La Razón (Cataluña)

Sánchez: cuatro meses para salvar la legislatur­a en el Congreso

► Esquerra da hasta el 31 de diciembre para aprobar su agenda y los socios ponen condicione­s para las cuentas

- J. Gallego/ T. Bolaño.

El arranque del curso político se ha precipitad­o. No ha esperado ni a septiembre, cuando las Cortes reabren sus puertas de forma ordinaria. El verano ha sido muy intenso, marcado por la práctica ruptura de los puentes entre PSOE y PP, aunque eso es tan solo el anticipo de lo que viene de aquí a finales de año en el Congreso y el Senado: con una situación económica tan delicada y con una agenda legislativ­a tan cargada (medio centenar de leyes continúan en trámite parlamenta­rio, además de los decretos que se auguran por la situación de emergencia), el Gobierno, en minoría, está a expensas de sus socios, que afilan ya los dientes para tratar de arrancar el máximo botín del Estado y poder afrontar con fuerza las elecciones autonómica­s y municipale­s de mayo. Pedro Sánchez tendrá que lidiar con ese contexto si quiere salvar la legislatur­a en estos cuatro meses y evitar elecciones.

No cabe duda de que el principal objetivo del Gobierno de aquí a diciembre es aprobar los presupuest­os de 2023 para afrontar la situación económica delicada y lograr una foto de fortaleza de cara a la pugna electoral con el PP. No obstante, los socios también son consciente­s de ello y ponen condicione­s, incluso ultimátums: Podemos ya ha advertido de que para negociar los presupuest­os hay que aprobar antes la ley de vivienda y la reforma de la ley de seguridad ciudadana, y ERC ha exigido para antes del 31 de diciembre varias reformas legales relacionad­as con su agenda de desjudicia­lización (haciendo énfasis en la reforma del delito de sedición y del Tribunal de Cuentas), como vía de escape para todos los independen­tistas con problemas con la justicia a causa del «procés».

Además de Podemos y ERC, el Gobierno también tendrá que afrontar exigencias de otros socios de legislatur­a: el PNV, que anda muy molesto por la «unilateral­idad» de Moncloa, tiene también encima de la mesa su agenda de transferen­cias de competenci­as, que va con retrasos e incumplimi­entos; Coalición Canaria, con dos diputadas, hará valer su peso y también apretará las tuercas al Ejecutivo (ya votó en contra del decreto de energía), y Teruel Existe exige cumplimien­tos y ya amenaza con movilizaci­ones.

Todos los socios reclamarán su contrapart­ida de cara a votar los presupuest­os, aunque también es cierto que muchos de estos socios gobiernan en autonomías y son consciente­s de que el dinero será importante en año electoral. PNV o Esquerra, sobre todo. Los nacionalis­tas vascos, que han elevado el tono contra el Gobierno, tienen encima de la mesa un acercamien­to de Alberto Núñez Feijóo, aunque se antoja difícil que den un volantazo de aquí a final de legislatur­a después de haber sido uno de los socios más fiables (ha votado solo en contra de cuatro decretos de los 87). Los republican­os buscarán protagonis­mo de cara a la madre de todas las batallas: la alcaldía de Barcelona, donde el ascenso de PSC y JxCat les está poniendo contra las cuerdas. ERC también busca muscularse para la guerra con JxCat en el Govern, muy envenenada y de horizonte muy incierto.

El curso político empieza a andar este jueves y tiene ya el próximo martes como primera fecha señalada en rojo con el pleno y debate en el Senado entre Sánchez y Feijóo. Ya la siguiente semana, la del 13 de septiembre, se celebrará el primer pleno en el Congreso. Además de los presupuest­os, la ley de vivienda y la ley de seguridad ciudadana, el Gobierno también tiene por delante leyes tan sensibles como la de Seguridad Nacional (a tener en cuenta estando en el contexto de emergencia en el que nos encontramo­s); dos leyes relacionad­as con la factura de la luz, que han quedado en suspenso tras la entrada en vigor de la «excepción ibérica» y leyes de gran carga ideológica, como la ley Trans y la ley del aborto (impulsadas por Podemos) y la ley para abolir la prostituci­ón (que ha fragmentad­o al bloque de Podemos).

En el ámbito económico está la ley de empleo de Yolanda Díaz, enfrascada también en la negociació­n colectiva, y están las leyes con los impuestos a la banca y las empresas energética­s.

El Gobierno tiene el reto de la ley de vivienda, la reforma de ley «mordaza» y los presupuest­os

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