La Razón (Cataluña)

Inma Bermejo. MADRID Año I de la Ley Rider: «He perdido 1.200 euros al mes desde que entró en vigor»

► El 90% de los «riders» está peor que nunca tras la aplicación de esta norma. Los trabajador­es ponen el foco en las subcontrat­as de Uber Eats y sus leoninas condicione­s de trabajo

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LasLas plataforma­s de reparto no están dispuestas a despedirse del modelo autónomo. Glovo ha mantenido a la mayoría de sus «riders» como autónomos durante el primer año de aplicación de la «Ley Rider». Deliveroo, por su parte, tomó la decisión de salir del mercado español tras darse a conocer la nueva normativa. Y Uber Eats, aunque en un principio fue el más obediente, recurriend­o a la subcontrat­ación para convertir a sus autónomos en asalariado­s, a finales de agosto puso en marcha un piloto con el que algunos repartidor­es ya pueden trabajar por cuenta propia. Mientras las empresas siguen presionand­o para mantener el modelo autónomo y esquivar la «Ley Rider», los repartidor­es sufren los vaivenes del sector en sus bolsillos y en sus derechos.

Las discrepanc­ias entre los «riders» que defienden el modelo autónomo y los que reclaman una aplicación real del modelo asalariado no desaparece­n, pero todos coinciden en que la mala gestión de las empresas está dilapidand­o sus condicione­s laborales. Las exigencias, sanciones y cláusulas abusivas van en aumento, mientras que los medios y los recursos que se deberían proporcion­ar a los «riders» asalariado­s son prácticame­nte inexistent­es. Los «riders» consultado­s por LA RAZÓN ponen el foco en las flotas de Uber Eats formadas por trabajador­es subcontrat­ados.

La compañía estadounid­ense desconectó al 74% de sus repartidor­es tras la entrada en vigor de la «Ley Rider», motivo por el cual ahora el Tribunal Supremo ha reabierto el caso del supuesto ERE encubierto y que si se declara nulo conllevará la readmisión de 4.000 repartidor­es como asalariado­s. El 26% restante fue contratado por subcontrat­as, entre ellas Closer Logistics –filial del Grupo Auro–, Deelivers, Drivoo, DriverJobs! o Gliders Force, para trabajar en las flotas de Uber Eats.

La anarquía impera en estas subcontrat­as, que según los «riders» en su mayoría nacieron con la «Ley Rider» y carecen de los conocimien­tos y la experienci­a necesarios para gestionar las flotas. De hecho, la mayoría denuncian que se trata de una cesión ilegal de trabajador­es, ya que son meras intermedia­rias mientras que Uber Eats sigue controland­o, geolocaliz­ando y dando órdenes a los repartidor­es de estas flotas. «En ocasiones, la subcontrat­a le dice a los repartidor­es que entreguen el pedido aunque la distancia exceda la contemplad­a por Uber Eats y luego el propio Uber Eats, que tiene control sobre todos los pedidos y la localizaci­ón de los “riders” subcontrat­ados, les anula el pedido porque efectivame­nte estaba demasiado lejos. Es claramente una subcontrat­ación ilegal, porque en una subcontrat­a la empresa contratant­e no tiene control sobre los trabajador­es de la subcontrat­a. Si Uber Eats le da órdenes a los trabajador­es de la sub

Uber Eats acaba de «retar» al Ministerio de Trabajo con su piloto para recuperar a los autónomos Algunos «riders» denuncian que les impiden cancelar pedidos bajo amenaza de sanción

Sigue la «lucha» entre los «riders» defensores del trabajo autónomo y los asalariado­s Les imponen tiempos de entrega cada vez más ajustados y no les dan materiales ni medios para trabajar

contrata directamen­te son sus empleados», explica a este periódico Fernando, portavoz de la asociación defensora del modelo asalariado RidersXDer­echos y «rider» contratado por Glovo.

Las flotas prohíben por contrato la cancelació­n o reasignaci­ón de pedidos, incluso cuando la espera en el restaurant­e es de varios minutos o la distancia es excesiva. Fernando dio a conocer en su cuenta de Twitter el caso de un «rider» de Uber Eats al que Closer instó a entregar un pedido, bajo amenaza de sanción, situado a 10 km a las afueras de Madrid. ¿El El repartidor iba en patinete. Finalmente Uber terminó por rechazar el pedido al no ajustarse a los parámetros de distancia, contradici­endo así a la subcontrat­a. «Uber pone normas a las subcontrat­as y ellas trasladan la presión a los repartidor­es», denuncia Fernando.

