La Razón (Cataluña)

El Madrid empieza a volar José Aguado.

► Ganó al Betis, que no había fallado hasta ahora, y suma cuatro victorias. Fue superior, solvente y con recambios decisivos. Vinicius y Rodrygo, los goleadores de Ancelotti

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ElEl problema para los rivales del Real Madrid esta temporada es que el equipo de Ancelotti es interminab­le. Si Camavinga es sustituido después de ser titular y jugar un partido desordenad­o, resulta que entra Valverde, con la energía intacta; si Benzema está teniendo un comienzo de temporada algo perezoso, como si necesitase minutos y partidos para engrasarse, ahí está Rodrygo para marcar desde la posición de delantero centro y ganar ganar el partido. Y siempre, a todas horas, en todas las jugadas de todos los partidos, Vinicius, uno de los jugadores fundamenta­les en el exitoso curso pasado y el más importante en el fulgurante comienzo de éste. Con Vinicius al frente, el Real Madrid ha ganado los cuatro partidos que ha jugado y en todos ha mostrado una colección derecursos­parajugarb­ien,aguantar cuando se juega regular y resolver cuando se está siendo dominado.Losrivales­tienen,repetimos, un problema gordo con este Real Madrid campeón de LaLiga: es que es mejor equipo aún que el año pasado.

Lo comprobó el Betis, que en las últimas temporadas había convertido el Bernabéu en un lugar donde jugar relajado y con la pelota. El equipo de Pellegrini continúa con el optimismo que le llevó a ganar la Copa y que le ha lanzado en este comienzo del curso. Por eso confiaba en volver a repetir un buen resultado en territorio madridista. Juega sin complejos en un estadio donde casi todos los rivales se sienten, antes o después, abrumados por el rival, el público o causas internas como el propio vértigo. Y salió como siempre, intentando dominar el balón, con Canales, pero otros años Vinicius no era este Vinicius. Al primer desmarque que tuvo, no lo desaprovec­hó. El Betis dejó a Alaba sacar la pelota con facilidad y éste encontró la velocidad de Vini. Como contra el Espanyol, no necesitó mucho más: apenas un toque para convertir una vaselina.

El Madrid, cuando Vinicius empezaba, le buscaba por su capacinas dad para romper los moldes de cualquier defensa; ahora le busca porque darle la pelota al brasileño es ya un hábito, el modo más natural de comenzar los ataques. Sin Kroos, fue Alaba el que le encontró al hueco y después le buscaron todos. Rota Ancelotti, que no contó con el alemán en el once titular y tampoco con Valverde, al que sacó para solucionar las cosas en la segunda parte. Sin ellos, Camavinga tuvo sus minutos junto al ya indiscutib­le Tchouameni, admirado en el Bernabéu, mientras que Rodrygo fue titular para que el equipo jugase un natural 4-3-3. El francés tiene cosas buenas y algumalas algumalas y Rodrygo es una solución casi siempre, hasta cuando le cuesta desbordar por su lado. Porque tiene gol. Hazard y Asensio lo vieron desde el banquillo, cada vez más convencido­s de que van a necesitar algo más que lo de siempre para agarrarse a este tren que se les escapa. Ni siquiera en el carrusel de cambios contó Ancelotti con ellos.

Antes del gol de Rodrygo, ya en la segunda parte, el Betis había empatado en una jugada en la que Borja Iglesias dio una lección de cómo juega un delantero centro que recibe de espaldas a la espera de que lleguen de cara sus compa

ñeros. Fue en un saque de banda que el conjunto de Pellegrini puso en el área pequeña blanca y que el Madrid no supo defender. Borja esperó hasta que se la dio a Canales, que vino de frente y sin nadie vigilándol­e.

El gol cambió al Madrid, pero para bien. Si hasta entonces había estado un poco a la expectativ­a, como viéndolas venir, varió con el tanto. Fue a por el partido con decisión, con Vinicius y con la fuerza de su centro del campo. El choque se jugó ya en el área verdiblanc­a, con el portero Rui Silva sacando un cabezazo de Tchouameni que iba dentro y con mucha llegada de los de Ancelotti, aunque esta vez con pocos remates precisos. Fue un Madrid con mucho ritmo y que superó por puntos al Betis, pero no logró superarle en los primeros cuarenta y cinco minutos y temió sus contras. Sin Fekir, que apenas duró diez minutos en el campo, todo fue más complicado para los sevillanos. Es quien más imagina y en los partidos grandes siente la llamada. Pero no tuvo tiempo para demostrar nada esta vez.

Una vez más, en la segunda parte, los cambios fueron decisivos. Valverde salió para jugar en su posición más natural, la de interior y en una de sus primeras jugadas, sin una pizca de cansancio, llegó hasta la línea de fondo para poner un pase atrás a Rodrygo.

Son los cambios de Ancelotti los que van marcando el encuentro que quiere el entrenador italiano: a veces los hace para revolucion­ar el choque porque sabe que el partido se va a romper y otras, como en esta oportunida­d, quiso que el equipo recuperase la cordura: dio paso a Ceballos y a Kroos, para intentar tener más el balón y que no lo tuviera el Betis. Le salió tal y como quería.

Porque todo le sale: el Madrid vuela con una moto con la fortaleza de un acorazado.

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JESÚS G. FERIA Rodrygo celebra el gol del triunfo del Real Madrid ante el Betis

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