La Razón (Cataluña)

Atentado a Kirchner y el discurso del odio

- Jorge Fernández Díaz

ElEl intento de asesinato de la vicepresid­enta argentina Cristina Kirchner, afortunada­mente fallido, pone de candente actualidad el llamado «discurso del odio» fruto de la radicaliza­ción política y la crispación social que se está instalando en no pocos países, siendo España por desgracia uno de ellos. En relación al atentado y sin perjuicio de la más rotunda condena, es preciso y muy necesario desechar cualquiers­ospecha de una perversa utilizació­n del hecho como explotació­n victimista. En conexión con ello y precisamen­te por eso, es preciso también despejar cualquier sombra de duda respecto ala comisión del atentado, con lagunas incomprens­ibles en un terrorista con el cargador lleno de balas y ninguna en la recámara. No está lejos de nuestra memoria la amenaza de un atentado tras recibir por correo la ministra socialista una navaja manchada de sangre y balas, «casualment­e» en el horizonte de las elecciones autonómica­s de Madrid, que aquélla hizo público en rueda de prensa a la puerta del Congreso, convirtien­do esta supuesta amenaza en un lamentable acto de campaña electoral. Al estar K ir ch ner involucrad­a en un presunto delito de corrupción que ya ha provocado intentos de instru mentaliza ciónporp arte del movimiento justiciali­sta peronista, se hace ahora imprescind­ible la necesidad de un juicio justo, con transparen­cia y garantías judiciales de independen­cia respecto del poder político. En cuanto al discurso del odio, antes de hablar deberían mirarse en el espejo algunos autoerigid­os en profetas de su denuncia. No están borradas de nuestra memoria las confidenci­as de un cualificad­o candidato socialista confesando a su entrevista­dor Iñaki Gabilondo con un indiscreto micrófono abierto por testigo, que al PSOE le convenía «tensión en la campaña», y así vemos a la dimitida por embarazo, la moderada Adrian a Lastra, ex vicesecret­aria socialista, querer recuperar el tiempo perdido y definir a Feijóo con una panoplia de insultos que provocan vergüenza ajena. Previament­e hemos tenido un agosto con el Gobierno a coro haciendo lo propio, así que mejor prediquen con el ejemplo antes de perorar al respecto. Hay también conductas personales y políticas públicas que generan crispación y rechazo en la sociedad y son un caldo de cultivo del que se nutren individuos terrorista­s y violentos. Leyes como la de la obligatori­a memoria de nuestra historia, para adaptarla al democrátic­o criterio de nuestros actuales gobernante­s, sucesor es políticos del desdichado Frente Popular republican­o, ahondan en la división política y el odio que genera ron nuestra Guerra Civil. En lugar de alimentar el espíritu de concordia, es espíritu revanchist­a, alimentado r de rencor. Esa ley es discurso de odio.

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