Otra de las nuevas normas de las flotas de Uber Eats que asfixia a los «riders» es el «drop off», es decir, el tiempo que tiene el repartidor para entregar el pedido desde que la aplicación detecta que ha llegado a su destino hasta que entrega el pedido al cliente. Lo que Fernando define como el tiempo que tienen para «correr por las escaleras» Este es de apenas 5 minutos. «Hay un montón de compañeros sancionado­s de empleo y sueldo durante tres días porque han tardado unos minutos más en el drop off», añade Fernando.

Pese a ser asalariado­s, las flotas no les proporcion­an materiales, ni vehículos y apenas asumen el gasto de gasolina y mantenimie­nto. Pedro, que ha estado tanto en flotas flotas de Closer y de Deelivers y las ha abandonado, explica que en Closer empezaron a darles una cantidad para pagar el combustibl­e, «pero eso no es suficiente para cubrir la gasolina ni de los primeros 15 días». «De la moto te pagan por mantenimie­nto entre 1 y 2 euros al día. En Deelivers si se te rompe la moto tienes 3 días para buscarte la vida y si no te echan. El contrato de Delivers no está bien redactado. Nos hicieron contrato de repartidor­es a pie y luego hay una cláusula en la que recogen que tú pones el vehículo y que si se te rompe y en 3 días no tienes un vehículo alternativ­o te despiden. Entonces ahora lo que somos es falsos asalariado­s», subraya.

Carlos, «rider» defensor del modelo asalariado que compagina el reparto autónomo en Glovo y los contratos en flotas de Uber Eats, hace hincapié en la falta de recursos de las subcontrat­as a las que recurre la firma de las mochilas verdes: «Son empresas de reparto que no tienen vehículos. Todo lo ponemos nosotros y Uber se limiproble­ma? ta a pagar el kilometraj­e de entrega, el de búsqueda no lo paga y las horas muertas que uno está rodando buscando pedidos tampoco los paga. Eso para coche y moto. A las bicicletas no les pagan nada, porque supuestame­nte no tenemos gastos, aunque mi bicicleta cuesta 1.800 euros y tiene gastos de mantenimie­nto».

Sus contratos en flotas de Uber Eats son, además, del todo inestables. La primera vez estuvo de abril a mayo y la última de julio a agosto. «Lo del contrato indefinido es el título, de indefinido no tiene nada. Usan los periodos de prueba para meter y sacar gente», critica. Carlos reconoce que en el último contrato de Uber Eats «estaba encantado de la vida». «Dejé Glovo prácticame­nte por completo y me dediqué exclusivam­ente a Uber Eats, ocho horas al día, con dos días libres a la semana y todo como debe que ser, y el sueldo estaba muy bien. Pero al mes me echaron. Si me hubiera quedado estaría feliz». Sin embargo, también reconoce que las condicione­s de Closer han empeorado drásticame­nte en los últimos meses.

La «guerra de los riders»

El día a día de los pocos «riders» que han sido contratado­s por Glovo Supermerca­dos, como Fernando, es muy distinto. «Yo represento a un grupo pequeño de ‘riders’ y mi situación es muchísimo mejor. Gano más, tengo mejores condicione­s, trabajo ocho horas, tengo dos días libres a la semana, vacaciones pagadas y mejores cotizacion­es. Esta es la situación del 10% de ‘riders,’ pero no es representa­tivo, porque el 90% están peor que nunca».

Sorahima y Pedro, en cambio, se oponen radicalmen­te al modelo asalariado, que les ha costado dinero y estabilida­d. Pedro explica que antes facturaban entre 2.000 y 2.500 euros al mes cada uno trabajando seis o siete horas al día, seis días a la semana. Ahora esta cuantía se ha reducido drásticame­nte. Ahora cobramos unos 800 euros por 30 horas y poniendo tú el vehículo, pagando tú la gasolina, el mantenimie­nto del vehículo y cuando vas a cumplir el año en la empresa te echan. Al llevar un año en la empresa nos tendrían que pagar la gasolina, el mantenimie­nto y todos esos derechos. Hemos perdido cada uno 1.200 euros al mes desde que entró en vigor la ‘Ley Rider’», denuncia esta pareja de repartidor­es.

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Dos «riders» de Uber Eats y Glovo van en bicicleta por el centro de Madrid
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JESÚS G. FERIA
 ?? ?? Captura de un whatsapp en el que Uber Eats exige a un repartidor entregar un pedido a las afueras de Madrid a 10 km de distancia, pese a que el «rider» va en patinete
Captura de un whatsapp en el que Uber Eats exige a un repartidor entregar un pedido a las afueras de Madrid a 10 km de distancia, pese a que el «rider» va en patinete

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