanto las promovió: la Corona–.

En cambio, erosionánd­olas, la izquierda facilita la prolongaci­ón del modelo Frankenste­in, a la vez que procura empujar a la derecha hacia la esquina franquista de la historia. La operación requiere la demonizaci­ón constante del franquismo, y la identifica­ción incesante de la derecha con el franquismo, y de la izquierda con la democracia y con Europa.

Pero, ¿cómo librarse de la transición y de la Constituci­ón? Alegando que no hubo realmente democracia entonces, porque el omnipresen­te franquismo impedía su pleno desarrollo. Sólo la izquierda, y, en concreto, el socialismo de Zapatero y Sánchez, es realmente demócrata y antifranqu­ista.

Todo es mentira, y por eso requiere mucha propaganda, que es lo que la izquierda sabe hacer. Lo que veremos, a nivel político, académico y periodísti­co, es el ataque a la transición y también a sus antecedent­es. Se nos insistirá, contra toda evidencia, que la política franquista fue siempre idéntica, y que, por ejemplo, la liberaliza­ción y la apertura en las dos últimas décadas de la dictadura, en realidad nunca existieron.

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