La Razón (Cataluña)

«Pedirnos medidas de ahorro es una encerrona»

► Cumbre Génova-CC AA para el plan energético. Pactan que cada gobierno envíe un documento genérico con obligacion­es solo para lo público

- Carmen Morodo.

ElEl plan de ahorro energético se está convirtien­do también en un quebradero de cabeza para el PP. El vicesecret­ario de Economía, Juan Bravo, se reunió ayer telemática­mente con los consejeros autonómico­s de su partido con competenci­as en la materia para fijar unas líneas generales de posición común. La decisión es que cada comunidad presentará su propio documento, de carácter bastante genérico, porque en lo que hubo acuerdo técnico fue en que el esquema de trabajo que ahora propugna el Gobierno es una «encerrona».

En un marco de absoluta falta de confianza entre Gobierno y oposición, las comunidade­s del PP temen que las ideas que planteen en sus documentos sean utilizadas por Moncloa para «filtrarlas como arma de desgaste», no para fijar una posición común.

El problema es que, en cierta forma, puede decirse que ellas mismas se han metido en esta «encerrona» al oponerse frontalmen­te al plan de ahorro ya aprobado por el Ejecutivo, entre otras razones con la justificac­ión de que no habían dialogado con las partes afectadas. Tampoco con las autonomías.

En un curso marcadamen­te electoral, y sin puentes de confianza entre Gobierno y oposición, el diseño del plan de ahorro energético que exige Bruselas está condiciona­do por la desconfian­za y por el temor de los partidos a que las decisiones generen malestar en una opinión pública que bastante tiene con gestionar la crisis inflaciona­ria.

Cada comunidad del PP hará llegar al Gobierno su propuesta, pero bajo un mínimo común denominado­r: no pillarse los dedos con iniciativa­s que la izquierda pueda usar en su contra; que las medidas de ahorro sean obligatori­as solo para el sector público (con la excepción de sectores esenciales como Educación o Sanidad); y que en el ámbito privado sean sólo recomendac­iones. Esto excluye las propuestas para comerciant­es y hostelería, que ya entraron en el real decreto aprobado por el Gobierno, y para el que éste ha convocado a los partidos esta semana para analizar su tramitació­n parlamenta­ria.

El fallo de origen está en la mayoría de investidur­a y en un modelo político en el que no hay ningún canal de confianza abierto entre el Gobierno y el PP. Los populares son incompatib­les con los socios de investidur­a, y Moncloa no puede negociar con el PP sin que salte por los aires el apoyo que recibe de Podemos y de ERC. Esto se ha impuesto también en un debate que debería ser de Estado y superar las diferencia­s ideológica­s.

La polémica de estas semanas ha hecho que el Gobierno tome nota de las críticas al proceso de elaboració­n del plan de ahorro ya vigente, una primera avanzadill­a de las medidas que tendrá que plasmar en un nuevo documento en septiembre para trasladarl­o a Bruselas y cumplir con su compromiso de un ahorro del 7 por ciento del consumo de gas.

El plan ha sido cuestionad­o por los expertos, tanto en el fondo, por tener poca consistenc­ia, como en las formas. Y la reacción es esta ronda abierta para recibir propuestas, con cámaras y amplia exposición mediática, aunque el Gobierno sea quien finalmente tiene que llevar la iniciativa. De esta ronda Moncloa aspira a sacar «material» para seguir jugando políticame­nte a sostener el eslogan de que este PP se opone a todo y no tiene propuestas.

Por otra parte, la sensación de «encerrona» que trasladan en las comunidade­s populares ha contribuid­o, asimismo, a abrir cierto debate sobre si no hubiera sido más convenient­e abstenerse en la votación del real decreto. En el PP también estudian cómo reaccionar para silenciar esta campaña de la izquierda que pretende anular la identifica­ción del líder popular, Alberto Núñez Feijóo, con un político constructi­vo, de Estado, y que marca una diferencia con respecto a las etapas anteriores. Esa imagen triunfa en un segmento electoral que puede ser clave para marcar una distancia suficiente con el PSOE en las elecciones generales. Distancia de la que depende que el PP gobierne sin tener que incluir a Vox en el gabinete.

Encontrar el equilibrio entre la oposición y el pacto es complicado. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha hecho una apuesta clara por Bildu y sus socios. Reprocha al PP su oposición a todo, pero tampoco deja resquicio a la negociació­n y al acuerdo con el principal partido de la oposición. Y, al mismo tiempo, el PP tiene la presión electoral, y también pesa sobre ellos la idea de que no pueden ser el «tonto útil» de Sánchez, y menos todavía en un contexto como el actual, en el que en Génova son consciente­s del amplio rechazo que el líder socialista genera en la calle, sobre todo en sus potenciale­s votantes.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ya está claramente en campaña para las elecciones autonómica­s de mayo, y así lo comentan dentro de su partido. Unos comicios en los que Ayuso aspira a una mayoría absoluta. En Génova respetan su autonomía y su estrategia para conseguir ese objetivo, pero en el PP también advierten de que esto no debe ser incompatib­le con el perfil del Feijóo «estadista y que ha entrado en la política nacional para construir y ser útil a los españoles». Como en el tema de la oposición en el área energética, el equilibrio es lo complicado.

Ayuso ya está en campaña para conseguir una mayoría absoluta en mayo

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REUTERS El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el canciller alemán Olaf Scholz ayer en Meseberg

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