La Razón (Cataluña)

La misteriosa desaparici­ón del niño que regaló Lorca a Dalí

► Un dibujo del poeta granadino no aparece entre los documentos del legado del pintor

- Víctor Fernández.

EstoEsto que se explica a continuaci­ón es un misterio y, como ocurre con todos los misterios, no se tienen aún todas las piezas de este rompecabez­as. Lo que es seguro es que nos encontramo­s ante un hecho grave porque se refiere a la desaparici­ón de un documento importante que debía estar en un archivo y podría ser que nunca hubiera llegado a su destino.

Empecemos por el principio. El 23 de enero de 1989, tras una larga agonía, moría Salvador Dalí en su Figueres natal. Todo lo que había dejado en su casa-estudio de Port Lligat y en el castillo de Púbol pasaba a ser propiedad del Estado, heredero de todos sus bienes. Las obras de arte, como es sabido, se dividieron entre el Teatro-Museo que lleva el nombre del pintor en su ciudad ampurdanes­a y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Lo que estaba claro es que los muchísimos papeles personales acumulados durante décadas por Dalí y su esposa Gala se quedaban en Figueres. Esos documentos son hoy la base del Centro de Estudios Dalinianos, institució­n que alberga lo que el surrealist­a guardó con celo. ¿Pero está todo?

Para contestar a esta pregunta tenemos que remontarno­s un poco más atrás, a 1986 cuando en ese año el mundo se prepara para homenajear a Federico García Lorca al conmemorar­se el cincuenta aniversari­o de su asesinato. Son muchos los actos que se realizan para celebrar al poeta granadino, siendo uno de los más importante­s una gran exposición dedicada a sus dibujos. No todos se muestran públicamen­te, pero el catálogo correspond­iente trata de recoger buena parte de lo que se ha conservado hasta ese momento. Los amigos del autor de «Bodas de sangre» no dudaron en ayudar en esta empresa y proporcion­aron copias de algunos de los originales que conservaba­n en su poder. El responsabl­e de la exposición, Mario Hernández, no dudó en contactar con Salvador Dalí con la esperanza de que pudiera tener algún dibujo, como así fue. En su copioso archivo apareciero­n dos piezas. Uno resultó ser un retrato de Dalí por Lorca de 1927 y que posiblemen­te fuera el que se expuso en el año de su realizació­n en las Galeries Dalmau de Barcelona, en la única exposición individual que hizo el poeta de su obra plástica. Apareció entre los papeles del pintor arrugado y roto.

El otro original fue conocido en 1986 gracias a una fotocopia que Robert Descharnes, el secretario de Dalí, brindó en 1985 a Mario Hernández. Se sabe que estaba realizado en tinta y lápices de color. Abajo, a la derecha, Lorca escribió su lírico título: «Fecundació­n del niño azucena». Cuando en 1990, Hernández actualizó su trabajo inicial sobre los dibujos, indicó que este dibujo formaba parte del legado del surrealist­a.

Sin embargo, en la Fundació Gala-Salvador Dalí no está el dibujo. dibujo. No forma parte del legado del artista que se guarda en el Centro de Estudios Dalinianos, como ha podido saber este diario. Allí si está el retrato que Lorca hizo de Dalí, así como unas pocas, poquísimas cartas dirigidas por el poeta a su querido amigo. Pero no hay ni rastro de «Fecundació­n del niño azucena». Es decir, nunca ha llegado a formar parte de la colección del centro de Figueres.

¿Puede ser que fuera a parar, dentro del reparto de 1989, al Museo Reina Sofía? No, tampoco. Allí no se conserva nada del Legado Dalí que no sea obra pictórica del genio surrealist­a. Algo ha pasado con el dibujo y lo que ha pasado es que se ha perdido.

Subrayemos que no nos encontramo­s ante una obra menor en la producción dibujístic­a lorquiana. En primer lugar es uno de los documentos originales sobre la relación entre Lorca y Dalí, probableme­nte de 1927 y puede que pensado para presentar en la exposición de las Galeries Dalmau. Por otra parte, nos encontramo­s ante un Lorca que, pese ser de alguna manera figurativo, comienza a abrazar cierta abstracció­n, como hace en obras como «Brisa de mar», «Poema del anzuelo» o «Sirena». Son poemas dibujados.

La desaparici­ón del dibujo nos devuelve al misterio de los últimos años de Dalí y el caos que hubo alrededor de sus pertenenci­as. Tras la muerte de Gala, en junio de 1982, Dalí se instala en Púbol y queda cerrada la casa del artista en Port Lligat con todos sus papeles y pinturas. El crítico de arte Rafael Santos Torroella supo que uno de los empleados del cercano Hotel Port Lligat vio en ese tiempo a Robert Descharnes entrar en la casa-taller para recoger documentos que se llevaba a París para fotografia­rlos. «¿Por qué no los fotografió en Cadaqués donde hay mejor luz?», preguntaba Santos Torroella. Descharnes siempre negó al autor de estas líneas que eso hubiera pasado alguna vez.

La pieza no se encuentra entre los originales que se guardan en el archivo de Figueres Santos Torroella aseguraba que Descharnes se llevaba papeles del pintor a París

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Una imagen del dibujo aún en paradero desconocid­o
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Una imagen de Lorca y Dalí en Barcelona, en 1925

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