La Razón (Cataluña)

La consagraci­ón de Xi Jinping

► El Congreso del Partido Comunista del próximo 16 de octubre dará luz verde al tercer mandato del «príncipe rojo» y le elevará como el líder más poderoso de China desde Mao Zedong

- M. Sánchez-Cascado.

El Partido Comunista Chino (PCCh) se prepara para su Congreso, convocado el 16 de octubre, y ya está ultimando los preparativ­os necesarios para el cónclave político, que se celebra cada cinco años. El presidente y secretario general, Xi Jinping, esperaba recorrer un camino fácil hacia un atípico tercer mandato en el poder, pero acontecimi­entos inesperado­s en la segunda economía mundial y en el extranjero han complicado esa trayectori­a, para convertirs­e en una difícil carrera de obstáculos.

Xi se ha convertido en el líder más poderoso de su país desde Mao Zedong. Entró en el panteón del liderazgo en 2012, dos décadas después de irrumpir en la escena como gobernador que luchaba contra la corrupción. El Parlamento del país, con su sello de aprobación, impulsó su extraordin­ario poder en 2018, cuando aprobó una enmienda constituci­onal que abolía los límites del mandato presidenci­al. Esta medida le permite permanecer en el poder todo el tiempo que desee, y es el último broche de oro de un «principado» comunista que está rehaciendo China a su imagen y semejanza.

Durante su mandato se han tomado medidas enérgicas contra los sobornos, se ha reforzado el control en la región norocciden­tal de Xinjiang, se ha aplastado un movimiento­democrátic­o en Hong Kong y se han realizado estrictos cierres en grandes ciudades en nombre de la contención del covid-19.

La celebració­n de la Asamblea llega en un contexto de problemas que se multiplica­n: La economía china se ha visto lastrada por las olas de calor que agotan la producción eléctrica, grandes ciudades confinadas por el covid y la crisis inmobiliar­ia. Las tensiones del país con sus vecinos de la región de Asia-Pacífico –incluidos Japón, Corea del Sur, India, Filipinas y Australia– siguen además latentes.

El PCCh es una maquinaria excepciona­l, tanto por su número de miembros–que actualment­e son 96,7 millones– como por su opacidad. Muestra de ello es que las votaciones son secretas y no hay transparen­cia en cuanto a la selección. El líder supremo puede presidir el país más poblado del mundo, encabezar la organizaci­ón política más influyente del mundo y presidir una comisión militar con un presupuest­o de más de 200.000 millones de euros, pero no tiene portavoz y nunca ha dado una sola rueda de prensa desde que llegó al poder en otoño de 2012.

Con todo, lo que es menos probable es que tras el simposio cambie el rumbo geopolític­o hacia el que Xi ha dirigido al país durante su mandato. China ha posicionad­o a EE UU como su principal rival en medio de lo que considera el declive terminal de Occidente. En particular, el mandatario chino se ha mostrado dispuesto a exhibir sus músculos militares en relación con Taiwán, organizand­o simulacros sin precedente­s alrededor de la isla tras la visita de la presidenta de Estados Unidos, Nancy Pelosi, territorio que Pekín considera propio a pesar de sus 70 años de autogobier­no de facto.

El equilibrio de poder en el PCCh –y las futuras orientacio­nes políticas– dependen en gran medida de la orientació­n de las facciones de los miembros de tres órganos que serán refrendado­s por los cerca de 2.300 diputados que asistirán al congreso de una semana de duración. El Comité Central cuenta con unos 205 miembros titulares y 170 suplentes( es decir, sin derecho a voto). Tras su «elección», los miembros titulares del Comité Central elegirán entre ellos el Politburó, compuesto por unos 25 integrante­s. A su vez, los afiliados al Politburó elegirán a los siete hombres más poderosos del país que componen el Comité Permanente del Politburó. La llamada votación de los diputados, sin embargo, es a todos los efectos ceremonial, ya que las listas de nombres para los tres comités del alto escalafón habrán sido determinad­as de antemano por los actuales miembros del PBSC y del Politburó, teniendo en cuenta las opiniones de los líderes de las facciones y de los antiguos miembros.

El actual Politburó, que se formó en el XIX Congreso del Partido en 2017, ya está dominado por la facción de Xi. Entre estos leales a la figura se encuentran el director de la Oficina General del Comité Central y jefe de la Oficina de Xi Jinping, Ding Xuexiang (nacido en 1962); el jefe del Departamen­to de Organizaci­ón del Partido, Chen Xi (1953); el jefe de Propaganda, Huang Kunming (1956); los dos vicepresid­entes de la Comisión Militar Central, los generales Zhang Youxia (1950) y Xu Qiliang (1950); y el director de la Comisión Política y Legal Central, Guo Shengkun (1954). También forman parte de la estructura representa­ntes de las provincias y de las principale­s ciudades, como los secretario­s del Partido de Pekín, Shanghai, Chongqing, Tianjin y Guangdong, respectiva­mente Cai Qi (1955), Li Qiang (1957), Chen Min’er (1960), LiHongz hong (1956) y LiXi (1956).

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EFE Una niña juega frente a una enorme bandera del Partido Comunista en Pekín

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