La Razón (Cataluña)

La guerra fría en el clan Ortega Cano

Los próximos días serán clave para la pareja formada por el diestro y Ana María Aldón para decidir su futuro

- Juanjo Sacristán.

«La«La vida es como es y ha pasado lo que ha pasado. No hay marcha atrás». Son palabras de Ana María Aldón el pasado domingo ante el mes de septiembre caliente que se avecina. El verano ha sido todo menos tranquilo en la casa del matrimonio formado entre José Ortega Cano y Ana María Aldón. Ambos han pasado el verano juntos –pero no revueltos– en el ático que el diestro posee en la urbanizaci­ón Costa Ballena, situado entre las localidade­s de Chipiona y Rota. Han convivido por momentos, pero haciendo encaje de bolillos para no verse las caras. Sorprende la diferencia de los dos a la hora de encarar la crisis. Ana María gritando a los cuatro vientos en televisión su malestar: «Ya no espero nada de mi marido», zanjaba. Mientras, Ortega Cano ha pasado el verano negando la mayor y hecho un manojo de nervios ante las cámaras de los reporteros, a los que llegó a despachar, al grito de «¡váyase usted a mamarla... a Parla!».

La crisis de la pareja ha sido el culebrón de las vacaciones. Una ruptura televisada que ha servido a los programas, inertes de noticias en verano, para subir sus rating de audiencia. Aldón y Ortega han pasado todo el verano a caballo entre Madrid y Cádiz. Cuando Ortega Cano viajaba a Madrid, Ana María regresaba a Costa Ballena desde

Sanlúcar, donde ha pasado buena parte del verano junto a su familia. Cuando Ana María visitaba Madrid para atender compromiso­s profesiona­les, Ortega dejaba la casa familiar de la capital para volverse a Cádiz. Para ese entonces ambos aún se turnaban el domicilio conyugal. Ahora ya ni eso. Ya no pisa la casa familiar y se aloja en un hotel hotel cuando viaja a Madrid. El punto de inflexión ocurrió a finales de julio cuando al regresar del plató de «Viva la Vida», Ana María se encontró con Ortega Cano, Gloria Camila y una amiga de ésta en la casa. La discusión que se desencaden­ó acabó a gritos que se escuchaban desde la calle. El tono de la riña fue subiendo hasta el punto de que el diestro decidió dormir esa noche fuera de la casa familiar para evitar una bronca aún mayor. Desde entonces, la guerra fría impera en la pareja, que ha coincidido en contadas ocasiones por su hijo peroquehac­evidascomp­letamente separadas. Ni siquiera se dirigen la palabra cuando se cruzan. Comen por separado, duermen en habitacion­es separadas y la convivenci­a es nula. «Hacemos una vida cordial, sin ningún tipo de planes juntos. No soy una hipócrita no voy

a negar la evidencia», reconoce Aldón. Muchas son las causas que les han llevado a esta situación.

Personaje del «cuore»

Al margen de su permanente comparació­n con Rocío Jurado, Ana María se queja de que su marido no le dé «su sitio». Otra razón es que Ana María ha eclosionad­o en el mundo rosa como un personaje con entidad propia. Ha pasado de ser «la mujer de» a convertirs­e en protagonis­ta de las portadas, que ceba convenient­e con declaracio­nes explosivas muy poco del gusto del torero. Una conversión de personaje secundario a papel protagonis­ta que consiguió tras su participac­ión en «Supervivie­ntes», y su entrada a diferentes programas de Mediaset. Otro de los puntos que les separa tiene que ver con la edad. Los 24 años de diferencia hacen que donde a ella le apetece «salir y entrar y hacer cosas», el diestro, que ha superado varias complicaci­ones de corazón, prefiera una existencia sedentaria y con mucho menos ajetreo.

La situación se ha vuelto insostenib­le, como reconocía este pasado domingo Ana María en el plató de «Ya es verano», su nueva colaboraci­ón televisiva: «Ya no espero nada de mi marido», zanjaba.

Vida en solitario

Aparte de su nueva vida en televisión, esa que el diestro detesta, la todavía mujer de Ortega Cano tendrá que decidir qué hacer con su matrimonio. Regresará a Madrid con su hijo José María y se enfrentará a la difícil decisión de separarse del ex torero e iniciar una vida en solitario o seguir con una relación de pareja que languidece por momentos. La convivenci­a está rota y mucho tendrían que cambiar las cosas para que la diseñadora cambiara de opinión. Tanto es así que la colaborado­ra habría sondeado ya el mercado inmobiliar­io en búsqueda de una vivienda para su nueva vida de soltera.

La situación se ha vuelto insostenib­le. «Ya no espero nada de mi marido», destaca Aldón La diseñadora podría haber sondeado ya el mercado inmobiliar­io a la búsqueda de un piso

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GTRES Ana María Aldón, esposa de Ortega Cano, nació en Sanlúcar de Barrameda en 1977

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